El pasado sábado 20 de abril se realizó en Carlos Casares el Encuentro de Jóvenes que cada año promueve la diócesis de 9 de Julio, y que en esta oportunidad congregó a unos 400 jóvenes, que rezaron juntos, participaron de la Eucaristía, estuvieron activos en talleres y encuentros de grupo e hicieron un gesto misionero visitando casas de familia en la ciudad.
La organización de esta jornada, que llevó por lema “Vayan y hagan discípulos en todas las naciones”, estuvo a cargo del equipo de Pastoral Juventud diocesana, contando con la colaboración de la comunidad de Carlos Casares.
El obispo de 9 de Julio, monseñor Martín de Elizalde, les envió un mensaje, ya que por celebrarse ese mismo día la toma de posesión del nuevo arzobispo de Buenos Aires no pudo asistir al encuentro.
“En el Año de la Fe la consigna es encontrarse en Carlos Casares, en una circunstancia ciertamente muy especial: primero, la Pascua joven de este año ha sido muy fervorosamente vivida por un número de jóvenes que superó todas las expectativas que nos hiciéramos, y después, en el mes de agosto un grupo, también realmente importante de jóvenes de nuestra diócesis, viajará a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud. A ese encuentro mundial, que ya forma parte de los acontecimientos que jalonan la vida de la Iglesia Católica en todo el mundo, precisamente desde la condición y el compromiso de los jóvenes que profesan su fe y desean trasmitirla, ha prometido su asistencia el papa Francisco”, destacó.
Tras desgranar el significado del lema, que coincide con el de Río, volvió a disculparse por no poder participar de esa celebración, pero les aseguró su oración.
“Anticipando también la gozosa y esperanzada respuesta a la convocatoria que ha hecho el papa Benito XVI para el encuentro de Río, que se realizará finalmente con la presencia de su sucesor, el papa Francisco, rezo para que los frutos del mismo sean abundantes y duraderos, para la evangelización nueva a la que somos llamados por la Iglesia”, sostuvo.
Finalmente, monseñor Elizalde pidió no olvidarse de que “las vocaciones sacerdotales y a la vida religiosa y otras formas de consagración, tienen que estar siempre en nuestra plegaria, para que en el horizonte de la vida moderna no se descuide esta siembra de la Palabra de Dios que llama y capacita parta ser apóstoles y testigos”.
* Fuente: AICA
