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Nueve de Julio
jueves, marzo 28, 2024

La investigación científica como estilo de vida

rosa guaglianone* Prestigiosa botánica argentina de proyección internaciona, nació en esta ciudad y transcurrió su primera infancia en la localidad de El Tejar.
* Investigadora Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), ha trabajado en el Instituto de Botánica Darwinion, donde sigue colaborando.
* Se ha concentrado particularmente en las familias de las aliáceas (actualmente alióideas), asparagáceas, hiacintáceas, ciperáceas y fitolacáceas, en las que ha conducido estudios biosistemáticos.
* Entre 1961 y 1993 condujo más de cuarenta expediciones botánicas en el noreste y noroeste de la Argentina, trabajando en floras regionales y en proyectos de investigación taxonómicos.
* Sus obras son reconocidas en el mundo académico más allá de las fronteras del otro país.

A comienzos del corriente mes, por iniciativa de la bióloga Rosa Giaglianone, fue declarada a la Cina-Cina (Parkinsonia aculeata L.) flor emblemática de esta ciudad. En la oportunidad, en un acto realizado en el Paseo “La Trocha”, fue colocado un ejemplar de especie.
Rosa había efectuado una profunda indagación al respecto, valiéndose de documentos históricos, y constatando que el fundador de 9 de Julio, Julio de Vedia, había comentado su utilización en la etapa fundacional, como cerco natural.
Rosa Giaglianone, una prestigiosa investigadora en el campo de la biología, reconocida internacionalmente, ha dedicado más de cinco décadas al estudio de especies florales específicas. Su trayectoria es un ejemplo de tesón, generosidad y entrega a la vocación científica.
Nacida en esta ciudad el 15 de abril de 1932, un día después de la erupción del volcán chileno cuyas cenizas cubrieron 9 de Julio, como buena parte de la provincia de Buenos Aires. Su nacimiento tuvo lugar en la calle Corrientes 380, en casa de sus tíos. Sus padres, Miguel Guaglianone y Victoria Mendieta, en esos años se encontraban radicados en la estancia «La Idalina», en El Tejar.
Su abuelo, originario de la provincia de Cosenza, en Italia, se había establecido en ese establecimiento agropecuario. En ese lugar, su padre siendo adolescente había mantenido una profunda amistad con los hijos de la familia Pueyrredon Meyans, con quienes se consideraban recíprocamente hermanos.
«Mi infancia -relata Rosa, en diálogo con EL 9 DE JULIO- transcurrió en la Estancia ‘La Idalina’. Tal vez fue un poco solitaria, en razón de que no había muchos niños allí, con excepción de los días de verano en que arribaban los patrones. En esa soledad, desde edad temprana, comenzaron a interesarme las plantas».
En efecto, Rosa, salía al campo y recogía flores de distinto tipo, formaba un pequeño ramo y se lo entregaba su madre. Ella lo colocaba en un florero, con agua, mientras que la pequeña le preguntaba: «- Mamá como se llaman esas flores». La respuesta de su madre era simple: «- Son florcitas del campo».
Desde los tres años de edad, en los días tranquilos y distendidos en el campo, Rosa sentía especial interés en conocer cuál era el nombre de aquellas flores que se encontraban esparcidas por doquier.

EN BUENOS AIRES
Cuando Rosa cumplió siete años, su madre consideró que, en favor de su educación, debían trasladarse a la metrópolis, donde existían mayores posibilidades. Su padre consiguió un empleo en el Correo Central, en la ciudad de Buenos Aires, donde se estableció definitivamente con su familia.
Su padre era hombre de profunda cultura, lector de criterio. En la gran ciudad se habituó a la calle Florida, donde visitaba diariamente la redacción del diario «La Prensa» y frecuentaba una antigua librería, donde se maravillaba con toda clase de hallazgos bibliográficos, pues sentía fascinación por la Historia.
Sus estudios primarios lo cursó en la Escuela Nº 20, en el barrio de San Telmo y, con ocasión de mudarse a Floresta, lo concluyó en otro establecimiento. La formación en educación media la realizó en el conocido Liceo Nacional de Señoritas Nº 2 «Amancio Alcorta», ubicado en José María Moreno y Rivadavia, en Caballito.
Cuando cursaba en el Liceo seguía latiendo en su corazón una vocación despertada en la más tierna infancia: la botánica. Precisamente, esa era una de las asignaturas que se estudiaban en el programa, pero la profesora le anticipó que no tratarían sobre el tema de la nomenclatura científica de las flores y las plantas. Aquella respuesta de la docente no desilusionó a la alumna que, poco más tarde, habrá de abrazar esa ciencia con notable pasión.

