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viernes, marzo 29, 2024

Hoy: «Los mendigos» de Pieter Brueghel, el Viejo

cultura20Por Cristina Moscato.

*** La nota que, a continuación, publicamos, elaborada por la doctora Cristina Moscato, abre un nuevo espacio que, con cierta periodicidad, se editará en nuestras páginas bajo la denominación de «Temas de cultura- Pinturas y algo más».
Se trata de un análisis crítico y referencial de una pintura clásica. En el mismo, la autora aporta, asimismo, una reflexión sobre la obra escogida. En este caso se trata de «Los mendigos» de Pieter Brueghel, el viejo. ***

La lepra fue motivo de horror y miedo durante milenios. El hombre del medioevo la consideró resultado de un castigo Divino y condenó al leproso, en tanto, pecador, a la reclusión o al aislamiento. La condena, sucedía al diagnóstico, y comenzaba con un entierro simbólico en el seno de la iglesia. Acabada la lúgubre ceremonia, el propio sacerdote, acompañaba al muerto en vida, hasta las puertas de la ciudad. El leproso, se convertía entonces, en un marginado, condenado a vivir en la máxima indigencia, al otro lado de los muros que contenía al resto de la población. Este era el precio que debía pagar por su pecado, único camino posible hacia la salvación.
Si bien hacia finales de la edad media la lepra había terminado como epidemia aguda, aún, subsistían los leprosos y la costumbre de mantenerlos a distancia. Pieter Brueghel, El Viejo, retrata a estos infelices en varias de sus obras. Participan como un grupo compacto en El combate entre el carnaval y la cuaresma,- del lado del carnaval, por cierto-, siguen desde lejos La crucifixión de Jesús en la subida al calvario. Pero hay una pintura en que los pone bajo la lupa. Se trata de un óleo sobre tabla de 18 x 21 cm que reúne a seis hombres en la cercanía de un muro. Cinco de ellos, provistos de muletas y extravagantes gorros, parecen separarse tras haber mantenido una reunión. La apariencia de mendigos, la da el recipiente para la limosna que lleva el único hombre que se sostiene sobre sus pies. La de leprosos, además de la ausencia de piernas, los cascabeles que se ajustan al muslo del lisiado que parece mirarnos, y las colas de zorro sobre las capas que se señalan como un distintivo de la enfermedad, aunque algunos críticos hablen de ellas como insignia de los grupos protestantes que se oponían a Felipe II.
La obra se conoce como los mendigos, los leprosos o los lisiados, según se ha querido ver en ellos y, a más de cinco siglos de su creación, nos invita a reflexionar, con sus distintos nombres, acerca de la vigente e inexorable ligazón, entre exclusión social y enfermedad.
La pintura se halla en exhibición en el museo del Louvre. Si lo desea, puede observarla con todo detalle en internet, basta con introducir el título a través de su buscador preferido.

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