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miércoles, abril 24, 2024

Campanopolis: un viaje hacia el pasado

Nota escrita por Laura Maitena Añaños, joven radicada en este medio y propietraria del comercio «Miesencia» ubicado en Poratti 1070.
Se preguntarán ¿Qué es éste lugar? ¿Dónde queda? ¿Cómo pueden hacer para visitarlo? Esas son las mismas preguntas que me hice un tiempo atrás al ver una imagen de aquel bello lugar, que parecía en otro país o de un tiempo lejano. Así comencé a investigar.
Campanopolis se encuentra en Gonzalez Catán y es la obra de Antonio Campana.
Campana, hombre con espíritu creativo, dinámico y transgresor, al verse condenado a morir víctima de una enfermedad terminal, decide dar un vuelco total a su existencia. Se desprende de sus empresas y construye esto para él, su gente, familia y amigos, sin sentido comercial, apostando a la ilusión y al placer de crear algo sobre terrenos recuperados a un basural y empleando materiales de demoliciones, con amplio espíritu ecoló gico y regenerativo. Edifica una aldea, con mezclas de estilos, de reminiscencias medievales, en medio de bosques sembrados por él. Rompe los moldes de la construcción, porque hace lo contrario de todo arquitecto. En base a lo viejo construye lo nuevo.
Así nace Campanopolis, donde habitan los sueños de un hombre que dibujaba castillos en un cuaderno y de inmediato se ponía a levantarlos, mano a mano con un equipo de albañiles.
Esta aldea está formada por un grupo de construcciones unidas por callejuelas adoquinadas, pasajes, recovecos y lugares secretos. Responde a estilos diversos del medioevo europeo unidos para producir un ecléctico estilo propio.
Por un místico camino se recorren las Doce Casitas del Bosque, para transportarnos mágicamente hacia un lugar fantástico. Cuando todo esto parece increíble nos encontramos con fuentes, lagos, puentes de quebracho para recorrer las islas, muelles, un molino de viento holandés, una capilla colonial y una locomotora con vagones.
El Museo de Hierro es uno de los lugares más interesantes donde se exhiben todo tipo de rejas de hierro forjado, arañas colgantes, vitreaux, objetos antiguos y piezas de arte. También se destacan edificaciones donde los materiales empleados para su construcción son el tema como por ejemplo, la Casa de Piedra, el Museo de Madera.
Además se pueden recorrer el Pasaje del Búho, el Museo de los Caireles, la Iglesia, la Casa Proa de Barco y cientos de espacios secretos.
Los cuarenta edificios que componen este sitio, distribuidos sobre 200 hectáreas, están levantados y decorados con retazos de historia.
Por todo el complejo hay tablones de Argentinos Juniors, veinticuatro columnas perimetrales de las Galerías Pacífico en el salón de fiestas, calles adoquinadas de cuando el asfalto se impuso en toda Buenos Aires, una escalera de la Basílica de Luján, el primer carro de bomberos porteño tirado por caballos, señaladores del ferrocarril de Liverpool, tranqueras del Hipódromo de Palermo, una campana de un convento de clausura italiano, vitreaux señoriales de mansiones porteñas, dos ascensores del edificio de la Municipalidad de Buenos Aires, luces de la Plaza de Mayo y relojes con poste de la Plaza de Retiro.
Luego de visitarlo puedo decir que es un lugar encantado, atrapante, insólito, creativo, donde todos los objetos obtienen resignificación. Ver pisos de tejas o techos construidos con puertas es sorprendente. Creí por momentos haber viajado en el tiempo. Fue una experiencia diferente. Caminar por esa extraña y atrapante aldea es maravilloso.
En pocas palabras, Campanopolis puede describirse maravillosa e interesante. No se la pierdan.

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