Ayer, cuando ya había caído la tarde, un grupo de vecinos marchó desde Ciudad Nueva hasta el centro de la ciudad, para reclamar por la adjudicación de viviendas y terrenos, bajo el eslogan de «Viviendas dignas ya». La convocatoria a esta marcha había sido efectuada desde días antes por el referente en la organización de la misma, Kevin Ríos, quien había manifestado la intención de entregar al Intendente Municipal un petitorio.
Los manifestantes se congregaron con pancartas frente a la Municipalidad a la espera de ser recibidos por las autoridades. Allí, Rios, efectuó declaraciones y exteriorizó la demanda que los había traído hasta el lugar.
Ante los medios de comunicación presentes, Kevin Ríos, comenzó a llamar desde su celular a los números telefónicos de varios funcionarios municipales, para hacerles saber que les aguardaban, sin hallar respuesta. Esto generó, entre los concurrentes, una mayor exasperación.
Seguidamente, los vecinos movilizados se dirigieron, por la avenida San Martín, en contramano, hasta el domicilio particular del Intendente Municipal Mariano Barroso. El jefe comunal los atendió, escuchando sus demandas y, al mismo tiempo, les explicó las tareas de gestión que se están desarrollando en material de vivienda. En el mismo acto, invitó a quienes desearan acompañarlo, el día martes, al Instituto de la Vivienda provincial, con sede en La Plata, para interiorizarse sobre la misma cuestión.
La irrupción de los vecinos en el domicilio particular del Intendente Municipal, en tono de manifestación, un hecho inedito en la historia reciente nuevejuliense, motivó la presencia de tres móviles policiales. Asimismo, un grupo de uniformados, provistos de escudos antidisturbio, se parapetó frente a la fachada de la vivienda.
El tono de los vecinos reclamantes fue elevado y por momentos se creó tensión en el diálogo. Frente a ello, cabe reflexionar acerca de dos aspectos que han confluido en la poco feliz escena de ayer: por un lado, el legítimo derecho de expresarse, de manifestarse libremente, que tienen los vecinos y, por otro, la mesurada línea que separa el ámbito privado del público y el respeto y decoro que deben guardarse ante la figura del mandatario que ha sido elegido democráticamente por el pueblo.
