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Nueve de Julio
viernes, marzo 29, 2024

La ronda de noche. Rembrandt

indexEscribe Cristina Moscato

La existencia de ciudadanos armados por fuera  del ejército regular o de los cuerpos de policía estables, son una institución corriente  en la República de los Siete Países Bajos Unidos de religión calvinista, que vienen de lograr su independencia de España hacia fines del siglo XVI.
Se las conoce como milicias civiles y están  destinadas a defender la ciudad de cualquier ataque y  a mantener la ley y el orden dentro de sus calles.
Ahora bien.  Una vez acabada  la guerra, su función queda limitada a rondas  callejeras cumpliendo un papel meramente simbólico.
La  corporación de Arcabuceros de Ámsterdam no es la excepción. Prácticamente, se ha convertido en un club de gentilhombres. Es vox populi que la única condición para ingresar a la fuerza es gozar de buen apetito y como es moda en la época (1640),  el capitán Frans Banning Cocq  a cargo de la compañía, solicita a Rembrandt un retrato grupal para adornar una de las paredes del nuevo piso de la sede municipal donde estos miembros de la burguesía socializan y practican tiro.
En un óleo sobre lienzo de 3,59  x 4,38  metros, el hombre de mayor rango aparece vestido de negro. Una banda roja le cruza el pecho y avanza hacia nosotros. De su boca entreabierta sale la orden de marchar y tanto la mano derecha hacia adelante, como los pies casi saliéndose del cuadro, refuerzan las  palabras.   El teniente  Willem van Ruytenburch vestido de un modo más extravagante y con una lanza en la mano izquierda, también asociada a su rango, lo escucha con atención mientras marcha a su lado.   La ronda dio comienzo y, a partir de entonces, todo es movimiento.
El sargento de la derecha gira la cabeza, el portador del estandarte agita la bandera, el músico comienza a tocar el tambor, el perro ladra, el chico de la izquierda corre y todo el mundo se muestra andando.
Dos guardias aparecen en posición de instrucción, uno carga de pólvora su arma, el otro sopla la suya para limpiarla. Figuras adicionales que no pagaron para estar allí dan mayor vigor y drama a la composición. Una niña  de vestido dorado irrumpe en la escena.  No pertenece en absoluto a ese mundo masculino y su presencia no resulta natural. Brilla.  De su cinturón cuelga un pollo que muestra las garras, símbolo de la compañía militar (en la edad media era la garra de un águila).  Otro símbolo, es el león bordado del traje del teniente que aparece bajo la sombra de la mano del capitán.
¨La noche de ronda¨, composición  totalmente revolucionaria para los retratos grupales estáticos que eran moda en aquel  momento, no fue  bien recibida por los retratados.   Desilusionados con tanto  ¨movimiento¨, consideraron el cuadro   una tomada de pelo, una  burla a la burguesía, juicio de valor  que acarreó no pocas  consecuencias a  la carrera artística y económica de Rembrandt.
Como siempre sucede con las genialidades, poco a poco, la obra ganó el reconocimiento de los especialistas y del público en general para convertirse  en un ícono de la pintura holandesa.
Durante la segunda guerra mundial pasó cinco años en un refugio antibombas y  en no menos de tres ocasiones fue víctima de vandalismo.
La obra fue totalmente reparada y se encuentra actualmente en el Rijksmuseum  de la ciudad de Ámsterdam. Pueden verse en todo su esplendor en distintas páginas de la web.

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