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Nueve de Julio
sábado, abril 20, 2024

La fotografía artística como camino de expresión

El joven nuevejuliense Tomás Botis Castaño es un fotógrafo profesional que, en sus trabajos, revela talento artístico y un particular cuidado estético que le ofrecen excelencia. Formado en Fotografía, en 2009, por espacio de tres años, en un instituto prestigioso de la ciudad de Buenos Aires en la Escuela de Fotografía Creativa «Andy Goldstein», comparte esta profesión con la de Optico Técnico y se encuentra realizando una especialización en contactología.

Actualmente, asimismo, tiene una columna semanal en el Diario EL 9 DE JULIO, en la cual la diferentes aspectos vinculados con su arte, la Fotografía.
En una entrevista nos revela sus preferencias artísticas y algunos aspectos acerca de la vocación elegida.

– ¿Cómo surge tu vocación hacia la Fotografía?
– En 1998 me habían obsequiado una cámara fotográfica de las compactas, a rollo, super básica. Esa cámara me había cautivado.
Al principio, comencé a tomar fotografía sin conocimiento, procurando oprimir el disparador y que salga lo que fuere. Durante mucho tiempo estuve sin ningún tipo de acercamiento hasta que, en 2004, apareció en casa una cámara digital. Ahí se despertó, nuevamente, mí interés por este arte.
En realidad, cuando cursaba la carrera universitaria, disponía de un tiempo y, en consecuencia, elegir realizar un curso de Fotografía; pero, en realidad, con el tiempo lo que solamente iba a ser la realización de un curso para ocupar el tiempo libre, se convirtió en una profesión.

– ¿Qué encontraste en la Fotografía, como profesión y como vocación?
– La fotografía me interesa como una herramienta de expresión. Siempre me había gustado escribir; pero, en la fotografía, encontré un medio que podía manejar aún mejor, permitiéndome disponer de muchas cosas que podía dominar efectivamente, con resultados que podía interpretar mejor.
Estudié muchos artistas, fotógrafos, pintores y escultores, y sin lugar a dudas el que más me interesa es Caravaggio, pintor italiano, primer gran exponente de la pintura del Barroco. De él me interesan los contraluces, contrastes muy fuertes, muy marcados, en los que predominan grandes diferencias entre sombras y puntos de luz muy intensos.
Con respecto a Caravaggio, su obra me despertó una idea, la de reinterpretarla a la luz de la actualidad, es decir cómo se vería una de sus pinturas en fotografía, ambientada en la época actual. Se trata de «La incredulidad de Santo Tomás», una pintura muy conocida, que ubica la escena en la cual Santo Tomás introduce el dedo en la llaga del costado de Cristo para comprobar que, efectivamente, era él.
Apropiarme de esa imagen y darle una grave resignificación desde lo contemporáneo, fue una experiencia muy interesante.
Por otro lado, otro de mis referentes, en materia fotográfica, es Dubois. De este autor me interesan sus capturas instantáneas, que me parecen geniales.

– De tus palabras es posible deducir tu particular interés por la fotografía artística…
-Efectivamente. Lo que realmente me llama como vocación, como forma de vida, es la fotografía artística. Vivir del arte es muy difícil, por lo tanto es necesario encontrar un balance entre aquello que uno soñaría realizar y lo que permite vivir.
Las dos carreras que elegí, Fotógrafo y Óptico Técnico, se basan esencialmente en la luz. De ambas he aprendido mucho.

– Como artista, ¿qué opinas de la diferencia existe entre la fotografía digital y la analógica?
– La fotografía digital es más barata, más práctica y más rápida. La analógica, en cambio, tiene cierto romanticismo, la cuestión del trabajo manual y, sobre todo, del pensar antes de efectuar la toma. Esta última práctica se pierde con la cámara digital, lo cual es una verdadera pena, porque se trata de un ejercicio fundamental para evitar caer en el imperativo de sacar gran cantidad de fotos y recién después elegir.
La fotografía analógica permite quizá, aplicar un mayor criterio a la hora de la puesta de las luces, por ejemplo. Por otra parte, siempre es bueno experimentar e ir mejorando, y eso lo permite la fotografía digital.

– Cuando te posicionás frente al objeto, a la escena a fotografiar, ¿cuáles son tus premisas?.
– Todo depende, principalmente, del momento y de cómo me dejo llevar por ese momento. Se puede plantear un encuadre, analizar cómo impacta la luz en determinado momento; pero, uno se termina dejando llevar por ese momento, por ese ir y vuelta que no compromete con la foto que se desea tomar.
El gran fotógrafo Henri Cartier-Bresson, decía que, si una foto no te gusta, es porque no estás suficientemente cerca al momento de la captura. Creo, que no se refiere a una distancia física, sino a un compenetrarse con la escena que se está fotografiando.

– ¿Un consejo que quieres brindarnos, desde tu experiencia?
– Creo que es valioso comprometerse y entregarse abiertamente al arte. Es importante, del mismo modo, incentivar la práctica fotográfica de tomar imágenes, analizándolas y disponiéndose a una autocrítica. Es esencial darle una revalorización al momento de la fotografía.

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