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Nueve de Julio
jueves, abril 25, 2024

Eduardo L. Menéndez Spina

menendez1  Una vida dedicada al saber
* Nacido en 9 de Julio, lugar donde también vio la luz su madre, siendo niño se radicó en Buenos Aires.
* Desde 1977, es profesor-investigador del Centro de Investigaciones y  estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-DF/México).
* Estudió bachillerato en antropología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), tiene máster en  Salud Pública (Escuela de Salu Pública/México) y doctorado en antropología social (UNBA).
* En 2009, la Universidad Rovira i Virgili (España) le otorgó a el título de Doctor Honoris Causa y en 2015 lo hizo la Universidad Nacional de Rosario.
* Sus investigaciones analizan el proceso salud-enfermedad-atención sobre la base de la dialéctica sujeto-estructura y en las relaciones de hegemonía/subalternidad entre los modelos de atención, en los que se ha concentrado su producción teórica, desarrollando principalmente los conceptos de Modelo Médico Hegemónico y Modelo Autoatención, que se abordan en esta entrevista.
Tal como lo expresa la Dra. Arachu Castro, de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Eduardo Menéndez Spina, «es la figura de mayor trascendencia de la antropología médica en América Latina; pues gracias a su labor docente e investigadora se han beneficiado generaciones de antropólogos y antropólogas durante más de tres décadas, tanto en México como en toda la región latinoamericana».
Nacido en 9 de Julio el 12 de diciembre de 1934, era hijo de padre asturiano y madre argentina, hija de calabreses.
Desde muy pequeño, junto con su familia, se radicó en Buenos Aires. Allí, en la biblioteca de sus tíos, fue constante y concentrado lector desde muy joven, hábito que evidentemente le dio no solamente contenidos y desafíos imaginativos sino una práctica de lectura y análisis cuyas consecuencias hoy disfrutan los que estan cerca de él.

RECUERDOS DE LA INFANCIA
De su infancia le marcaron sus experiencias de infancia de clase baja, dado que su padre era obrero, y durante su infancia vivió en tres barrios de Buenos Aires, y todos fueron barrios de clase baja. No obstante, el barrio con el cual está más identificado, y en el cual vivió en la primera infancia tenía nombre propio: “el barrio de la algodonera”, porque cerca de Dorrego y Rivera había una gran fábrica textil que dominaba todo el barrio.
«Yo vivía -recuerda- en Andrés Arguibel (Emilio Ravignani) 1243, a media cuadra de Rivera (Av. Córdoba), que era una zona situada entre Villa Crespo, Chacarita y Colegiales. Cuando tenía cuatro años, el Maldonado estaba todavía abierto, y lo recuerdo muy ancho y profundo, pero debe ser parte de mis distorsionadas imágenes infantiles. Bueno, en ese barrio crecí, ahí aprendí a jugar al fútbol, ahí aprendí a tener amigos. Desde los cuatro o cinco años, aprendí también a ir al cine con mis primos y amigos; de los dos ‘biógrafos’ a los que íbamos».
«Hice -prosigue- la primaria en tres escuelas distintas; el nacional lo cursé en el Mariano Moreno hasta tercer año, mientras que cuarto y quinto lo hice de noche en un colegio que quedaba en la calle Bartolomé Mitre y que no me acuerdo de cómo se llamaba. Ambos colegios tuvieron que ver no sólo con mi formación educativa formal, sino con otros aspectos importantes de mi vida. Los dos colegios estaban fuertemente politizados y, sobre todo en la escuela nocturna, las discusiones en torno al peronismo y al “comunismo” eran constantes y radicalizadas».

