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sábado, abril 20, 2024

La masacre de los santos inocentes. Daniele da Volterra.

Escribe Cristina Moscato
Cuenta Mateo, uno de los cuatro evangelistas que redactaron el Nuevo Testamento contenidos en la Biblia cristiana, que en tiempos de Herodes el Grande, (73 AC- 4 AC),  rey de Judea, Samaria e Idumea y vasallo de Roma, unos  magos  egipcios llegaron a  Jerusalén preguntando por el futuro  rey de Israel.  Sabían por  la nueva estrella aparecida en oriente (profecía del Antiguo Testamento),  que el Mesías acababa de nacer en algún lugar de aquel reino.  z_inocentes
Herodes que gozaba de poca simpatía entre los judíos debido a su linaje idumeo y a su fama por las hazañas criminales  con las que conservaba el poder (había asesinado entre otros a su propia esposa e hijos),  recibió la noticia como una verdadera amenaza.  Leal a sus  prácticas,  decidió deshacerse del futuro rival y reunió a los sabios de Israel para conocer su paradero.
De acuerdo con las Sagradas Escrituras, Sacerdotes y escribas, dedujeron que el  futuro rey  había nacido en Belén (relato de Miqueas).  Entonces, Herodes  les pidió a los magos que luego de visitar al niño, regresaran a Jerusalén para indicarle el lugar de la aldea  donde se encontraba, con la falsa excusa  de querer  adorarlo.
Pero los magos, después de ofrendarle al niño los regalos  que traían consigo,  regresaron a Egipto por otro camino.  Desesperado,  Herodes,   mandó a matar a todos los niños  menores de dos años que residieran en Belén y en los  alrededores.
Sin embargo, cuando el ejército del rey entró en la aldea,  Jesús ya no estaba allí.  José,  advertido por un sueño del peligro que corría su hijo, había huido para Egipto.  En lugar del Mesías, murieron asesinados  decenas de niños.
Muchos historiadores ponen en duda la existencia de esta matanza. Algunos sostienen que Mateo confundió los hechos con uno  similar ocurrido en tiempos de Moisés.  Otros lo ponen en duda  basados  en  que  Josefo, historiador de la época,  guardó silencio sobre  este acontecimiento  cuando  en sus ¨Antigüedades judías¨,  enumeró todas y cada una de  las atrocidades  cometidas por Herodes durante su reinado.
En el siglo IV la iglesia católica estableció una celebración para estos niños mártires que murieron en sustitución de Jesús.  La tradición latina los recuerda el 28 de diciembre. Desde el  medioevo,   dicha fecha,  es motivo de festividades que  tienen la particularidad de acabar en  bromas  o en actividades lúdicas; modalidad  de  conmemoración que, igual que las navidades,  parece tener origen en las saturnales romanas,  fiesta pagana del solsticio de invierno, (momento  en que los días comienzan a alargase en detrimento de la noche) en la que todo estaba permitido, incluso, los actos burlescos.
La masacre, degollación o matanza de los inocentes ha sido objeto de múltiples representaciones artísticas.
Daniele da Volterra, discípulo de Miguel Angel,  nos la muestra  en un óleo sobre tabla de 51 cm x 42 cm  ubicándola en las escalinatas de lo que parece ser un templo de  Belén.  En el centro de la composición, tendidos sobre el mármol, vemos un ovillo de niños asesinados.  Alrededor de ellos,  los  soldados,  espada en mano, arrancan a los hijos de  brazos de los padres.   Las escenas del tironeo  de niños y la matanza se repiten a uno y otro lado, revelándonos  al ejército de Herodes como una verdadera maquinaria de la muerte.   Un padre con un niño asesinado en brazos y otro tendido en el suelo, en primer plano, realzan el dramatismo de la escena.
La obra se encuentra actualmente en la Galería Uffizi,  de la ciudad de Florencia. Puede verse en todo su esplendor en distintas páginas de la web.

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