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Nueve de Julio
viernes, marzo 29, 2024

Fue cerrada la Puerta de la Misericordia en la Catedral de 9 de Julio

El sábado último, en horas de la tarde, el obispo de la Diócesis de 9 de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, procedió a clausurar la puerta santa abierta en la Catedral de 9 de Julio, abierta con motivo de la celebración de la celebración del Año de la Misericordia.  Como se recordará, esta Puerta había sido abierta, hacia el lateral derecho del acceso principal al templo, en el marco del Jubileo de la Misericordia convocado por el papa Francisco, para promover «revolución de la ternura», la renovación espiritual, favorecer la reconciliación y realizar obras de caridad a favor de pobres y excluidos.
La Puerta Santa fue abierta, asimismo, para obtener la indulgencia plenaria. En el caso de 9 de Julio, el gesto fue precedido por la Peregrinación Diocesana al Monasterio Benedictino de Santa María de los Toldos.
Cabe recordar que el Papa clausurará formalmente el año jubilar en el Vaticano el próximo domingo, solemnidad de Cristo Rey, con el cierre de la “puerta santa” en la basílica de San Pedro.

LA HOMILIA DEL OBISPO
Al momento de clausurar la Puerta Santa Jubilar de la Catedral, el obispo diocesano recordó a los fieles que «todo cierre es una ocasión para hacer una especie de balance, una memoria agradecida, contemplando las maravillas obradas por el don del amor divino en nuestras propias vidas, en la comunidad cristiana, en el mundo».
«Veamos -añadió- como hoy se cierra una puerta y, a la vez, se inicia una peregrinación. ¡Todo un símbolo! Una metáfora impactante y desafiante de lo que nos espera como Iglesia de cara al futuro. Se cierra la puerta no para que permanezcamos encerrados en el temor o la comodidad de los espacios eclesiales sino, en todo caso, para permanecer unidos en la oración y la comunión fraterna condición de toda misión eficaz y fructífera».
El obispo sostuvo, en otro pasaje de su homilía, que «este año, por sobre todas las cosas, ha puesto a la Misericordia en el centro de la vida de la Iglesia».
«Ella deberá ser, de aquí en más, el “quicio” de la vida cristiana así como la motivación y el contenido, el rumbo y la meta de toda la acción eclesial para la salvación de la humanidad», dijo.
Monseñor Torrado Mosconi exhortó a los fieles para que,  «la Misericordia no quede solamente en palabras sino que siga marcando profundamente la tarea evangelizadora, el apostolado y la misión de todas y cada una de las realidades eclesiales de nuestra Iglesia particular».
«Queremos ser una Iglesia pobre y para los pobres, que tenga cada vez una mayor presencia y se haga cercana a los barrios y pueblos más necesitados. Que manifieste el corazón misericordioso de Jesús estando cerca de los que sufren, yendo a buscar a los que están lejos y especialmente al lado de los nuevos pobres a causa de la cultura del descarte y la marginación, de los heridos por las adicciones y de los abandonados en la soledad y la indiferencia», expresó, entre otros conceptos.

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