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miércoles, abril 24, 2024

«Claroscuros de la visita del Papa a Chile y Perú»

 

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Por Eduardo Gallo Llorente [email protected]

Francisco terminó su sexta y más difícil gira sudamericana sin visitar nuestro país, ha visitado todos salvo las Guyanas, Venezuela, Uruguay y la Argentina. Las Guyanas tienen poca población católica, Venezuela está casi al borde de una guerra civil, Uruguay es el país más laico de Latinoamérica y además está muy cerca de la zona más poblada de la Argentina. Sobrevoló el territorio nacional y envió desde el avión un saludo frío y protocolar en idioma inglés, cuestión que llamó la atención ya que siendo un Papa argentino debería haber mandado un saludo en nuestro idioma que es el suyo, como ha hecho en otras oportunidades en que sobrevoló nuestro territorio. Errores protocolares comete cualquiera, hasta el Papa y su entorno.
La visita a Chile estuvo empañada por varios temas: los abusos sexuales por parte de algunos clérigos, el incendio de varias iglesias y la ocupación de la Nunciatura. Algo inédito en la historia de este pontificado. Es la primera vez que en un país se producen tantas reacciones negativas ante la llegada del jefe de la Iglesia. Las razones de las protestas se conocían de antemano, además del elevado costo de la visita del que se hizo cargo el estado chileno, existían otras espinas que empañaron el viaje. Los abusos del clero y la supuesta protección del Obispo Barros de la diócesis de Osorno al sacerdote Fernando Karadima fueron muy cuestionados por laicos y periodistas. La situación de los mapuches preocupaba de antemano pero afortunadamente no hubo mayores problemas. Durante su visita a Temuco en plena Araucanía se encontró con muchos de ellos que suman alrededor de un millón en Chile y unos 300 mil en Argentina. Hace un tiempo reclaman tierras a ambos lados de la cordillera y últimamente algunos grupos radicalizados cometieron varios actos violentos. En dicha misa, en Temuco, el Papa habló en contra de la violencia “la violencia llama a la violencia”, dijo.
En Iquique, al norte de Chile, alguna vez Bolivia, su misa no fue todo lo multitudinaria que se esperaba. Pocos bolivianos cruzaron la frontera, a pesar de su cercanía, para ver al Papa. En alguna oportunidad, Francisco, había hecho declaraciones que fueron tomadas por los bolivianos a favor de una salida al mar para Bolivia. Finalmente el Papa no se manifestó sobre este tema tal cual lo había anunciado el presidente de Bolivia Evo Morales.
Los periodistas chilenos lo interrogaron sobre el Obispo Barros y dijo una frase poco feliz “no hay una sola prueba contra el Obispo Barros, son todas calumnias, el día que me traigan pruebas voy a hablar”. Como todos sabemos es casi imposible que haya pruebas de hechos de esa índole que ocurrieron hace muchísimos años. Luego, en una conferencia de prensa pidió disculpas por el uso de la palabra pruebas afirmando que debería haber empleado la palabra evidencias, que no es tan contundente como pruebas. Durante su estadía en Chile también llamó la atención que no se reuniera con el presidente electo, Sebastían Piñera, un empresario devenido en político y que ganó las ultimas elecciones democráticas. Un caso similar al de Mauricio Macri en nuestro país. Pareciera que Francisco no quiere estar cerca de los políticos de centro derecha y más si son empresarios ricos. Chile fue la primera nación que se resistió a los encantos del Papa de los pobres, la misericordia y el amor.
En Perú hubo más fervor que en Chile a diferencia de los sucedió en su primera escala donde reinó la apatía, tensión y frialdad, los peruanos salieron masivamente a darle una colorida y afectuosa bienvenida. En una de sus homilías se refirió al tema de la corrupción en los gobiernos de Latinoamérica, justo en Perú donde el presidente Pedro Pablo Kuczynski estuvo a punto de ser destituido por el escándalo de Odebrecht que repartió coimas por toda Latinoamérica, incluida la Argentina. Su frase textual fue: “la política en América Latina está más enferma que sana”. En otra oportunidad instó a luchar contra la plaga del femicidio en nuestra región. En Maldonado, en la Amazonía peruana, habló también sobre la defensa del ecosistema y terminó su visita en Perú con una misa en la playa Lobito, cercana a la ciudad de Trujillo.
De su visita a nuestro país, no se refirió ni en público ni aparentemente en privado. José Grabois, allegado al Papa y líder de un movimiento social dijo que “los argentinos nos sentimos muchas veces el ombligo del mundo”. Esto puede ser cierto pero me parece que no aplica en esta ocasión. Personalmente pienso que a pesar de la grieta, el Papa argentino debería visitar a sus connacionales como han hecho los Papas no italianos anteriormente. Si no realiza esa visita este año que no es un año electoral, difícilmente lo haga en el 2019 en el que hay elecciones presidenciales en nuestro país.
Eduardo Gallo Llorente
26 de Enero 2018