FORMACION ACADEMIDA

Menéndez Spina se graduó como licenciado en ciencias antropológicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UNBA) en 1963.
Entre 1963 y 1966 realizó su primera investigación, que supuso una estadía de diez meses continuos de trabajo de campo en una pequeña comunidad de la provincia de Entre Ríos. De 1960 a 1966 formó parte de los cuerpos académicos colegiados del Departamento de Ciencias Antropológicas y participó en grupos de estudios interdisciplinarios que influyeron en su formación. Estos grupos estaban conformados por especialistas en historia de las mentalidades; otros por psicoanalistas, filósofos  y otros más por antropólogos.
En 1966 renunció a todos sus cargos en la Universidad de Buenos Aires como parte de una protesta colectiva ante la instauración de una nueva dictadura política en Argentina y se dedicó a actividades de investigación en el Instituto Di Tella, el Centro del Habitat y el IPRUL. Realizó actividades docentes en la Universidad del Salvador, la Universidad de Belgrado y otros centros universitarios.
A partir de 1971 se desempeñó como director del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de la Provincia de Buenos Aires. Trabajó en una investigación colectiva sobre el nivel de vida de la población rural de la provincia de Misiones y formó parte de un equipo interdisciplinario en el Instituto de Medicina Ocupacional de la Facultad de Medicina de la UNBA, con el cual se desarrollaron trabajos sobre trabajadores mineros, operadores de camiones y obreros de la industria ceramista.

HACIA MEXICO

Expulsado de su país natal por las nefastas consecuencias del golpe militar de 1976, llegó a tierra mexicana titulándose en 1980 como Maestro en Salud Pública en la Escuela Nacional de Salud Pública de México, obteniendo en 1990 el grado de Doctor en Antropología Social en la escuela que lo formó como licenciado: la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Desde 1977 es investigador del CIESAS de México, institución en la que ha desarrollado la investigación y la docencia de manera continua y en la que ha organizado y dirigido el Seminario Permanente de Antropología Médica (SEPAM), lugar fundamental de discusión y desarrollo académico que los agrupa desde los tiempos que compartía la Casa Chata. Espacio en el que el Maestro muestra su vena analítica, teórica, metodológica y empírica.
ha dirigido innumerables tesis de licenciatura y de posgrado.
A partir de sus investigaciones ha publicado numerosos artículos y capítulos de libros: «Cura y control: La apropiación de los social por la práctica psiquiátrica» (1979); «Morir de alcohol» (1990); «Antropología médica: Orientaciones, desigualdades y transacciones» (1990); «La parte negada de la cultura» (2010); «De sujetos saberes y estructuras. Introducción al enfoque relacional en el estudio de la salud colectiva» (2009), «Participación social: Metodología, Problemas y Expectativas» (1999) son algunos de sus libros. Asimismo, ha sido distinguido en numerosos congresos y reuniones científicas por su amplia trayectoria como antropólogo.

SUS APORTES

El Dr. Hugo Spinelli, Director del Instituto de Salud Colectiva de la Universidad de Lanús señala que los aportes de Eduardo Menéndez Spina «se reconocen en diversas disciplinas (Antropología, Sociología, Medicina, Epidemiología, entre otras) lo que constituye sin duda un acervo fundamental para pensar el efecto de los procesos económico/políticos e  ideológico/culturales sobre los procesos de salud/enfermedad/atención».
«Su intenso -añade Spinelli- recorrido académico expresa la riqueza de un trabajo que se nutre tanto de la exploración teórica como de su experiencia de trabajo empírico en diversos contextos sociocul turales y económicos, lo que lo convierte en un profesional destacado, reconocido por sus aportes, no solo en el campo de la Antropología, sino también en el del pensamiento crítico en salud, dentro de la Medicina Social y la Salud Colectiva”.

PALABRAS FINALES
Su pensamiento se interna en el análisis de prácticas y representaciones sociales que nos hablan de una concepción amplia y rigurosa de la Antropología Médica. En una de sus últimas publicaciones, La parte negada de la cultura, Menéndez vuelve a ejercitar su cualidad de preguntarse por lo invisibilizado.
Para Catalina Denman, «la prolífica producción de Menéndez ha beneficiado, no sólo a quienes lo leen desde el campo especializado de la antropología médica, sino desde la antropología social y cultural al dirigirse a las interrogantes centrales que nos hacemos desde esta disciplina».
«Ha sido crítico firme de las metodologías rápidas o superficiales cuando las ha visto lastimar el rigor de la investigación y ha sido defensor de los espacios de reflexión académica, particularmente en América Latina y especialmente en México”, indica Denman.
Menéndez Spina es una figura de renombre internacional, reconocido y valorado en los más importantes círculos del pensamiento antropológico..

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