spot_img
spot_img
19.2 C
Nueve de Julio
jueves, abril 18, 2024

Autorretrato entre la frontera de México y los Estados Unidos. Frida Kahlo.

Escribe Cristina Moscato
Pasada la revolución  mexicana,  comienza  en ese país  un período histórico político conocido como el maximato (1924-1934).  El mismo debe su nombre a Plutarco Elías Calles, apodado  el  ¨Jefe máximo de la Revolución¨  a cuyo poder se subordinan  durante la década, todos los presidentes  que le suceden  luego de su mandato (1924/1928).

autoretrato
Durante esta época la situación de los muralis- tas mexicanos  empeora considerablemente. La destitución de José Vasconcelos como ministro de cultura, trae aparejada una decidida  falta de apoyo a la pintura mural; se rescinden contratos, disminuye el número de encargos y algunos frescos son destruidos, incluso ¨La creación¨ el primer mural  pintado por Diego Rivera  en el Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria,  cuyo tema central es la formación de la raza mexicana.
El flamante matrimonio Rivera –Kahlo, ante la falta de trabajo, las persecuciones políticas y las acciones represivas  de Calles a quienes piensan diferente,  decide  mudarse a los Estados Unidos. El muralista  llega a San Francisco en 1930 acompañado de su mujer, con un trabajo concreto y un permiso de estancia obtenido a través de  un coleccionista de arte que cuenta   con la influencia suficiente para hacer entrar al país a un ex comunista. (Rivera  se había desafilado del partido por desacuerdos con la política de Stalin).
La vida de la pareja, que transcurre en Estados Unidos  en  los primeros años de la  Gran Depresión,  genera en Frida, sentimientos ambivalen- tes hacia el pueblo norteamericano.  Siente admiración por el desarrollo tecnológico que se vislumbra, pero también una suerte de rechazo por sus consecuencias.
¨El gringuerío no me cae del todo bien¨ escribe a una amiga, ¨son gente muy sosa y todos tienen cara de bizcochos crudos¨.  En otra carta rezonga: ¨La Higt-Society de aquí me saca de quicio y me sublevan esos tipos ricos, pues he visto a miles de personas en la peor de la miserias, sin lo mínimo para comer y sin un lugar  dónde dormir, eso es lo que más me ha impresionado; es espantoso ver a estos ricos que celebran fiestas de día y de  noche  mientras miles y miles de personas mueren de hambre…   Aún, cuando me interesa mucho todo el progreso industrial y mecánico de USA encuentro que los americanos carecen de toda sensibilidad y sentido del decoro¨.
Mientras Rivera cumple con su trabajo, Frida,  en la intimidad, como sucede desde los 18 años y luego de que  un terrible accidente  la condenara a una larga convalecencia, pasa largas horas frente al caballete.
En 1932 deprimida por la pérdida de su segundo embarazo, amargada por la oposición de Rivera a su anhelo de regresar  a la  tierra natal y  llena de añoranza,  realiza un  óleo sobre metal de 31 cm x 35 cm  conocido  como   ¨Autorretrato en la frontera entre México y los Estados Unidos¨.  (Es de destacar que de las 150 obras que se le conocen, un tercio son autorretratos, índice de que su obra es un intenso trabajo autobiográ- fico).
Frida, morena, de cabello  renegrido y cejas tupidas, herencia de  una  madre mestiza  y un  padre europeo,   está  de pie,  fija como una estatua. Luce como de fiesta.  Lleva  un elegante vestido rosa  y hermosos guantes.  En una mano,  porta  una bandera mexicana y en la otra, un cigarrillo.  El pedestal, sobre el que está  parada,  marca la frontera  entre  ambos países.
El paisaje de México  (a su derecha) está dominado por los colores de la tierra y la  naturaleza.  Las flores con sus raíces ocupan el primer plano, dos ídolos de la fertilidad y una calavera en el medio representan el  ciclo vital. Más  atrás,  las antiguas deidades mexica- nas, simbolizadas por el sol y la luna, coronan  las ruinas de un templo precolombino.
El de Estados Unidos, a su izquierda, es precisamente, la contrapartida.  El  variado mundo vegetal del primer plano mexicano ha sido  sustituido aquí por artefactos eléctricos con cables que se asimilan a raíces y los símbolos del ciclo vital por máquinas que muestran  un mundo muerto.   Enormes  rascacielos aparecen en el lugar del templo. En sus pisos  moran las nuevas deidades de los americanos: banqueros, dueños de fábricas e industriales.   Sobre  un cielo oscurecido por el humo de la fábrica Ford,  se  alza la bandera del país del norte
Un pequeño generador de corriente en el suelo norteamericano  obtiene energía de las raíces de las plantas mexicanas y  alimenta el pedestal en que se halla Frida,  único punto de contacto entre los dos mundos.
El cuadro es actualmente propiedad de un coleccionista. Puede verse con todo detalle en distintas páginas de la web.

Más noticias