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Nueve de Julio
miércoles, abril 24, 2024

Un vecino altruista, enamorado de la vida y de su comunidad

* Fue el primer nuevejuliense que, de forma permanente, introdujo la filmación en este medio.
* Industrial reconocido, como destacado fabricante de molinos a viento y otros implementos agrícolas.
* Permanente colaborador de instituciones sociales, deportivas y bien público, formó parte de varias comisiones directivas a lo largo de más de cinco décadas.
* De espíritu emprendedor, fue gestor de importantes iniciativas para la comunidad.

La historia de 9 de Julio en el siglo XX, encuentra el nombre de Emilio Bengoa plasmado en sus páginas de una manera notoria. Integrante de instituciones, industrial destacado, pionero en el arte de captar imágenes fílmicas en la ciudad y, sobre todo, un hombre de bien, fueron los elementos sustanciales que caracterizaron su protagonismo. Altruista, humilde, generoso, optimista y voluntarioso en grado sumo fueron algunas de las virtudes que distinguieron su personalidad, jalonando una existencia rica y ejemplar. Así fue Emilio Bengoa a quien, a través de esta semblanza, deseamos evocar.
Había nacido en 9 de Julio, el 14 de junio de 1913, en el hogar formado por Nicanor Bengoa y Leonor Sierra, ambos españoles. Sus padres habían arribado a la República Argentina en 1903, procedentes de Bilbao (Vizcaya), trayendo su primer hijo pequeño, Genaro. En Argentina nacieron los otros cinco hermanos de Emilio: Antonio, Luis, Elena (casada con José Rossi), Rodolfo (fallecido siendo niño) y Adelina (casada con Ángel Pettinari).
Cabe destacar que, si bien su padre había arribado al país a comienzos del siglo XX, su familia se encontraba arraigada en esta comunidad desde 1883. Su abuelo, Genaro, de espíritu muy aventurero, en la segunda mitad del siglo XIX participó en la guerra de Cuba y realizó tres viajes a la República Argentina. En 9 de Julio, junto a sus hermanos Andrés y Ramón, fundó el Hotel Bengoa, que se encontraba ubicado en la esquina de la avenida Vedia y General Paz, actualmente parte del edificio de la escuela de Educación Técnica «Otto Krause», un lugar muy bien elegido, ya que el tránsito de pasajeros era el paso obligado por la llegada del ferrocarril hasta el pueblo.

SU INFANCIA. EL OFICIO DE HERRERIA
Sus primeros estudios los cursó en la Escuela nº 3, hasta quinto grado. Enseguida, se incorporó junto a su padre y sus hermanos al taller mecánico y herrería, muy reconocida en su tiempo, por tratarse una de las primeras herrerías artísticas instalada en 9 de Julio. Estas instalaciones aún se conservan, en la calle Santa Fe entre Salta y San Martín, propiedad de Tito Bengoa.
Hacia 1929, Emilio, junto a sus hermanos Genaro, Antonio y Luis, dirigido por su padre Nicanor, construyeron, entre otras obras de importancia en la ciudad, el hermoso pórtico que embellece la entrada del Parque «General San Martín».

INDUSTRIAS METALURGICAS «CENTENARIO».
En 1939, asociado a Genaro, abrió la legendaria fábrica de molinos a viento «Centenario», ubicada en la avenida San Martín y Entre Ríos (hoy Arturo Frondizi). Allí se dedicaban a la fabricación de molinos, tanques, bebederos, cortadoras de césped y todos los elementos para la explotación del campo. Con estos implementos participaban en exposiciones rurales de la zona y de la Sociedad Rural Argentina en Buenos Aires, donde obtenían premios por los stands preparados.
Emilio junto a su hermano Genaro, recorrieron gran parte del país colocando los molinos a vientos, reconocidos en el mercado por su calidad. Ambos gozaban de gran estima entre sus clientes, pues personalmente se hacían cargo de su instalación y su mantenimiento; además ponían especial énfasis en cuidar cada uno de los detalles de industrialización.

PASION POR EL AUTOMOVILISMO Y POR EL CICLISMO
Desde plena juventud tuvo una gran pasión por el automovilismo. Fue un decidido seguidor de cuanta competencia se realizara, tanto del país como en la zona. En la décadas de 1930 y 1940, acompañó a los hermanos Oscar y Juan Gálvez, a los hermanos Emiliozzi y a Juan Manuel Fangio, entre otros, conservando de esos momentos recuerdos fotográficos y tarjetas autografiadas.
El ciclismo fue otra de sus aficiones. Hacia 1928 participó en carreras realizadas en la ciudad y aún se conservan las medallas obtenidas por el triunfo en varias de ellas.

