En la ciudad de 9 de Julio del mismo modo que en distintas ciudades del país, el paro se hizo sentir en determinados sectores: transporte, bancos y educación.
En grandes ciudades como Buenos Aires tuvo mayor repercusión por el transporte que impidió a mucha gente ir a trabajar, recorriendo grandes distancias.
La medida de fuerza es un reclamo para cambiar o eliminar el impuesto a las ganancias, un aumento de emergencia para los jubilados y un sinceramiento del Gobierno sobre la inflación real.
La huelga fue impulsada por 22 sindicatos del transporte que cuentan con el apoyo de las CGT opositoras de Moyano y Barrionuevo, de la CTA de Micheli y de los bancarios.
La CGT que conduce Antonio Caló dejó «en libertad de acción» a sus afiliados.
A nivel local se hizo sentir el paro en el transporte de cargas, entidades bancarias especialmente en las principales como Provincia y Nación, estaciones de servicio adheridas y en las escuelas de gestión pública con alto acatamiento a la medida.
En tanto el comercio y la industria y servicios trabajaron de manera normal.