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Nueve de Julio
viernes, abril 26, 2024

Anoche en el Homenaje a Zitarrosa acompañaron en guitarras Carlos y José Luis Denda

Los Manseros Santiagueños fueron el gran imán del fervor de la madrugada. Antes, la evocación de viejas canciones encontró varios intérpretes.El inmenso gentío los ovacionó largamente y agregó un nuevo capítulo a la leyenda nueva del conjunto, la de la masividad al cabo de más de medio siglo de escenarios
Fue la llamada “Noche de los clásicos”, una reunión con mucho de nostalgia y cantidad de canciones siempre despiertas en los labios de la gente.
Como para reavivar los fuegos que encendieron la segunda luna, Néstor Garnica trajo su violín en llamas dispuesto a arder con un puñado de chacareras que se arrojaron como brasas sobre el ánimo de la Plaza. El violinero santiagueño se tomó un respiro para encarar un final en lo alto con su tema La niña de los ojos claros. Y hubo un bis, por supuesto, con la plaza de pie clamando otra chacarera.
Pero la evocación venía al galope. Los Cuatro de Córdoba, de inmediato, marcaron su pertenencia con Soy cordobés, un repaso sentimental de nombres y lugares docteños. Víctor Hugo Godoy, al paso, subrayaría la figura de Agustín Tosco. “Ese era un sindicalista de verdad”, dijo. Y a continuación llegó un homenaje a Horacio Guarany con El gran bailarín, que renovó en escena ese viejo sabor festivalero que el conjunto ha logrado detener en una de las maneras de vivir el folklore de los años ‘60/’70.
Opus cuatro, después, con timbres renovados acercó otra parte del ayer, la de los grupos vocales y sus arreglos con pulos y onomatopeyas en la boca.

ACOMPAÑARON CARLOS Y JOSE LUIS DENDA

Luego, el homenaje a Alfredo Zitarrosa propuso cerrar los ojos y sentirlo al gran cantor uruguayo y con cuatro guitarras refrescando aquella manera. El ansia de reproducción fiel más fuerte que el de recreación se hizo posible por el modo y el timbre de la voz del protagonista, Carlos Méndez, y las guitarras de Carlos Denda (nuevejuliense) y José Luis Denda para apuntar el mìtico clima.
Canción con todos
César Isella, uno de los creadores que ha jalonado el cancionero argentino, regresó con 60 años contados en el camino de la música, dispuesto a servir alguna de sus canciones (Fuego en Animaná, Padre del carnaval que compuso con Horacio Guarany). Hizo una rara versión agitada de Canción de las simples cosas, y a la hora del final de Canción con todos, puso a toda la plaza a cantar.
La América morena original también salió a escena con el encuentro de Tomás Lipán y Rubén Patagonia, de norte a sur.
Los pasos volvieron al sendero de la nostalgia con Los Siempre Tucu.
Llegó el mendocino Marcelino Azaguate,  con una invitación especial al Negro Valdivia para poner los pies en la danza junto a otros como Laura Giastiagini y Ariana Andreoli.
Polo Román trajo el eco de los legendarios Chalchaleros, con su bombo y resultó decisivo para la ilusión de un viaje en el tiempo, el color y los modos de la voz de Félix Saravia, sobrino de Juan Carlos.
(La Voz – Alejandro Mareco)

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