odos salvo las Guyanas, Venezuela, Uruguay y la Argentina. Las Guyanas tienen poca población católica, Venezuela está casi al borde de una guerra civil, Uruguay es el país más laico de Latinoamérica y además está muy cerca de la zona más poblada de la Argentina. Sobrevoló el territorio nacional y envió desde el avión un saludo frío y protocolar en idioma inglés, cuestión que llamó la atención ya que siendo un Papa argentino debería haber mandado un saludo en nuestro idioma que es el suyo, como ha hecho en otras oportunidades en que sobrevoló nuestro territorio. Errores protocolares comete cualquiera, hasta el Papa y su entorno.
La visita a Chile estuvo empañada por varios temas: los abusos sexuales por parte de algunos clérigos, el incendio de varias iglesias y la ocupación de la Nunciatura. Algo inédito en la historia de este pontificado. Es la primera vez que en un país se producen tantas reacciones negativas ante la llegada del jefe de la Iglesia. Las razones de las protestas se conocían de antemano, además del elevado costo de la visita del que se hizo cargo el estado chileno, existían otras espinas que empañaron el viaje. Los abusos del clero y la supuesta protección del Obispo Barros de la diócesis de Osorno al sacerdote Fernando Karadima fueron muy cuestionados por laicos y periodistas. La situación de los mapuches preocupaba de antemano pero afortunadamente no hubo mayores problemas. Durante su visita a Temuco en plena Araucanía se encontró con muchos de ellos que suman alrededor de un millón en Chile y unos 300 mil en Argentina. Hace un tiempo reclaman tierras a ambos lados de la cordillera y últimamente algunos grupos radicalizados cometieron varios actos violentos. En dicha misa, en Temuco, el Papa habló en contra de la violencia “la violencia llama a la violencia”, dijo.
En Iquique, al norte de Chile, alguna vez Bolivia, su misa no fue todo lo multitudinaria que se esperaba. Pocos bolivianos cruzaron la frontera, a pesar de su cercanía, para ver al Papa. En alguna oportunidad, Francisco, había hecho declaraciones que fueron tomadas por los bolivianos a favor de una salida al mar para Bolivia. Finalmente el Papa no se manifestó sobre este tema tal cual lo había anunciado el presidente de Bolivia Evo Morales.
Los periodistas chilenos lo interrogaron sobre el Obispo Barros y dijo una frase poco feliz “no hay una sola prueba contra el Obispo Barros, son todas calumnias, el día que me traigan pruebas voy a hablar”. Como todos sabemos es casi imposible que haya pruebas de hechos de esa índole que ocurrieron hace muchísimos años. Luego, en una conferencia de prensa pidió disculpas por el uso de la palabra pruebas afirmando que debería haber empleado la palabra evidencias, que no es tan contundente como pruebas. Durante su estadía en Chile también llamó la atención que no se reuniera con el presidente electo, Sebastían Piñera, un empresario devenido en político y que ganó las ultimas elecciones democráticas. Un caso similar al de Mauricio Macri en nuestro país. Pareciera que Francisco no quiere estar cerca de los políticos de centro derecha y más si son empresarios ricos. Chile fue la primera nación que se resistió a los encantos del Papa de los pobres, la misericordia y el amor.
En Perú hubo más fervor que en Chile a diferencia de los sucedió en su primera escala donde reinó la apatía, tensión y frialdad, los peruanos salieron masivamente a darle una colorida y afectuosa bienvenida. En una de sus homilías se refirió al tema de la corrupción en los gobiernos de Latinoamérica, justo en Perú donde el presidente Pedro Pablo Kuczynski estuvo a punto de ser destituido por el escándalo de Odebrecht que repartió coimas por toda Latinoamérica, incluida la Argentina. Su frase textual fue: “la política en América Latina está más enferma que sana”. En otra oportunidad instó a luchar contra la plaga del femicidio en nuestra región. En Maldonado, en la Amazonía peruana, habló también sobre la defensa del ecosistema y terminó su visita en Perú con una misa en la playa Lobito, cercana a la ciudad de Trujillo.
De su visita a nuestro país, no se refirió ni en público ni aparentemente en privado. José Grabois, allegado al Papa y líder de un movimiento social dijo que “los argentinos nos sentimos muchas veces el ombligo del mundo”. Esto puede ser cierto pero me parece que no aplica en esta ocasión. Personalmente pienso que a pesar de la grieta, el Papa argentino debería visitar a sus connacionales como han hecho los Papas no italianos anteriormente. Si no realiza esa visita este año que no es un año electoral, difícilmente lo haga en el 2019 en el que hay elecciones presidenciales en nuestro país.
Eduardo Gallo Llorente
26 de Enero 2018

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