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Nueve de Julio
miércoles, abril 17, 2024

Gustavo Reinoso

Gustavo Reinoso
Gustavo Reinoso

Una expresión de vida, a un año de su trasplante cardiovascular
* Nacido en Rosario, es un nuevejuliense por adopción.
* Llegó por primera vez a esta ciudad, para jugar al fútbol, siendo adolescente.
* Integró varios clubes deportivos, como un futbolista destacado.
* En el decenio anterior integró el Ejecutivo municipal como funcionario.
* Hace un año fue sometido a un trasplante de corazón.
* El suyo fue el primer trasplante cardiovascular exitoso realizado en el Hospital Austral y, por consiguiente, el primero en la provincia de Buenos Aires.

A las 15 horas del 21 de diciembre de 2013, Gustavo Reinoso salía  del quirófano en donde le era  trasplantado un corazón, tras casi siete  horas de intervención quirúrgica en el Hospital Universitario Austral (HUA), ubicado en Pilar. Su estado general era  bueno aunque aún quedaban al menos 48 horas por delante en que se observará su evolución.
En 9 de Julio toda la comunidad seguía con atención la evolución de Gustavo, quien estaba esperando con suma urgencia un nuevo miocardio para salvarle la vida. Se encontraba primero en la lista de espera de Emergencia Nacional del INCUCAI debido a una Insuficiencia Cardíaca Aguda.
Hoy, un año después de aquel hecho, Gustavo dialoga con EL 9 DE JULIO recordando algunos aspectos de su biografía.
Nacido en la ciudad de Rosario, el 9 de abril de 1969, siendo el único hijo de Raúl Reinoso y Susana Bolaño. Su infancia y adolescencia transcurrieron en su ciudad natal, donde aún conserva gran cantidad de amigos.
Allí, cursos sus estudios secundarios en la Escuela Nacional de Comercio “Doctor Luis María Drago” y comenzó la carrera de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario

9 DE JULIO
– ROSARIO –
9 DE JULIO
Llegó a 9 de Julio  cuando apenas contaba 18 años de edad, con el objetivo de incorporarse a un cuadro de fútbol por seis meses. Entonces, en Rosario, además de estudiar trabajaba en una agencia de turismo que dejó de funcionar imprevista mente y, al mismo tiempo, era jugador en el Club Rosario Central.
Juan Carlos Pires lo recibió en esta ciudad y lo incorporó al plantel del Club Atlético “9 de Julio”, en 1988.
Más tarde, hacia finales del mismo año, Juan Angel Maldonado lo convocó para la Selección Juvenil. Merced a su brillante desempeño en la Selección, fue llamado a Rosaro para jugar en el  Club Atlético Newell’s Old Boys, durante 1989.
En 1990, Pires lo convocó, nuevamente, para el Club Atlético de 9 de Julio. Por entonces, conoció a Silvina, su esposa, con quien contrajo enlace un año después.
El proyecto de vida, junto a su esposa, fue el de radicarse en Rosario. De hecho así lo hicieron, pues Gustavo volvió a las finales de  Newell’s.

En 1992 surgió la posibilidad de jugar en un equipo de la ciudad de Bragado, donde se radicó y se unió al equipo de Boca. Con ese cuadro participó, en ese año, en el viejo Torneo Regional.
En 1993, Silvina y Gustavo, decidieron radicarse definitivamente en 9 de Julio. A partir de entonces, Gustavo, continuó siendo un referente en el fútbol nuevejuliense, no solamente por su excelencia como jugador, sino también por su manera de ser, siempre cordial y franca.
El cierre de su carrera como futbolista tuvo lugar en 1999, integrando el equipo del Club “Once Tigres”, después de haber pasado por el Club Social y Deportivo Dudignac, el Club Atlético French y Deportivo Fauzón, además de Atlético “9 de Julio”.

EN LA FUNCION PUBLICA

Siendo intendente municipal don Jesús Abel Blanco, Gustavo fue designado Coordinador General de Juventud, hasta la creación de la Dirección de Juventud, la cual asumió como director.
Tras el fallecimiento de Manuel Angel Rey, pasó a desempeñarse como Secretario de Gobierno y Desarrollo Social. Los  intendentes Oscar Ormaechea y Martín Callegaro  le confiaron, sucesivamente, las carteras de Minoridad y Familia y Deportes.

