spot_img
spot_img
12.8 C
Nueve de Julio
jueves, abril 25, 2024

El Obispo Diocesano presidió la Misa Crismal

En la tarde de ayer, en la Catedral de 9 de Julio, tuvo lugar una importante celebración para la vida diocesana y litúrgica. Se trata de la Misa Crimal, que el Obispo de la Diócesis, monseñor Martín de Elizalde celebró junto al clero secular y religioso.

En esta ocasión, el prelado consagró el santo crisma y bendijo el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos. Esta misa es tenida como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él.

LA HOMILÍA
En una primera parte de su homilía, monseñor Elizalde expresó “un profundo y sincero agradecimiento a Dios por haber dado a su Iglesia el Supremo Pastor que debe guiarla en este tiempo, el Papa Francisco”. Asimismo, recordó con emoción al Papa emérito, Benito XVI.
Haciendo referencia a la Misa Crismal, recordó que “el obispo, sucesor de los apóstoles, consagra el santo crisma y bendice los óleos de los catecú- menos y de los enfermos”.
“Los sacramentos –añadió- nos procuran la gracia, desde el inicio en el Bautismo, por el agua y la invocación de la Trinidad, y en él somos ungidos, con el óleo santo, primero, para purificar el alma, y con el crisma, que nos recuerda que somos miembros de un pueblo real, sacerdotal y profético. Los sacramentos son la ayuda que nos fortifica a lo largo de nuestra existencia en la tierra, nos mantiene en la santidad de vida, nos prepara para cada nuevo desafío y permite así alcanzar las metas espirituales deseadas”.
En el mismo sentido, precisó que “por el santo crisma recibimos en la Confirmación el Espíritu Santo, con sus dones; con él, en la sagrada ordenación son ungidos los obispos y presbíteros, para el sacrificio eucarístico, la santificación y la enseñanza del pueblo de Dios”.
La Misa Crismal, según su explicación “contiene en cifra a toda la Iglesia diocesana, representada por sus pastores, los presbíteros, los diáconos y ministros, con la presencia de los religiosos y los fieles que, de todas las comunidades de la diócesis, han concurrido, no sin sacrificio, para participar cordialmente en el misterio de la gracia, el misterio de la Iglesia, que estamos celebrando”.

AGRADECIMIENTO
A LOS
SACERDOTES
El Obispo Diocesano agradeció, en esta oportunidad, a los sacerdotes “por su comunión y su ministerio, animarlos para que sigan creciendo en su identificación esperanzada con el Señor, invitarlos a progresar siempre en generosidad y en santidad de vida, y así, sostenidos los unos con los otros, llevar adelante la misión recibida”.
“Siempre –señaló- habrá cosas para mejorar y crecer, y ojalá podamos encararlas con entusiasmo y buena disposición, porque la vocación recibida no nos pertenece; es un depósito valiosísimo que nos ha sido confiado, y queremos mantenerlo sano y puro, y entregarlo acrecentado al fin de nuestro camino al Juez que nos espera, y a cuya misericordia de Pastor y hermano no dejaremos de encomendarnos. Es por esta actitud de humildad y de obediencia que podremos alcanzar la meta; por este testimonio, que debemos pedir, y mucho, en la oración, se hará escuchar con eficacia el llamado a la vida sacerdotal, la vocación al diaconado, el seguimiento de Cristo en la vida consagrada, la fidelidad en todos los caminos de la vida cristiana, para servir a Dios y evangelizar al mundo”.

Más noticias