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jueves, noviembre 14, 2024

Impresiones: Concierto Amoroso, de Cecilia Rossetto

[22 de enero de 2011] Lo amoroso es un territorio vasto, amplio, casi inabarcable; una geografía que se extiende hacia afuera y se hunde hacia dentro; paisajes, imágenes, sensorialidades.  Allí, en lo amoroso, habita el amor, los amores, los diversos tipos de amores: parejas, amantes, amigos, compañeros, camaradas, padres, madres, hijos.  Ese universo que se multiplica en otros universos es el que Cecilia Rossetto abre, ofrece y comparte en este Concierto Amoroso, el contun dente y bellísimo espectáculo que ofrece viernes y sábados a las 21.00 horas en el Teatro La Comedia.

Vastedad de territorios y geografías, mundos internos, aguas por las cuales navegar, puertos para llegar, quedarse, irse y volver: Buenos Aires, Barcelona, La Habana.  Ciudades/puertos, ciudades con habitantes, los porteños, los de los puertos.  Habitantes físicos y espirituales, presencias, rituales, tambores, músicas y la permanencia de aquellas presencias, presencias reales, presencias que a veces son cuerpos y otras veces cuerpos inmateriales: agujeros vivos poblados de recuerdos como duendes, verdaderos mundos paralelos, objetos abstractos de existencia real.  Todo esto es la amalgama, el magma que corre por debajo, por dentro, lo que da vida a ese cuerpo bello, enorme, pura extensión, todo ese cuerpo que se necesita para que entre tanto mundo, tanto viaje, tanto amor, tanta resistencia, tanta poesía experimentada.

No hay modo sencillo ni directo para definir a Cecilia Rossetto.  Enumerar los intentos siempre incompletos y fallidos: actriz y cantante, sí, y más; mujer, claro, mucha mujer, y más; clown, entertainer, show-woman, sí, y más: no hay palabra que soporte tanto conte- nido.  En el escenario ella es el centro de este Concierto Amoroso -por ella ideado y dirigido- que, con el aporte drama- túrgico de Patricia Zangaro, es un Concierto Teatral que arma un relato hilando, hilvanando, viajando por la memoria y por las geografías internas y externas de los puertos y los encuentros y desencuentros en esos puertos.

El concierto tiene canciones, claro, música, sí, estupenda músi- ca; bello y amplio repertorio, arreglado y dirigido por el Maestro Freddy Va- ccarezza. Y -entre las canciones- poesías, textos, anécdotas y la magistral habilidad de construir un vínculo con quien la ve, la escucha, dialoga con ella.  La distancia desaparece, estamos todos cerca, casi en círculo de amigos: todo fluye con una naturalidad bien diseñada.  La voz de Rossetto (única, sello de identidad, simple y perfecta, técnica y expresiva, absolutamente propia y con resonancias y familiaridades: uno cierra los ojos y de a ratos no sabe si algo de Eladia, algo de María Elena, algo de la Rinaldi…; pero no, es ella que no imita a nadie y que contiene tanto…), la voz y el cuerpo, la energía/Rossetto toma el escenario y se derrama cual oleaje sobre la platea y vuelve hecha espuma.  Las olas van y vienen: Bola de Nieve, Roberto Carlos, Eladia Blázquez, alguna bella canción en italiano, alguna pertur- badoramente catalana, y Paco Ibañez y la poesía que no para.

¿Se puede pedir más? Sí, se puede: que se repita, que siga, que vuelva, que nos cuente otra anécdota, nos cante otra canción, nos recite otra poesía, nos convoque otros dioses, nos haga enamorar más, nos haga llorar más; que el abrazo siga, que las emociones (esos paisajes del pensamiento) fluyan y nosotros en ellas, amorosamente.

Publicado por Christian Lange (crítico del espectáculo)

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