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viernes, abril 19, 2024

La delirante historia de Michael, el fan obsesivo de Messi

DELIRANTEHISTORIA22

Tiene 16 años, vive en California, juega al fútbol y es fanático del Barcelona y de la “Pulga”. El plan detrás de la irrupción en la cancha que sorprendió al mundo.
“Los nervios me están pegando, pero tengo que superarlos”. Esas fueron las palabras de aliento que Michael Soto se dedicó a sí mismo desde Twitter, minutos antes de irrumpir en la cancha del estadio NRG y cumplir uno de sus sueños: poder abrazar a Lionel Messi.
Soto, de 16 años, fue quien irrumpió ayer en el campo de juego y sorprendió a Messi.
El plan del joven estadounidense de 16 años comenzó ayer: horas antes del partido, Soto compró el pasaje que lo llevaría de California, en donde vive junto a su familia, a Houston. Llegó pasadas las seis de la tarde de Estados Unidos, sólo dos antes del comienzo de la semifinal en la que la Selección argentina se impuso por cuatro goles.
“¡Ya casi es hora!”, relató de nuevo desde la red social del pajarito y publicó una foto desde la habitación del hotel Holiday Inn, ubicado sólo dos cuadras de la cancha. La noche le costó cien dólares, aunque no durmió ahí: terminó detenido por el osado gesto que celebraron hasta los hinchas estadounidenses.
Soto es delantero del equipo de la secundaria Emescal Canyon de California.
Se cambió para la ocasión: jogging, zapatillas deportivas, la camiseta de Argentina y una gorrita, como para rematar el look. Y esperó tranquilo: se tomó unas horas para armar su estrategia y decidir cuál iba a ser el para irrumpir en el campo de juego.
Se hospedó en el Holiday Inn, ubicado a sólo dos cuadras del estadio.
“Va a ser en el segundo tiempo. Ahí es cuando todos van a bajar”, anunció. “No lo vas a poder lograr”, lo retó una de sus seguidoras. “Mirá cómo lo hago”, fue la confiada respuesta del joven, todavía lejos del estadio.
“Los nervios me están pegando, pero tengo que superarlos”, advirtió al comienzo del entretiempo, momento que había elegido para descender de una de las bandejas altas de la cancha en la que se encontraba. “Es mucho más difícil de lo que pensaba”, reconoció durante el trayecto.
El descenso fue complicado, pero pronto se hizo la luz: mientras que los equipos regresaban al campo de juego, Michael encontró el modo de acercarse a su ídolo. “Ahí veo un lugar por el que puedo pasar. Sólo estoy esperando. Hay muchos guardias”.
Desde la platea, un amigo suyo tomó la posta del relato y comenzó una transmisión por Periscope de la cruzada de Soto. Más de siete mil personas lo vieron en vivo desde su usuario, mientras que otras millones lo siguieron por televisión, al menos a través del relato de los comentaristas dado que la transmisión oficial evitó mostrar el momento.
Su familia le regaló en marzo por su cumple la del Barcelona, también firmada por Lio.
Conforme con lo logrado, el delantero del equipo amateur de la secundaria Emescal Canyon de California se retiró del estadio con custodia.
¿Quién le quita lo bailado? No sólo sumó una historia para contar en el vestuario de su escuela, sino que además sumó su segunda camiseta autografiada por Messi: la primera, del Barcelona, fue su regalo de cumpleaños en marzo.

 

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