SU FORMACION Y LA CARRERA DOCENTE
Finaliza en los estudios secundarios, por impulso de su padre, se inscribió en la carrera de Farmacia. Sin embargo, no tardó en inscribirse en el Instituto Superior del Profesorado «Joaquín V. González» para cursar la carrera de Ciencias Biológicas.
Durante cuatro años, mientras trabajaba en un puesto del Ministerio de Salud Pública, completó la formación terciaria obteniendo su título en 1959.
Rosa se desempeñó como docente en diferentes asignaturas del nivel secundario, entre las que cabe mencionarse biología, botánica, zoología, anatomía e higiene, en diferentes establecimientos tanto de la Ciudad de Buenos Aires como el conurbano, entre los cuales se pueden mencionar la Escuela Nacional de Comercio Nº 6 «América» (1959-1961), el Instituto Superior del Profesorado (1963), el Colegio Nacional «Bartolomé Mitre» (1960-1964) y el Instituto Secundario Incorporado a la Enseñanza Oficial Ciudad Jardín, en El Palomar (1960-1965).
Al producirse una vacante para Ayudante de Botánica en el Colegio Nacional Buenos Aires, Rosa fue convocada para ese cargo en noviembre de 1964. En esa prestigiosa institución educativa fue ganando horas por concurso, asumiendo la totalidad de las mismas para el turno de la tarde y, posteriormente, también las de la mañana.
«Del Colegio Nacional Buenos Aires tengo los recuerdos más extraordinarios, porque la enseñanza no consistía en trasmitir no conocimiento que el docente tenía, sino en permitir que el alumno fuera descubriendo sus capacidades, para que al posicionarse frente a un libro pueda hacerse preguntas y respondérselas», refiere.
Entre sus alumnos se cuentan a Alberto Kornblihtt, Biólogo Molecular, laureado este año con el Premio Konex de Brillante y de Platino, en la disciplina Bioquímica y Biología Molecular y el arquitecto y urbanista Gustavo A. Brandariz. Precisamente, Kornblihtt, ha reconocido en diferentes entrevistas su gratitud hacia Rosa por haberle incentivado en el descubrimiento de la Biología y de la investigación.

LA INVESTIGACION
Concomitantemente con su labor docente, Rosa, comenzó a realizar investigación en el Instituto de Botánica Darwinion, donde ingresó en septiembre de 1967. Aquí obtuvo su jubilación en enero de 1994, con retención del cargo y más tarde fue contratada. No obstante ello, trabajó ad honorem entre los años 2008 y 2012. Aunque en la actualidad ha renunciado a su contrato ad honorem, sigue frecuentando el Instituto y colaborando con la misma predisposición de siempre.
«Cuando ingresé -explica- al Darwinion, su director era Arturo Burkart, una maravillosa persona. Si bien en aquel momento, quienes realizaban investigación eran solamente becarios del doctorado, Burkart, supo sacar de cada uno de nosotros lo importante para las diferentes investigaciones. Formamos parte de un equipo de trabajo que fue muy interesante».
En el Instituto trabaja en taxonomía vegetal. Burkart le confió el estudio de las liliáceas, una familia de plantas monocotiledóneas, que concluyó hacia 1973. Más tarde, inició su notable trabajo en el campo de la familia Cyperaceae, plantas herbáceas, con frecuencia perennes que desarrollan rizomas o estolones, de la cual se utiliza para la elaboración de horchata, esterillas, cestería, techumbres (Cladium mariscus) o papel (Cyperus papyrus).
Puede decirse que Rosa ha sido testigo de las etapas más importante de la historia del Darwinion. A comienzos de la década de 1970, con la clara visión del doctor Bernardo A. Houssay, presidente del CONICET, quien conocía muy bien la importancia decisiva del Darwinion para el futuro de la botánica argentina, se firmó un convenio entre el CONICET y la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales mediante el cual el CONICET comenzó a prestar apoyo económico al Darwirnion. Se inició así una brillante época para el Instituto, donde fue posible realizar la adquisición de nuevo instrumental, la designación de personal científico en la carrera del investigador, de becarios y de personal de apoyo a la investigación. Desgraciadamente, a poco de comenzar esta época se produjo el fallecimiento de Arturo Burkart, el 25 de abril de 1975. Poco después se hizo cargo del Instituto otro sobresaliente botánico de relieve internacional, el doctor Angel L. Cabrera, especialista en compuestas y excelente fitogeógrafo, que continuó la obra de engrandecimiento de la institución y llevó a cabo otra ampliación del edificio.
En noviembre de 1977 fue nombrada miembro de la Carrera de Investigador Científico del CONICET, donde permanece hasta la fecha.
El estudio de Rosa se ha concentrado particularmente en el Alliaceae, Asparagaceae, Hyacinthaceae, Cyperaceae, Phytolaccaceae y Combretaceae, familias en las que se ha llevado a cabo estudios taxonómicos, incluyendo el uso de la información citogenética. Aparte de las floras mencionadas anteriormente, sus más importantes obras publicadas incluyen estudios sobre los géneros Rhynchospora, Eleocharis y Carex y coordinó la sección Cyperaceae de la Fauna del Cono Sur (2008).
La especie «Bulbostylis guaglianoneae» (Cyperaceae) está citada por María Gabriela López en «Tres nuevas especies en el género Bulbostylis (Cyperaceae) de Sudamérica», Novon 17(4), 2007, páginas 497–502. Esto ha sido aceptado internacionalmente y se encuentra recogido en Govaerts, R.H.A. (2011). World checklist of selected plant families published update. Facilitated by the Trustees of the Royal Botanic Gardens, Kew.

