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viernes, julio 26, 2024

Falleció Don Rogelio Fortte

[10 de agosto de 2010] En la tarde de ayer se conoció la triste noticia del fallecimiento del estimado convecino y dilecto amigo de «EL 9 DE JULIO», Don Rogelio Fortte (foto), prestigioso empresario en el rubro de indumentaria para caballeros, quien presidió la Liga Nuevejuliense de Fútbol, manteniendo una acción ejecutiva descollante.

Don Rogelio había nacido en esta ciudad, en una casa de la calle Levalle,  el 8 de julio de 1917, en el hogar de Francisco Fortte y María Gracia Candia, inmigrantes italianos. Era el menor de tres hermanos, el mayor Juan Calde- raro Candia, hijo de las primeras nupcias de su madre; y José Pascual y Adolfo Fortte Candia.

Sus estudios los cursó en la Escuela Nº 4, que por entonces se encontraba en la avenida Río Paraná (hoy Antonio Aita). Tras la muerte de su padre, acaecida el  7 de julio de 1930, debió emplearse para ayudar al sostenimiento del hogar.

Su primer empleo lo obtuvo en la peluquería de Molinari y Montidoro, que se encontraba en Libertad entre La Rioja y Mitre. Asimismo, en la primera adolescencia, por lapso breve, ingresó como cadete a la Compañía de Electricidad del Sud Argentino.

EN «CASA GALLI»

Cierta vez, mientras aguardaba en la esquina de Libertad y La Rioja, alrededor de 1934, Eduardo Cánepa le ofreció la posibilidad de un empleo que, en principio, parecía ser temporario: cadete, durante una liquidación importante en la destacada «Casa Galli», una de las antiguas y afamadas en esta ciudad. Por entonces se encontraba al frente de la sucursal local, Misael Margaría, desde 1924.

Aunque debía permanecer sólo un mes, prosiguió por espacio  de 19 años,  efectivizado en su nombramiento. Aquí más tarde pudo ser cajero, vendedor, hasta desempeñar la jefatura de la sección de ropería, una de las más amplias de la tienda.

SESENTA AÑOS DE ACTIVIDAD EMPRESARIAL

El 20 de diciembre de 1950, presentó su renuncia a la «Casa Galli», para establecer un comercio de su propiedad, en la esquina de la avenida Mitre e Yrigoyen. Así el 3 de abril de 1951 estableció «Casa Fortte», en el rubro de tiendas y sastrería.

Dieciséis años después, tras producirse la muerte de Basagay, su viuda procedió a la venta de Casa «Ismarín». Fortte adquirió la firma, asociando a un sobrino suyo. En los años ochenta, tras indepen- dizarse laboralmente este último, Rogelio Fortte, quedó al frente del comercio y se mantuvo en él hasta pocos meses atrás, a- briendo su negocio y atendiéndolo diariamente con espíritu juvenil. Era notable verlo a Don Rogelio en su comercio, con más de noventa años de edad, brindando su atención cálida.

EL DEPORTE

Alrededor de 1930, con un grupo de jóvenes formaron la cuarta división del Club Atlético «9 de Julio». Aquí comenzó su actividad deportiva, en el fútbol. Más tarde, ascendió a la segunda división.

En 1935, además, jugaba para el Club Atlético «El Fortín», fundado recientemente. Existía una Liga independiente, que no pertenecía de la «del Oeste», donde estaban afiliados los clubes Compañía General Buenos Aires, Valerga, Huracán, Norum- bega y El Fortín.

El 15 de julio de 1935, debutó en primera división en el Club Atlético, en un partido disputado contra uno de los clubes de Carlos Casares. Aquel equipo lo integraban Alzueta, Cirola y Del Cueto, Llana, Boyero y Conti; Banchero, Vélez, Yaconis y Carabajal.

En 1937, pasó al Club «Juventud Unida». Aunque su preferencia era jugar desde el arco, debió hacerlo como «half derecho», en algunas ocasiones,   para reemplazar a su hermano Adolfo.

En 1941 pasó al Club Atlético «San Martín», para integrar el equipo funda- cional, donde hubo de retirarse del deporte activo. Aunque prosiguió integrando otros equipos organizados por algunas firmas comerciales.

EN LA LIGA NUEVEJULIENSE DE FUTBOL

Alrededor de 1943 ingresó como consejero a la Liga Nuevejuliense de Fútbol, como representante del Club «Once Tigres». Un año más tarde ya fue nombrado secretario, hasta integrar la Comisión de Arbitros. En estas últimas funciones pudo conocer a los señores Lamolina, Castrilli, Mastrángelo, Crespi, Elizondo, Sán- chez, Baldassi, Gallina, Nitti, y  Calabria, entre otros, figuras del arbitraje en la Argentina. Al culminar la presidencia de José Zabala, asumió Florentino Fernandez la titularidad de la entidad, siendo elegido Fortte, vicepresidente.

Siete años más tarde, en 1989, le cupo ser elegido presidente. Durante los trece años transcurridos en el cargo, confirió a la entidad un empuje notable. Desde numerosas refacciones edilicias hasta una organización insti- tucional pujante. Tanto así que la elevó hasta uno de los lugares más importantes, dentro de las demás ligas futbolísticas de la provincia. El ejercicio de la presidencia de esta agrupación le significó una experiencia sumamente constructiva.  Donde pudo ganar muchos amigos, además de la satisfacción de haber brindado una parte importante de su vida en tales empren- dimientos.

EN EUROPA

Don Rogelio, tuvo el placer de visitar, en dos ocasiones, parte de las regiones del continente europeo. De hecho, solía recordar con precisión los lugares recorridos y las vivencias que había obtenido durante esas giras. Entre octubre de noviembre de 2000, había recorrido Madrid, San Sebas- tián, Burdeos, Tours, Paris, Frankfurt, Heidel- berg, Viena, Florencia, Venecia y Roma. Poco más tarde, volvió a Europa, para compartir el final del año con sus sobrinos italianos.

SU FAMILIA

El 23 de noviembre de 1944, contrajo enlace con Beatríz Jiménez, la compañera de su vida. De esa unión nacieron  Luis Ro- gelio y  Daniel Jesús, ambos  médicos veterinarios; y Beatriz, esposa del doctor Eduardo Rodríguez Aragone, reputado profesional de la psiquiatría en nuestro medio.

Además, Don Rogelio sentía especial orgullo por sus nietos, Julieta, Luis Federico y Juan Francisco, Jerónimo y Josefina.

SU RECUERDO

En mayo de este año, el Concejo Deliberante le había otorgado una distinción especial, por su impecable trayectoria. El mismo fue a recibir el reconocimiento, ocasión en la cual había expresado su agradecimiento con emotivas palabras. Se hace difícil pensar la postal urbana de la avenida Mitre entre Yrigoyen y Santa Fe sin la presencia de Don Rogelio. Bastaba pasar por allí, entrar a saludarlo y escuchar algún tango de Gardel, a quien admiraba.

En Don Rogelio se resumían las más nobles cualidades de la caballerosidad. Vivió con honestidad, con una conducta intachable y un compromiso invariable para con la comunidad y con las instituciones que representó. Fue un hombre de bien que deja, entre nosotros, el mejor de los recuerdos.

(Datos biográficos del Archivo de Diario EL 9 DE JULIO)

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