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viernes, abril 26, 2024

Historias de vida: Néstor Contarini

contariniUna trayectoria destacada, un legado de honor
* Dedicó, gran parte de su vida, a la relojería; trabajando, luego, en su propio comercio de relojería, fundado por su abuelo en 1908.
* Tuvo una gran pasión por su trabajo, como relojero y joyero, profesión que había comenzado a aprender siendo muy joven.
* Honesto y responsable, fue una persona de integridad moral y fe inquebrantable.
* Legó a su familia muchos valores como persona de bien, ejemplos de vida dignos de ser imitados.
* Contaba casi setenta años de edad cuando comenzó a incursionar en la pintura, dejando tras su fallecimiento varias obras que en la actualidad se encuentran exhibidas en diferentes lugares de la ciudad.

«La experiencia adquirida a través de los años añade un valor a la dignidad de las personas, según el cual el carácter esencial del ser humano que conoce y accede a la verdad lo lleva a profundizar en los aspectos morales mediante su particular vivencia de la vida activa y contemplativa»
(Santo Tomás de Aquino, adaptación).

El hombre contemporáneo, frente al vértigo de la producción y el consumismo, parece sustituir en forma sistemática los valores del “ser” por el del “tener”. Pareciera que el objetivo que determina en su conducta es el que atañe a la satisfacción de las necesidades relativas al bienestar material y personal, distantes al bien común.
Afortunadamente han existido -y existen- personas que, aún después de fallecidas, siguen dejando lecciones profundas de vida. Personas que han comprendido que la dignidad humana en se funda en su comprensión como unidad sustancial de alma y cuerpo, donde las facultades del alma, inteligencia y voluntad, posibilitan la libertad humana, base desde la cual se concibe la dignidad.
Arístides Néstor Contarini fue de esas personas que vivieron dignamente, que orientó su existencia  hacia la dignidad moral posibilitada por la vida activa, que involucraba obrar mediante acciones externas que perseguían la virtud y, por otro lado, mediante la vida contemplativa, que comprendía aquellas acciones internas propias a su verdad y los fines últimos.
Arístides Néstor Contarini, había nacido en Eduardo Castex, provincia de La Pampa, el 19 de abril de 1925, hijo de Hugo, inmigrante italiano, y de María Elena Raggio.
Su abuelo, Ciro Contarini, al inmigrar de Europa, se hubo radicado en 9 de Julio, con sus hijos. Aquí, junto a ellos, fundó una relojería y joyería, en 1908.
Su abuelo, quien además poseía conocimientos en ingeniería y arquitectura fue empleado en la Municipalidad de 9 de Julio con un cargo en el área de Obras Públicas. Es por ello que aún se conservan antiguos planos confeccionados por Ciro Contarini, de prolijos trazos cuidado diseño.
Los ancentros de Néstor provenía de una familia de trascendencia en la antigua Venecia; la misma que dio, en el pasado, al notable cardenal Gaspar Contarini,  vigoroso padre conciliar de la asamblea tridentina, y tenaz defensor de la obra de San Ignacio de Loyola.
Su abuelo Ciro Contarini abrió su joyería y relojería con sus hijos Gustavo y Hugo (padre de Néstor), ocupando el local de la Avenida Vedia 338 con la denominación de “La Veneziana”. El fundador estuvo al frente de la empresa hasta 1913, y desde ese año le sucedieron hijos Gustavo y Hugo Contarini primero y, posteriormente, tras el fallecimiento de Gustavo, tomó la posta Don Hugo.

JOYERO Y RELOJERO
En 1917, su padre, Hugo, se trasladó al pueblo pampeano, donde nació nuestro personaje.
Néstor abrazó en edad temprana la profesión de joyero y relojero. A poco de concluir sus estudios, hacia marzo de 1937, su padre le ofreció la posibilidad de aprender, a su lado, el oficio. Ésta, con el transcurrir del tiempo, fue la profesión de su vida.
Ulteriormente, por lapso de dos años -entre 1948 y 1949-, trabajó, en una importante joyería y relojería, en Santa Rosa, capital de su provincia natal. Luego, desempeñó tareas, en el mismo rubro en la Capital Federal; hasta enero de 1951, en que pasó a formar parte del personal de la sucursal Pehuajó, del  «Trust Joyero  Relojero», una importante firma comercial, para la época, que tenía su casa central en el emblemático edificio de Avenida Corrientes y 9 de Julio.

