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Nueve de Julio
viernes, abril 19, 2024

Una persona de bien que lucha por la integración

* Nacido en Chascomús, ingresó en plena juventud al Automóvil Club Argentino, donde viene trazando una carrera de más de 30 años.
* Practicó el box y el fútbol y, ahora, es uno de los ajedrecistas integrantes de la Escuela de Ajedrez de esta ciudad.
* Permanente luchador por la integración de las personas con capacidades diferentes, se ha desempeñado en esta ciudad como también en Chascomús, en entidades vinculadas con el tema.
* Participa en programas radiales y en el periodismo ofreciendo su palabra esclarecedora sobre temas vinculados con la discapacidad.
* Actualmente es el concesionario de la estación del Automóvil Club Argentino en 9 de Julio.

Dialogar con Julio Heredia, es una experiencia sumamente enriquecedora. Posee la característica singular de ofrecer al interlocutor un diálogo ameno y sumamente respetuoso, abierto a las ideas y al pensamiento y siempre dispuesto a aceptar la opinión diferente.
Desde el espacio radial de FM «Felix», en el programa «Mentes Abiertas» dirige su palabra esclare-cedora sobre diferentes temas vinculados con la discapacidad y la integración de las personas con capacidades diferentes en esta ciudad. Conoce a fondo estas cuestiones que forman parte de nuestra realidad como sociedad, a veces poco difundidas.
Julio nació en la ciudad de Chascomús, el 9 de febrero de 1955, en el hogar formado por José Manuel y Elida. El noveno de once hermanos, su padre había sido intendente interino de Chascomús.
Sus estudios los cursó en su ciudad natal, donde también trancurrió su juventud. «Fuimos creciendo al cobijo del amor de mamá, que era un ser maravilloso», rememora, en su diálogo con EL 9 DE JULIO.
Contaba apenas diecisiete años cuando ingresó en el Automóvil Club Argentino (ACA).
Al principio, comenzó a trabajar en la playa de la estación de servicio de su ciudad, luego en en los sectores de mantenimiento, limpieza y gomería, entre otras, hasta que, en 1980, se incorporó en el área de administración. En 1981, Julio, fue nombrado jefe del ACA de Punta Indio.

EL BOXEO Y EL FUTBOL, DOS PASIONES
Siendo muy joven, Julio Heredia comenzó a practicar el boxeo. Su debut tuvo lugar en General Belgrano; en una primera etapa peleó en la categoría de Medio Pesado y, más tarde, pasó a Pesado.
Sus primeros triunfos los obtuvo ante tres pupilos de Emilio Battistesa, el conocido manager del tucumano Horacio Saldaño, quien pelió por el título del mundo.
Con Battistesa, Julio había comenzado a entrenar en el Luna Park, pero al poco tiempo, cuando estaba a punto de debutar en ese ámbito, se produjo el inesperado fallecimiento de su entrenador.
Julio fue finalista en el Campeonato Argentino de 1981, de la Asociación Argentina de Box, y se encontró muy cerca de convertirse en profesional.
«Estuve a un paso de ser profesional en el boxeo. En aquella época, para llegar a ser un profesional había que batallar bastante», recuerda.
Como boxeador amateur peleó en La Plata, Pergamino, General Madariaga, Buenos Aires y Dolores , entre otras ciudades, alcanzando buenos resultados.
En su juventud, también practicó el fútbol, integrando algunos equipos en clubes de barrio en Chascomús.

EN 9 DE JULIO
Julio Heredia vino por primera vez a la ciudad de 9 de Julio en 1981, para realizar una suplencia a quien se encontraba al frente de la estación del Automóvil Club Argentino local, que había salido de vacaciones. En esa oportunidad estuvo por un espacio breve, de no más de treinta días.
Varios años después, en los años 1983 y 1985, volvió para hacer otras suplencias hasta que, en septiembre de 1990, se estableció por primera vez en 9 de Julio, por un espacio mayor de tiempo, para ocupar la jefatura de la filial del ACA. Este cargo lo desempeñó hasta diciembre de 1993.
El 17 de agosto de 2005, Julio Heredia retornó a esta ciudad, como concesionario de la estación de servicio del Automóvil Club Argentino.