PIONERO DE LA FILMACION NUEVEJULIENSE
Emilio Bengoa fue el pionero en la filmación nuevejuliense, abrazando una auténtica pasión por este arte, que precedía a su afición por la fotografía. Había comprado su primer filmadora en un viaje realizado a Brasil, en 1960 y, desde entonces, jamás cesó de recoger con su lente diferentes momentos de la ciudad, como así también de otros escenarios.
Primero filmó en Super 8, tomando múltiples aspectos de la realidad de la ciudad y de la zona. Se dedicó a rescatar con su filmadora objetos y costumbres que consideraba de valor histórico, como así también notas de actualidad.
Con su reconocible cámara filmadora, se lo veía en desfiles, actividades sociales y actos diversos que mostraban la marcha del quehacer nuevejuliense.
Cuando falleció tenía en vista la filmación de una película que reflejaría muchos aspectos sociales, industriales, agropecua-rios y edilicios de la comunidad; por ello, era común verlo en plena labor en distintos acontecimientos. No cabe duda que esa película habría sido un excelente trabajo en un valioso aporte para revalorizar la identidad de la sociedad.
Entre las diferentes filma-ciones que aún se conservan, realizada por Emilio, pueden citarse los inolvidables desfiles de carrozas realizados por los estudiantes ante la llegada de la primavera, en los años 1961, 1962 y 1963; la llegada del primer Obispo de la Diócesis de 9 de Julio, monseñor Agustín Herrera; la visita del presidente Arturo Frondizi; el arribo del segundo Obispo diocesano, monseñor Antonio Quarraccino; los festejos del cincuente-nario del Club Atlético «9 de Julio»; procesiones religiosas en la ciudad y los pueblos vecinos; escenas registradas en el antiguo edificio de la Escuela Nacional de Comercio, en la esquina de avenida San Martín y Libertad, donde aparecen profesores de aquella época, Ernesto Prieto Hayes, Ernesto Báncora, Jorge Rius y Cándida B. de Testa, entre otros.
Asimismo, Emilio, inmortalizó con su cámara muchos otros actos importantes, como la colocación del monumento al Bombero, ubicado en la Plaza Italia y los festejos realizados, en esa ocasión, en el Cuartel; la preparación del terreno para la construcción de la ruta 65 y gran cantidad de desfiles. Recorrió muchas estancias, donde entrevistaba a sus moradores y filmaba las antigüedades que encontraba, antiguas pulquerías.
En la provincia de Corrientes llegó a filmar los famosos carnavales de entonces.
Entre otros hechos trascendentes, tuvo el privilegio de encontrarse en dos oportunidades con el famoso «Vasco de la Carretilla», Guillermo Isidoro Larregui Ugarte, el famoso viajero que visitó varios lugares de la Argentina, recorriendo más de 22.300 km a pie empujando una carretilla. Emilio lo fotografió en la década de 1930, en ocasión de encontrarlo en una competencia automovilística; varios años después, en la provincia de Misiones donde vivía, en el Parque Nacional Iguazú, lo filmó en su singular vivienda.
Su nieto Martín Rodríguez está trabajando en un espacio web donde se podrán ver todas las filmaciones realizadas por Emilio, cuyo valor histórico para esta unidad es muy importante.

LA FUNDACION DE OXINUEVE
Quien nos ocupa fue socio fundador de la firma «Oxinueve», fundada 20 de junio de 1964. En esa oportunidad, integró la firma junto a Villa Hermanos, Zappa y Baztarrica.
En esta empresa ejerció la dirección técnica junto a su hermano Genaro, Mario Bengoa y Roberto Villa.

LA HOYADORA «EMIBEN»
En 1970, Emilio Gamboa produjo y patentó la Hoyadora «Emiben», una perforadora de pozos lograda a través de muchas horas de trabajo y de agudo ingenio, siendo muy reconocido por el periodismo local por el aporte hacia las tareas del campo. Este incremento, asimismo, le permitió ganar premios y trofeos en las exposiciones rurales donde era exhibido.
La presentación oficial de la Hoyadora «Emiben», en 9 de Julio, tuvo lugar ante los medios de prensa locales en la confitería «Cla Lauquen», ubicada en la avenida Vedia y Cavallari.
Se trataba de un producto respaldado por muchos años de experiencia y garantizaba la provisión de todos sus repuestos.

