Esta mañana recibimos la triste noticia que, en el Hospital Italiano de La Plata, se había apagado la vida de la querida Claudia Acosta, de 33 años de edad.
Claudia, quien había sido sometida, el pasado 6 de octubre, a un transplante de médula ósea, no pudo superar este difícil trance que el destino puso en su camino. Sus pocos años no le fueron suficientes para hacer frente a esta dañina enfermedad.
Pese a la tristeza que nos provoca la partida de Claudia, se nos presentan en la mente distintos momentos que, desde EL 9 DE JULIO, hemos vivido con ella. Cada vez que nos visitaba nos daba una lección de vida: Claudia estaba muy ilusionada y esperanzada de que todo lo iba a superar. Su ilusión por acompañar a sus hijos, Valentina y Axel, en su crecimiento era el motivo que fortalecía su andar.
Siempre se sintió acompañada por su familia, por su madre, sus hermanos, primos y tíos y, en especial, por su esposo Carlitos, quien le daba fuerzas a esa esperanza de ponerse bien.
Claudia fue coreuta, amante de la música, integrante del Coro Polifónico «Ciudad de 9 de Julio». Era una chica muy agradecida. Valoraba la solidaridad de los vecinos que la ayudaban a través de las alcancías. Cada vez que abríamos una alcancía, ella decía: «Cómo me gustaría abrazar a cada una de las personas que me ayudan, material y espiritualmente». No solamente en la alcancía estaba el aporte económico, siempre aparecía escrito algún papelito con palabras de aliento o unas estampita para darle protección.
Hoy estamos tristes, se ha ido Claudia. Todos los que estamos aquí, en EL 9 DE JULIO, tenemos algo lindo para decir de Claudia. Ella se metió en el corazón de todos nosotros y de todos los lectores que la ayudaron y se interesaban por saber cómo andaba.
Hoy, Claudia, está en otra dimensión, allí, al lado de Dios, donde van los privilegiados. Seguramente que, desde ese lugar, nuestra querida muchachita nos está abrazando a cada uno de nosotros, como ella siempre anhelaba.