SU LABOR POR LA INTEGRACION DE LAS
PERSONAS CON CAPACIDADES DIFERENTES
Heredia ha venido trabajando intensamente en favor de la integración de las personas con capacidades diferentes. De una manera absolutamente generosa se brinda a la comunidad y ha ofrecido un espacio de integración a jóvenes discapacitados para que puedan desempeñarse laboralmente.
Cuando nació su hija, María Eugenia, en Ensenada, con Síndrome de Down (SD), Julio comenzó a formar parte de algunas instituciones como APADIM y emprendió una acción intensa, con la certeza de que «toda gran caminata comienza con un pequeño paso».
En la primera etapa en que Julio vivió en 9 de Julio estuvo vinculado al Centro de Estimulación Temprana, donde asistía su hija. En aquel entonces, no estaba del todo difundido en la sociedad el conocimiento acerca del Síndrome de Down . En consecuencia, la entonces directora del Centro de Estimulación junto a Julio brindaron charlas a la comunidad de padres del Jardín de Infantes donde asistía Maru.
«Cuando Maru comenzó la escuela primaria, ya nos encontrábamos nuevamente en Chasco-mús. Teníamos en claro que nuestra meta era, fundamentalmente, la socialización, su integración en la sociedad. Si preparamos bien a nuestros hijos y les damos las oportunidades que merecen, pueden llegar a ser personas muy útiles para la sociedad», explica.
Su hija cursó los nueve años de la escuela común y merced al trabajo de Julio, de su familia y a sus cualidades personales de Maru, ella se encuentra hoy completamente integrada al mundo del trabajo y a la sociedad, complementándose notablemente bien. Un gran ejemplo para la comunidad.

EL TEMA DE LA DISCAPACIDAD Y
LA INTEGRACION LABORAL
Cuando Julio Heredia retornó a 9 de Julio, después de más de una década, se reencontró con algunas familias conocidas, con viejos amigos y con una comunidad que iba cambiando favorablemente; pero al mismo tiempo, halló que en algunos aspectos, la sociedad parecía detenida.
«Me llamó la atención -rememora-, cuando regresé a 9 de Julio, después de doce años, encontrar un Taller Protegido con los mismos operarios de aquel entonces; lo que daba cuenta de un Taller con una sola puerta de entrada pero sin salida; con una sociedad que no se abría para darles trabajo; con una escuela que no se disponía para buscarles un futuro».
«Está radicado -considera- el pensamiento de que cuando los chicos salen de la escuela tienen el Taller Protegido. Ante ello, me he preguntado: ¿por qué no buscarles la posibilidad de integrarlos al mundo del trabajo, para que puedan intercambiar con las demás personas?».
Entiende que «esta es una realidad que no solamente se da en 9 de Julio, ocurre en muchos otros lugares».
Julio remarca la importancia de integrar a las personas con discapacidad a la vida social, fomentando que ellos compartan con las demás personas las diferentes manifestaciones.

EL AJEDREZ
En la actualidad, Julio es un permanente colaborador de la Escuela de Ajedrez y Damas «Héctor D. Rossetto», con la que ha participado en algunas competencias zonales.
Junto a su hermano mayor (fallecido), que era periodista y se desempeñó como jefe de redacción del diario «El Imparcial» de Chascomús, en tiempos en que Raúl Alfonsín era director de ese médio dem prensa, compartió su pasión por el ajedrez. Si bien comenzó a jugar siendo muy joven, en el tiempo en que el gran Bobby Fischer deslumbraba con sus triunfos, debieron pasar varios años hasta que, ya radicado en 9 de Julio, reanudó las prácticas, incentivado por el instructor internacional Ricardo Pereyra.
«Me entusiasma -afirma- ver a mi hijo de ocho años que está jugando, como así también, cada vez que salimos a jugar afuera poder ver el interés que existe por el ajedrez, sobre todo en las escuelas municipales que apoyan a los ajedrecistas. Es muy gratificante ver que hay chicas y chicos practicando y con un muy buen nivel».
«Somos dos personas mayores que vamos acompañando a los chicos que participan en los torneos de ajedrez zonales. Ciertamente, los mayores no vamos para obtener un gran resultado en el campeonato, sino sobre todo para compartir el entusiasmo de los jóvenes por este juego-ciencia, pudiendo ver el espíritu y la garra que sobreponen», refiere.

SU FAMILIA
La familia de Julio Heredia está conformada por tres hijos. De su primer matrimonio con Marta (fallecida) nacieron dos hijos, un varón y una mujer que actualmente tienen 26 y 24 años de edad, respectivamente; y de su segundo matrimonio con Guillermina, nació otro hijo varón de 8 años.

PALABRAS FINALES
Quienes comparten a diario las actividades que desempeña Julio Heredia, pueden advertir en su personalidad la presencia de aquellos valores espirituales que se centran la vida de todo hombre de bien: la dignidad, el desinterés, la honestidad, el honor, el respeto por los demás y el gusto por las cosas bien hechas. Tiene el carácter de una persona sumamente cordial, su humildad revela su condición siempre abierta para aceptar a los demás tal cual son.

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