VOCACIÓN DE SERVICIO
A lo largo de su vida, integró muchas comisiones directivas de asociaciones nuevejulienses. En 1955 formó parte del Automóvil Club; por esos años también integró la Cámara de Comercio e Industria y la Asociación de Bomberos Voluntarios. El Club Atlético «9 de Julio», lo contó también entre sus integrantes, y miembro de la Comisión directiva en diferentes períodos.
Por otra parte, fue un decidido colaborador del primer centro vasco «etxe maitea», poniendo a disposición de la institución las instalaciones de su industria, para la realización de las famosas fiestas vascas que organizaba junto a las familias Artolazábal, Apraiz, Malabiabarrena, Lesca, Leunda, Corajoría y Miguelena, entre otras.
En la década de 1950, fue designado por el intendente municipal Horacio Italiano, para integrar una comisión encargada de controlar obras de pavimentación que se realizaban en la ciudad.
Entre otras instituciones en la que colaboró desinteresadamente se encuentran el Archivo y Museo Histórico Local y el Aeroclub; también conformó la Comisión de Amigos del Parque, junto con Antonio Aita, Joaquín Viegas, Bardonesca, Carpaneto y Raúl Eduardo Mascheroni.
En muchas ocasiones demostró su generosidad, efectuando aportes y donaciones. En 1943, junto a su hermano Genaro, donaron el primer mástil de la Escuela Nacional de Comercio; también realizaron en su taller y donaron a la comunidad la Cruz que remata el campanario de la capilla Nuestra Señora de los Dolores, contigua al Hospital.
En su herrería, en muchísimas ocasiones, confeccionó las cruces de hierro que, por entonces, se utilizaban en los sepulcros. Aquellas personas de menores recursos que no podían costearlas, conociendo del altruismo de Emilio, se las solicitaban y se las proporcionaba gratuitamente.

VIAJERO INCANSABLE
Fue Emilio un viajero incansable. Primero con su cámara fotográfica, luego con la filmadora, recorrió junto a su familia la República Argentina y luego, en 1983, recorrió Europa y sus amigos Antonio e Hilario Artolazábal lo llevaron a recorrer todos los rincones de la tierra de sus padres.

UN PATIO ANDALUZ
Entre los sueños y la realidad hay un solo paso, la firmeza para realizarlos. Es así como en 1952 hizo realidad el anhelo de construir en su casa, íntegramente con sus manos, un patio andaluz. Para ello utilizó mayólicas españolas, traídas especialmente para tal fin; con hierro forjado confeccionó las mesas y sillas, así como también un hermoso farol en el cual se encuentran grabados los nombres de los integrantes de la familia.
Ese patio sirvió en muchas ocasiones para realizar tomas fotográficas y, en la década de 1980, fue el escenario donde Horacio Filoni realizó una obra de teatro que fue filmada por Emilio.
Siempre estuvo predispuesto a crear belleza y el disfrutar de la naturaleza en todas sus expresiones. En cierta ocasión, en 1954, luego de realizar un viaje a la ciudad de 25 de Mayo, puso en práctica la idea de embellecer la fachada de su casa colocando una enredadera de rosas. Algunos vecinos del barrio recogieron su iniciativa y también colocaron rosales en sus veredas, un hecho simpático que fue recogido y comentados por la prensa de la época.

SU FAMILIA
Emilio formó su hogar junto a María Teresa Huerta, con quien contrajo enlace el 17 de septiembre de 1938, en la entonces parroquia Santo Domingo de Guzmán de esta ciudad (hoy Catedral). De esa unión nacieron dos hijos: Mario Emilio (fallecido en 2009) y Susana Alicia. Conoció y disfrutó a sus siete nietos: Fernando, Alejandro y Pedro Bengoa Tellechea y Cecilia, Guillermo, Andrea y Martín Rodríguez Bengoa.
La familia Bengoa posee un frondoso árbol genealógico que data del año 1600, con las correspondientes partidas de nacimientos y bautismos que certifican los datos volcados en cada rama. Asimismo posee un escudo, en su origen vasco-navarro, que lo forman hasta el día de hoy dieciséis generaciones.

PALABRAS FINALES
Emilio falleció el 15 de agosto de 1990, cuando contaba 77 años.
Un sueño que dejó sin cumplir fue la entrega de estatuillas con la imagen de Martin Fierro a vecinos destacados de la ciudad. Esa piezas habían comenzado a confeccionar en su taller, con sus propias manos, pero la muerte le impidió llevar a cabo ese deseo. Otro de los proyectos que su desaparición física dejó trunco fue la creación de un museo del carruaje, para lo cual también trabajaba con especial empeño.
La suya fue una casa de puertas abiertas. Muy familiaro y entusiasta, reunía a vecinos y amigos en su casa para distintos festejos, carnavales, cumpleaños, etc. Solidario y colaborador, gustaba de la música y aún se conservan discos de pasta que escuchaba en su juventud.
De una conducta intachable, respetuoso y generoso, abrazó su vocación con dedicación. Fue un enamorado de su profesión y de sus nobles aficiones y, al mismo tiempo, un enamorado de la vida.

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