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martes, abril 23, 2024

La vergüenza de Río Tercero

gallo_llorenteEscribe Ingeniero Eduardo Gallo Llorente

Hay muchas veces que siento mucho orgullo de ser argentino. Cuando eligieron al Papa Francisco en marzo de 2013, al ver a Leo Messi hacer maravillas con  la pelota, o al ver bailar a Paloma Herrera. Incluso en el exterior he tenido la suerte de presenciar el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham al son de la Marcha de San Lorenzo, en Varsovia, en el Museo Chopin escuchar, quizás su obra mas famosa, “La Polonesa”, interpretada por Marta Argerich. También hay muchos otros compatriotas para sentirse orgullosos de ellos, tales como Margarita Barrientos o Juan Carr en el campo social.
Otras veces, por el contrario, siento mucha vergüenza de ser argentino. Cuando lo veo a Amado Boudou presidir el Senado o representar a la Argentina en el exterior, como también lo hace el General Martín Balza como embajador en Costa Rica. También siento vergüenza del Senador Carlos Menem, quien da quórum y vota a favor del oficialismo, las pocas veces que va, para tratar de negociar su impunidad. El caso Boudou es ampliamente conocido y no me detendré en él.
Menem y Balza son responsables del contrabando de armas a Ecuador y Croacia y de la voladura de la fábrica militar de Río Tercero. Hace pocos días, en un demorado juicio que concluyó diecinueve años después del atentado que destruyó parte de la fábrica militar y de la ciudad de Río Tercero, el Tribunal Oral Federal número 2 de Córdoba dictó sentencia. La Cámara condenó por unanimidad a trece años de prisión a tres coroneles y diez años a un mayor como autores mediatos de estrago doloso agravado por la muerte de siete civiles y muchos heridos, algunos de ellos de gravedad.
Para la fiscalía y la querella el atentado procuró esconder pruebas del contrabando de armas, por el que está condenado Carlos Menem. El ex presidente y el ex jefe del Ejército, fueron sobreseídos en la causa de Río Tercero, pero la querella apeló la medida y ahora deberá resolver el tribunal de alzada.
Los cuatro militares condenados hace pocos días no cumplirán por ahora la condena, pues la defensa apelará ante Casación y luego, de ser preciso, ante la Corte.
La principal impulsora de la causa fue la abogada Ana Gritti, hoy fallecida y viuda de una de las víctimas, otra argentina de la cual me siento orgulloso. Solitaria querellante, impulsó durante años la causa pese a las amenazas de muerte, los peritajes adulterados y las trampas judiciales. Finalmente, logró demostrar que no se trató de un accidente, como sostenía la Justicia en un comienzo y Carlos Menem, sino de un atentado de muy compleja ejecución con explosivos y en diferentes sitios de la fábrica.
Uno de los testigos del juicio del contrabando de armas, y en el de la voladura, Omar Gaviglia, jefe de la planta de carga de la fábrica, declaró “faltan Menem y Balza, ninguno de los condenados pudo hacer aquello por sí solo”. Lo mismo sostuvo el Fiscal General Carlos Stornelli que intervino en las dos causas judiciales y que afirmó: “es un fallo importante aunque no están todos los responsables”, según publicó el diario La Nación.
Por todo esto siento vergüenza y me apena muchísimo que estos personajes de baja calaña, Boudou, Balza y Menem ocupen muy importantes cargos y nos representen a todos los argentinos. No puedo entender como la oposición no realiza más acciones políticas y denuncias para que estos sujetos sin honor den un paso al costado, ya que creo que todos los argentinos de bien no se sienten representados por ellos. Pobre patria, pobre pueblo, si este permite o tolera estas situaciones, nunca seremos una gran nación. Es hora que los argentinos despertemos de este letargo y exijamos a nuestros gobernantes idoneidad y honestidad, y que la Justicia se expida prontamente.-

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