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martes, abril 16, 2024

26 de enero: 102 aniversario de la muerte del Beato Cura Brochero

brocheroHace 102 años, el 26 de enero de 1914, moría en Villa del Tránsito, el Pbro. José Gabriel del Rosario Brochero, a sus 73 años de vida.
Murió -escribe el P. Antonio Aznar sj-  leproso, cieguito, pobre, viviendo de caridad y con la sotana sola que vestía (…)
En los que lo asistieron en sus últimos momentos como don Pío Angulo y el ahora doctor Teófilo Meana, “les quedó grabada en su espíritu aquella fe viva y tierna del Cura Brochero que, cegado en sus ojos de carne y teniendo en sus manos el santo Cristo parecía contemplarlo”. Y añaden que los conmovió hasta las lágrimas la humildad sencilla y llana del apóstol “pues, al decirle don Pío Angulo después de confesarlo y darle el santo Viático, si se sentía aliviado en su corazón, dio el señor Brochero expansión a los afectos de su espíritu y repetía con gozo inusitado: ‘Ahora, puestos los aparejos, estoy ya listo para el viaje. Lo restante queda a la misericordia de Jesucristo. Sé que el demonio me tenía escritos unos recibos de deudas. Pero con esto Jesucristo le ha rasgado los papeles; y nadie cobra de palabra’.
Con estos sentimientos y rezando rosarios pasó tres días más en que comulgó, hasta el 26 de enero de 1914 en que expiró.
El cadáver fue preparado y amortajado con piedad y devoción por la viejita serrana doña Rafa.
Se le enterró en la capilla de su Casa de Retiros en Villa del Tránsito. (AZNAR, A. El Cura Brochero. Vida heroica y santa, Córdoba 1964, pp. 83-84)
Actualmente, sus restos se encuentran en una urna ubicada en la pared que une la Casa de Retiros con el templo parroquial, y pueden ser venerados por los fieles desde ambos sitios. Es lugar de peregrinación constante de muchos que hoy, como ayer, van al encuentro de Brochero para pedirle que les muestre el amor de Dios, les alcance su gracia en las más diversas circunstancias.
El testimonio de su vida completamente entregada a Jesucristo y a la misión de anunciar el Evangelio a sus hermanos, quedó para siempre grabada a fuego en el corazón de quienes le conocieron. Su obra de evangelización integral, en la que los pobres tuvieron el lugar preferencial, animada por una fe sólida, una esperanza movilizadora y una caridad ardiente y activa, perdura hasta el día de hoy. Signo viviente de Jesús buen Pastor, la figura del Cura Brochero sigue viva en la memoria de los creyentes y, particularmente, de los sacerdotes Córdoba y los seminaristas del Seminario Mayor de Córdoba, Nuestra Señora de Loreto, al cual ingresó muy joven y en el cual transcurrió los años de su formación presbiteral inicial.
Confiando en la intercesión de la Santísima Virgen María, “la Purísima”, como él la llamaba, pedimos al Señor la gracia de su pronta canonización.

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