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viernes, diciembre 13, 2024

Marcelo R. Wiman Bianco. El ahijado patricense del presidente Alvear

  • Había nacido en Patricios en 1924 y era el séptimo hijo de una escala de siete hermanos varones.
  • En mayo de 1927 fue bautizado en la Parroquia de 9 de Julio, apadrinado por el Intendente Municipal Ramón N. Poratti en representación del Presidente de la Nación Dr. Marcelo T- de Alvear.
  • Se recibió de Contador Público Nacional en 1951.
  • Se desempeñó en el cargo de Subgerente General en el ex Instituto de Servicios Sociales Bancarios.

El 27 de mayo de 1927, el intendente Ramón N. Poratti representó al presidente Alvear en el bautismo de Marcelo Ricardo Wiman, el séptimo hijo del jefe de la estación ferroviaria de Patricios. En esta ocasión el acontecimiento cobró mayor magnitud pues, en la misma ceremonia, el matrimonio Wiman hizo bautizar a sus otros seis hijos.
La revista “Caras y Caretas” también se hizo eco del bautismo del niño Wiman, publicando el retrato grupal en su edición del 30 de julio de 1927.

EL BAUTISMO
Marcelo Ricardo Wiman nació el 25 de mayo de 1924, en Patricios, hijo de Rodolfo Wiman y de Josefa Bianco
El 7 de julio de 2007, en una entrevista mantenida con EL 9 DE JULIO, Marcelo Wiman recordaba sus vivencias familiares y nostalgias de su querido Patricios. Narraba que su “padre era devoto de la Iglesia Protestante Sueca y su madre del credo católico, no había podido convencerlo de hacer bautizar sus vástagos”.

Retrato grupal tomado en ocasión del bautismo de Marcelo Wiman. En el centro de la imagen, en niño posa junto al intendente Ramón N. Poratti y su esposa.

“Mi padre –recordaba- fervoroso adherente Yrigoyenista que en 1927 gobernaba al país y sus correligionarios, al tanto de las gestiones de un sacerdote para realizar el bautismo, no descartaban las ventajas que en el ámbito partidista se podrían conseguir, pues los siete hijos eran varones y, de acuerdo con la costumbre vigente debía ser el Presidente de la República quien apadrinara al séptimo, y ellos, entre bambalinas, estaban organizando los festejos para celebrar más que el bautismo, la llegada del primer mandatario Alvear, que descontaban que aceptaría la invitación. Por secretaría de la presidencia llegó la comunicación que el presidente había declinado el viaje y en su representación habíase designado a su gran amigo el Intendente Municipal Ramón N. Poratti”.
Las cosas se encaminaron para que el bautismo múltiple (los siete hijos) se realizara el 27 de mayo de 1927, fecha en que una multitud de comensales lo celebró con un suntuoso banquete, donde no faltaban delante de cada plato y al lado de las copas fotos de Hipólito Yrigoyen. El inusual acontecimiento político y religioso, y de cierta manera también familiar fue anunciado el mismo día del bautismo la prensa local, en cuyas crónicas se nominan los que, con sus esposas, apadrinaron a los hermanos: Marcelo Ricardo, Leandro Marcelo, Alberto Ismael, Jorge José, Enrique Oscar, Raúl Leopoldo y Rodolfo Alejo, fueron apadrinados por Ramón N. Poratti y Adelina Doga, en representación del Presidente; Florentino Valenzuela y Ramona Arzuaga, Rafael Adobato y Leonilda Platolino, Antonio Carulla y Josefa García, Martín J. Inchaurrondo y Arminda Pallero, Juan J. Balucchi y Emilia Lavignolli, Moisés C. Morris y María Luisa Blanco, respectivamente.
El padre de Marcelo lo acompañó durante años con el orgullo de ser ahijado de un Presidente, hasta que advirtió que, de los siete hermanos, él era el único que nunca tuvo padrino visible, que jamás supo lo que era sentir un beso, una caricia y por qué no recibir un regalo del hombre que supuestamente se iba a ocupar de él, en las emergencias, y que su bautismo sólo formó parte de un acto político. Una medalla de oro , obsequiada por el Presidente era el único recuerdo de aquella lejana ceremonia cuya implantación se originó en una vieja costumbre rusa que una familia inmigrante consiguió introducir en el país. En la década de 1960, al entrar ladrones al departamento de Marcelo, entre otros objetos, se llevaron la medalla de oro.

