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jueves, marzo 28, 2024

Alertan sobre los casos de chicos que se meten pequeños objetos en nariz, oídos y boca

Un ex profesor de la UBA advierte que producen síntomas que, si son atendidos por médicos no entrenados, pueden ser confundidos con diversas patologías.

La introducción de pequeños objetos en las fosas nasales, en los oídos o a través de la boca resulta más o menos habitual entre los chicos. Pero lo que empieza como una travesura puede terminar produciendo síntomas que se confunden con los de otras patologías, lo que retrasa la implementación de un tratamiento efectivo.

Así lo reveló a la Agencia CyTA el doctor Alberto Chinski, ex profesor titular de la UBA y director de la revista de la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología (FASO). Chinski condujo una investigación epidemiológica sobre la naturaleza de cuerpos extraños extraídos de 2.500 chicos a lo largo de cinco años.

Según el médico, los síntomas que producen estos accidentes varían con la localización. Si los cuerpos se meten y “atascan” en la nariz, algo que representa dos tercios de los casos, suelen provocar insuficiencia ventilatoria nasal, sangrados, rinorrea (moco) y/o percepción de mal olor. En esos casos, médicos no entrenados pueden diagnosticar equivocadamente una sinusitis o rinitis, o desestimar el cuadro como un problema “menor” o pasajero.

Cuando los objetos se introducen en el oído, en cambio, el signo más habitual es la hipoacusia o pérdida parcial de la audición “y puede confundirse con un tapón de cera”, señaló Chinski, quien dirige un Centro de Otorrinolaringología que lleva su nombre. Por último, los cuerpos que se tragan y acceden al esófago, como monedas, pueden originar vómitos.

“Los cuerpos extraños que se ubican en oído y nariz requieren ser extraídos lo más temprano que se pueda. En tanto, los que se localizan en esófago se pueden resolver con rapidez y sin secuelas en la medida que se diagnostique en forma temprana y no tenga bordes o puntas filosas, como el hueso de pollo”, subrayó el médico.

Chinski recomendó educar a los padres para controlar y observar a los chicos.

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