IMPORTANTES BECAS Y VIAJES DE ESTUDIO
La bióloga Rosa Guaglianone contó, a lo largo de su carrera, con importantes becas. Desde diciembre de 1974 hasta noviembre de 1976, obtuvo la Beca de Investigador Formado otorgada por el CONICET, para el estudio morfológico del género Rhynchospora (Cyperaceae) en la Argentina.
La Comisión Fulbigth le otorgó otra beca, para el mismo estudio, por medio de la cual efectuó un importante viaje a los Estados Unidos. En ese país trabajó bajo la dirección del doctor Koyama, en el New York Botanical Garden, desde enero a noviembre de 1977. Durante ese período también frecuentó los Herbarios del Instituto Smithsoniano de Washington, el Gray Herbarium de Boston, el Missouri Botanical Garden y la Universidad Berkeley.
En otro proyecto de tipificación de de especies de la Argentina, realizó otro importante viaje de estudios a Inglaterra. Allí, desde julio a septiembre de 1993, trabajó en el Royal Botanic Gardens y el herbario del Museo Británico, entre otros. Asimismo, en el Jodrell Laboratory de Kew trabajó en colaboración con el doctor Simpson en la ontogenia de la estilobase en los géneros Rhynchospora y Pleurostachys (Cyperaceae).
En 1993 también realizó estudios en otros países de Europa. En Alemania, trabajó en Berlín y en Munich, como así también en Suiza y en Francia. Al año siguiente, en junio de 1994, trabajó en el herbario del Jardín Botánico y Museo Nacional de Río de Janeiro, en la Universidad y en el Jardín Botánico de San Pablo y en el Jardín Botánico de Curitiba.
En julio de 2000, asistió al Congreso Botánico de Brasil, celebrado en Brasilia. Allí visitó también diferentes herbarios, prosiguiendo sus estudios sobre Rhynchospora. En agosto del año siguiente volvió a participar de este Congreso y frecuentó otros herbarios.
En agosto de 2000 viajó a Uruguay para estudiar las colecciones de las familias florales de su campo de estudio en el herbario de la Facultad de Agronomía de Montevideo
En abril de 2007 trabajó en el Museo de Historia Natural de Santiago de Chile y en el herbario de la Universidad de Concepción. En septiembre de 2010, prosiguiendo sus investigaciones, trabajó en un herbario de Durango, en México.
Entre 1961 y 1993 efectuó más de 40 viajes de colección y de estudios a las provincias de Entre Ríos, San Luis, Tucumán, Rio Negro, Corrientes, Formosa, Catamarca, Jujuy, Salta, Misiones y San Juan, siempre en relación con los diferentes planes de flora regionales y con los planes de investigación que se llevaban a cabo. uno de sus viajes a Misiones en 1995 fue patrocinado por la National Geographic Society.

SUS PUBLICACIONES
Los diferentes artículos y ensayos publicado por Rosa forman un prolongado listado que resultaría imposible añadir lo en forma integral en esta semblanza periodística. Sus aportes pueden encontrarse en publicaciones especializadas editadas tanto en Argentina como en el exterior.
Por otra parte, son de su autoría varios trabajos interesantes de divulgación, que han permitido brindar a los docentes del nivel primario interesantes informaciones de rigor científico, especialmente sobre las hierbas en Buenos Aires.
Rosa, del mismo modo, ha colaborado para diferentes naciones, brindando sus conocimientos para la compilación de índices de nombres científicos y dibujos de análisis florales, así como en la elaboración de catálogos, entre otros.

PALABRAS FINALES
Rosa Guaglianone es una bióloga argentina de proyección internacional. Sus grandes aportes al estudio de especies florales han sido recogidos en innumerable cantidad de artículos y valorados en el mundo académico. Nacida en este terruño, no ha perdido su vinculación con la ciudad que la viera nacer.
Lazos familiares y de amistad la unen a 9 de Julio y, ciertamente, los nuevejuliense no podemos menos que sentir especial orgullo de saber que, una hija de esta comunidad se destaque en el campo de la investigación científica.

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