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viernes, abril 26, 2024

Colorida celebración de las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de Luján, en el año del Bicentenario

[10 de mayo de 2010] En 9 de Julio, como en gran parte del país, se realizó la ceremonia de encendido de velas y el rezo una oración por la Patria. Se trató de un gesto nacional para celebrar el Bicentenario, teniendo en cuenta que el 25 de mayo se conmemará el 200º aniversario del Primer Gobierno Patrio.

El sábado 8 de mayo a las 15 horas, en punto, tuvo lugar esta ceremonia con sirios en la Plazoleta Independencia ubicada en Avenida Eva Perón y Levalle de nuestra ciudad, a dos cuadras de la Capilla Nuestra Señora de Luján.

Una vez finalizada esta ceremonia del encendido de velas, los peregrinos iniciaron su camino rumbo al templo religioso donde tuvo lugar la misa -a cargo del Padre Carlos Tiberi- en honor a la Virgen de Luján. El programa de las Fiestas Patronales finalizó con una chocolatada.

Muchos fieles participaron de la celebración religiosa de las Fiestas Patronales de la Virgen de Luján el sábado por la tarde y en esta oportunidad las banderas celestes y blancas le aportaron un colorido distinto. La Capilla lució en su esplendor con guirnaldas y globos celestes y blancos. Asistió el Intendente Municipal Dr. Walter Battistella.

El Milagro

Corría el mes de mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján llegó a la Argentina.

El sacerdote Antonio Farías Sáa radicado en Sumampa (Santiago del Estero) quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen.

El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa. La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo.

Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.

La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron en su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.

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