EL TRASPLANTE. UNA VIDA NUEVA

Aunque Rosarino de nacimiento, sus vecinos de la localidad bonaerense de 9 de Julio estuvieron firmes desde un principio con una cadena de oración, que con el correr de los días se derramó en todo el país a través de la campaña “Un Corazón para Gustavo”.
Apenas producido el episodio, los doctores Juan Carlos Sendoya y José María Mignes se encargaron de compensarlo, en horas cruciales. En efecto, el Dr. Juan Carlos Sendoya fue muy acertado con su diagnóstico: el corazón tenía un problema congénito.

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Fue urgente la derivación al Austral y en menos de un mes fue trasplantado.
Reinoso estuvo internado durante 72 días en el Hospital Austral, de los cuales pasó 24 días en estado de coma inducido (sin sufrir el proceso).
“El Hospital Austral es una institución que está catalogada entre las más importantes de América, por los parámetros de salud y de calidad con que se rige”, comenta Gustavo.
El doctor Fernández, jefe de Cardiología del Hospital Austral, el doctor Jorge Bilbao y el Cirujano Gustavo Bastianelli, entre muchos otros, desempeñaron un rol importante para hacer posible el trasplante.
«Durante 27 días estuve en coma farmacológ ico.
A mi esposa le informaron, el 20 de diciembre, que existía la posibilidad de un órgano compatible. El operativo comenzó en la madrugada del sábado 21, día en que se efectuó el transplante», refiere Gustavo.
Gustavo estaba esperando con suma urgencia un nuevo miocardio para salvarle la vida. Se encontraba primero en la lista de espera de Emergencia Nacional del INCUCAI debido a una Insuficiencia Cardíaca Aguda.
gustavo-bilbaoLa comunidad de 9 de Julio estuvo presente desde un principio con una cadena de oración, que con el correr de los días se derramó en todo el país a través de la campaña “Un Corazón para Gustavo”.
“Nunca supe –comenta- que iba a ser trasplantado. Cuando me despierto, luego de haber estado en coma, me informan que había sido trasplantado”.
Hace pocos días, Gustavo se entrevistó con el presidente de IOMA y, en el contexto de la  conversación, aseguró que “la donación de órganos es un acto de solidaridad supremo”.
“En lo personal –añade- también constituye una gran responsabilidad. Porque una familia, en un momento de dolor, decidió donar los órganos de un ser querido, para salvar otras vidas, como la mía”.
Gustavo tiene presente cada uno de los gestos de solidaridad y de afecto que recibió a lo largo de este año, desde la circunstancia del trasplante hasta hoy.
“En mí vida jamás había sospechado la posibilidad de pasar por este trance de salud y llegar a un transplante. En realidad, las estadísticas indican que todos podemos ser más proclives a recibir un transplante de órganos que ser donantes”, afirma.

SU FAMILIA

Casado con Silvina Matto, Gustavo es padre de Francina, de 21 años de edad, estudiante de Arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata y Giuliano, de 16 años. Su hijo varón cumple años, precisamente,  el 20 de diciembre, el día en que su padre, hace un año, recibía su corazón.
“Con Silvina disfrutamos mucho de nuestra familia, estamos orgullosos de los hijos que tenemos. Consideramos que ellos son buenas personas y eso es lo más importantes”, subrata Gustavo.

PALABRAS FINALES: UN TESTIMONIO

En su entrevista con EL 9 DE JULIO, Gustavo reconoce que, su trasplante fue “posible porque todos los elementos se conjugaron adecuadamente: la ciencia, a través de los médicos; la presencia del Estado, por medio de la obra social IOMA que cumplió con creces y lo sigue haciendo en todo cuanto respecta a la cirugía, la recuperación y la medicación; el gesto de la donación del órgano y el acompañamiento de la familia y de la comunidad. Todos estos factores intervienen para que se pueda llegar a un buen puerto”.
En este sentido, no deja de destacar “la importancia de expresar la voluntad de donar órganos, hay mucha información sobre el tema, que brindan el INCUCAI y, en 9 de Julio, la Asociación Manhala”.
Gustavo es un ejemplo de vida. Hoy, su testimonio nos revela, una vez más, la importancia que tiene la donación de órganos para salvar una vida.

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