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Nueve de Julio
jueves, abril 25, 2024

Marcelo Petetta obtuvo un importante premio literario y prepara la edición de su primera novela

Tal como lo informamos en la edición de ayer, el lunes último, en la ciudad de Buenos Aires, en la entrega de los premios a los autores cuyas obras fueron seleccionadas para la antología de narradores noveles argentinos «Yo te cuento Buenos Aires III», fue distinguido con el primer premio un cuento escrito por el nuevejuliense Marcelo Petetta, titulado «El reflejo de la daga en la pared». Este relato, que constituye una interesante pieza literaria, fue seleccionada entre las mejores en su tipo, obteniendo la distinción más importante.

En diálogo con EL 9 DE JULIO, Marcelo Petetta se refirió a su obra, a su vocación por la literatura, la lectura y escritura, como así también a la novela de su autoría que será editará en breve.

– ¿Qué significado ha tenido para vos, recibir este premio?.
– Para mí ha sido una gran sorpresa. Se trata de mi primer cuento presentado en concurso.
Hace alrededor de tres años comencé con Adriana Romano a trabajar en técnicas de escritura. Precisamente, en una de esas técnicas desarrollamos cuentos y, uno de ellos, le gustó mucho a Adriana y me sugirió su presentación en un concurso.
Envié el cuento al concurso «Yo te cuento Buenos Aires III» y, al cabo de un tiempo me llegó una devolución en la que se me informaba que estaba entre los treinta y cinco pre seleccionados y, más tarde, recibí con inmensa alegría la noticia de que había sido elegido entre los 26 cuentos que iban a ser publicados en la antología.
El lunes, en la entrega de los premios, fue una gran sorpresa conocer que mi cuento recibía el primer premio.

– ¿Cómo llega a tu vida esta vocación por la literatura?.
– La pasión por escribir llegó a mi vida ya de grande. Desde muy chico pasé muchas horas leyendo y escuchando música; de hecho soy fanático de la lectura y de la música; con ambas continué a lo largo de los años.
En aquellos momentos en que, los estados de ánimo no eran los mejores, comencé a escribir. En algún punto, sentí que debía dar un paso más respecto de esa escritura, porque ella llenaba aspectos de mi vida y me hacía bien; así fue, por una de esas casualidades del destino me encontré con un libro de Adriana Romano, cuya tapa estaba ilustrada con una foto de Sandra Poggi. Ella, que es amiga mía, me puso en contacto con Adriana y así comencé a trabajar con esta escritora genial y excelente profesora.

– ¿Cómo surge la idea de escribir una novela?
– Con Adriana realicé diferentes talleres. En los mismos, además del cuento, surgió la posibilidad de comenzar a escribir un relato y, a partir de este, una novela que ya se encuentra finalizada y próxima a editarse. Se trató de un trabajo de más de un año y luego se debió poner énfasis en las correcciones.
La escritura de esta novela constituyó una experiencia alucinante de aprendizaje, de saber que cada una de las cosas tienen su tiempo de maduración. La novela también necesitaba de ese tiempo y creemos que el mismo se ha cumplido y que ya es el momento de editarla.

– ¿Cómo te posicionás frente a la idea literaria, a la hora de escoger la temática o los personajes?.
– Por cuestiones laborales me toca recorrer la calle, andar por distintos lugares. Eso me llevó a conocer mucha gente, de características muy diferentes; también, esa experiencia me permitió conocer historias singulares.
La novela refiere acerca de un personaje que transita el Mercado Central desde muy chico, de la mano de su padre, un verdulero. Por diferentes circunstancias vive encuentros y desencuentros, constituyendo una novela de ficción muy dinámica, muy veloz.
El personaje principal tomó forma solo. Sin dudas, en la escritura se revelan muchas cuestiones personales, vivencias narradas o vividas. En algún punto, el personaje adquiere una connotación totalmente real, aún tratándose de una ficción.

– ¿Quiénes son tus referentes o aquellos autores que han influido en tu pensamiento o en tu obra?.
– Así como en la música, tuve la posibilidad de pasar por la lectura de todos los géneros.
Recuerdo que de niño solía leer una serie, que era muy conocida en ese tiempo, titulada «Los felices Hollister», de Jerry West, pseudónimo que usaba el autor americano Andrew E. Svenson para firmar su obra literaria dedicada a los jóvenes. Aquellos libros trataban sobre la simpática historia de una familia norteamericana y sus diferentes vivencias. En esa época retiraba los libros de la Biblioteca «José Ingenieros».
Con el correr de los años transité por otro tipo de lectura, desde la novela hasta los libros de autoayuda. Me parece genial toda la literatura de Gabriel García Márquez. No he leído aún, porque considero que todavía no es el tiempo de hacerlo, algunos grandes de la literatura, como es el caso de Borges. Creo que en algún momento tendré la oportunidad de hacerlo.
Ahora he escogido la lectura de las obras de Haruki Murakami. Este autor me ha ayudado a situar en la realidad algunos elementos que a veces forman parte del inconsciente.

– Desde tu propia experiencia, ¿cómo conge- niás las tres dimensiones de tu vida cotidiana: vida familiar, vida profesional y vida literaria?.
Bueno, en primer lugar es importante el gran apoyo de la familia, que comprende que, en este caso la literatura y escritura, constituyen un ámbito que nos hace bien a todos.
En lo profesional, muchas veces se deben resignar algunas horas, pero existe una satisfacción muy especial en escribir. No se trata del hecho de recibir un premio, si bien éste ha sido un hermoso regalo; la literatura y la escritura me han brindado una mejor calidad de vida.
La mejor calidad de vida no viene solamente de la mano de los logros económicos o materiales; los cuales, sin duda, pueden ayudar a transitar mejor. Hay muchos otros espacios para vivenciar.
No me siento un escritor; me siento un aprendiz. He comenzado un camino que espero no detener; porque me hace muy bien, tanto a mí como también a todas aquellas personas que me apoyan, la familia y los amigos.

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