EN 9 DE JULIO
El 16 de septiembre de aquel año, por pedido de su padre, quien se encontraba instalado con comercio de relojería, en 9 de Julio, se radicó en esta ciudad. De este modo, habría de proseguir -en el rubro de relojería y joyería- la tarea iniciada tantos años atrás, por sus predecesores.
Cabe recordar que Don Hugo, como lo llamaban sus amigos y clientes, era un verdadero maestro en su oficio. Dominaba en forma muy completa el arte de grabar metales, cincelar, fabricar platería de campaña y alhajas. Además de su amplia experiencia como relojero era, al mismo tiempo, un excelente orfebre y artesano.
Néstor heredó de su padre sus cualidades profesionales, complementándolas con los adelantos que la tecnología iba brindando a apasionante universo de la relojería.
Durante varios años, Néstor, fabricó los afamados relojes mecánicos “Conther”, nombre derivado de “Contarini Hermanos”.Tras el fallecimiento de su padre, a comienzos de la década de 1960, Néstor junto a su hermano Hugo se instalaron en el amplio local de la calle Libertad.
A fines de 1987 la firma se dividió y Néstor junto a su esposa Lidia fundó Joyería y Relojería “LyN”.
Jamás dejó de practicar su profesión. Aún cuando estaba retirado de la actividad comercial, que había delegado en su esposa, se ocupaba de la compostura y reparación de relojes. En su propia casa había instalado un impecable taller, donde se desplegaban las más sofisticadas herramientas y toda clase de piezas y diminutas fornituras con las que devolvía a la vida los intricados mecanismos de relojería.

EL ARTE
Néstor Contarini se destacó como artista plástico. Muchos artistas, han descubierto, si cabe decirlo, su arte, como un auténtico don;  el cual, no ha provenido del estudio académico, pues para algunos, sólo de la comprensión y la búsqueda autodidáctica.
Néstor perteneció a esos artistas, que han descubierto en una etapa avanzada de su vida su don, uno, tan rico como  especial: la pintura.
En 1995, mientras cursaba los primeros años de sus estudios secundarios, por impulso de una de sus docentes en Plástica, se animó a realizar su primer trabajo. Aquél habría de constituirse, algo así, como prolegómeno de su talentosa inclinación. Al año siguiente, formándose como autodidacta, no sólo en esta área artística, sino también en otros saberes, comenzó a producir sus primeras obras.
Tal es así que, desde 1996, hasta el presente, ha pintado más de treinta cuadro, todos de significativo tamaño.
Predominaba, en su pintura, un estilo realista, de impecable matiz, paleta limpia y colores puros. En la mayor parte de su obra, abundan los paisajes enternecedores.
Tras el fallecimiento de Néstor Contarini algunos de sus obras pasaron a manos de instituciones culturales nuevejulienses. El Museo y Archivo Histórico “Julio de Vedia”, en su pinacoteca, conserva un cuadro que quedó inconcluso, pues su autor estaba trabajando en él al momento de su fallecimiento, con la finalidad de donarlo al repositorio donde hoy se exhibe.
Otros cuadros suyos se encuentran en la Biblioteca Popular “José Ingenieros” y una impresionante recreación de los edificios de la Catedral, la Municipalidad y el Banco de la Provincia de 9 de Julio se encuentra en la sede de la Curia Eclesiástica diocesana.

LECTURA Y CIENCIA
Néstor Contarini, además poseía una fuerte pasión hacia la lectura. En su copiosa biblioteca, tenía libros de diferentes tópicos, donde se destacan aquellos relacionados con la Filosofía, especialmente los escritos por francés Jean Guttón y por el danés Sören Kierkegaard, sus preferidos. Otras de las ciencias que atraían su atención eran la Astrofísica y la Física Subatómica. Había leído los tratados de Newton, Einstein, Prigogine, Reeves, Hawkin, entre otros, permitiéndole dominio sobre esas disciplinas.
Cómo católico práctico, de sólida fe, el conocimiento científico le llevó a  conjugar fe y razón. Ciertamente, esos caminos, también le conducen a la magnificencia y plenitud inabordable de su Dios.
Sin dudas, Néstor Contarini, poseía un espíritu tan  selecto como culto. Donde, la música, las ciencias y el arte, se aglutinaban en magnífica armonía.

PALABRAS FINALES
La carrera vital de Néstor Contarini, su pasión por la cultura y el talento de su pincel, se transportan más allá de la finitud del tiempo. Néstor fue un hombre de valores íntegros, de gran honor. Tuvo tres hijos y cinco nietos quienes llevan arraigados en sus vidas los valores transmitidos por él, sus enseñanzas y sus más nobles consejos. Ellos llevan adelante la antorcha espiritual legada por Néstor, logrando escapar, así, de la vorágine de este mundo tan complejo.

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