REGRESO A PATRICIOS, SU PUEBLO
Wiman debió ausentarse de su terruño cuando apenas tenía cinco años de edad, porque su padre, que se desempeñaba en el Ferrocarril Compañía General Buenos Aires, fue ascendido de categoría, trasladado a Pergamino, previo paso por poco tiempo por Mercedes, y luego fue designado Gerente Operativo.
Cursó estudios universitarios, recibiéndose de contador público y se desempeñó en el cargo de Subgerente General del ex Instituto de Servicios Sociales Bancarios. También fue colaborador del Club de Remo de San Fernando.
A mediados de 1984, emprendió un viaje a Bariloche con su señora esposa uno de sus hijos, su nuera y dos nietas. Antes de llegar a 9 de Julio, vio en el camino un cartel que decía « Patricios 6 Km» y experimentó de repente un vehemente deseo de volver a ver el pueblo en que había nacido. Eran las primeras horas de la mañana y al llegar al pueblo natal encontró cerrada la estación que fuera su hogar y las calles desiertas, cruzó enfrente hasta el viejo edificio que había sido almacén de ramos generales de Antonio Carulla, padrino de uno de sus hermanos y esposo de la comadrona que lo ayudó a llegar a este mundo. Al observar la casona muy deteriorada, sintió honda tristeza al ver ese gran ángulo de la manzana, víctima de la incuria como un símbolo de la indudable decadencia de Patricios, como consecuencia del gobierno del proceso, que entre otras medidas cerró ramales ferroviarios. En la penumbra del interior de la vieja casa estaba el actual dueño, dedicado a la compra y venta de muebles y enseres usados. Se trataba de un hombre octogenario con profundas arrugas en su cara que había concurrido al bautismo presidencial por la amistad que lo unía a su padre y había sido subalterno.
Dejó rodar algunas lágrimas por sus mejillas, rápido se repuso, tomándolo de la mano, con emoción dejó salir en penosas palabras el dolor de sus recuerdos «No se imagina, mi querido señor la pena que me da contemplar la irremediable muerte de mi amado pueblo». El cierre del tren dejó sin trabajo a más de trescientas personas y sin recursos a sus familias, los camiones ya no vienen a descargar las cosechas, la muchachada se va a otras ciudades en busca de conchabos que aquí no encuentran y recuerda que en las viviendas, desde entonces nadie ha invertido la más mísera moneda en mantenerlas. Urgido por continuar el viaje, no aceptó el ofrecimiento de entrar a comer un asadito.
Contra sus deseos, pasarían otros 23 años en que volvería por segunda vez  al lugar donde fue noticia por ser apadrinado por el intendente local en representación del presidente. Se le habían adormecido los recuerdos vinculados con la cuna de nacimiento, hasta la noche en que por televisión anunciaron el proyecto de la película «Soy tu Aventura» dirigida por Néstor Montalbano.
En 2007, durante su segunda visita a Patricios, también pasó por la redacción de EL 9 DE JULIO.

Marcelo Wiman, en 2007, en ocasión de su visita a la redacción de EL 9 DE JULIO.

PALABRAS FINALES
Marcelo R. Wiman poseyó una riqueza espiritual  e intelectual consumada, que le permitió crear sus profusas obras literarias. Fue autor de los poemas «El Tren de la vida», «El té de la cinco en punto», «Una nueva estrella» (A mi madre), «Senectud», relato «Dr. Illía en el recuerdo «, y un ensayo revisionista sobre « Las Invasiones Inglesas».

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