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Nueve de Julio
jueves, marzo 28, 2024

A diez años de la muerte de Pablo Román Irigoitía «Pichón»

Hoy se cumplen diez años del fallecimiento de Pablo Román Irigoitía («Pichón), colaborador permanente y dilecto amigo de este diario. Consustanciado con los problemas de la sociedad argentina fue un agudo observador de la política y un desarrollista de alma.
En su homenaje publicamos una nota que escribiera en 2001 y que fuera editada en el Diario El 9 de Julio cuando el país estaba en plena crisis económica y social.

Hoy, el pueblo sólo pregunta

En su homenaje publicamos una nota que escribiera en 2001 y que fuera editada en el Diario El 9 de Julio cuando el país estaba en plena crisis económica y social.

Los jóvenes no entienden cómo puede ocurrir esto que vivimos. Los mayores no comprenden cómo se pudo llegar a esto y no tienen respuesta satisfactoria. Los jóvenes no conocieron a Frondizi y Frigerio y nadie les explica que existieron junto a una política nacional. Que fueron, y hoy está la filosofía del desarrollo que es lo mismo.
El pueblo debe saber que hay otro camino, hay que cambiar este modelo injusto y criminal por una política de DESARROLLO NACIONAL.
Al no conocer la historia se preguntarán qué harían estas dos figuras de nuestra historia reciente. Tan reciente, que uno de los protagonistas, Rogelio Frigerio, sigue en la lucha desde su lugar de descanso, aportando sus ideas. Sepan todos que en esta situación actual, Frondizi y Frigerio, analizarían la cuestión. Frondizi iría a los centros de poder mundial y les diría: «Señores, hemos tomado una decisión, ahora la opinión es de ustedes; o llegamos a un acuerdo que permita a nuestro país vivir con dignidad, o sepan que la Argentina es una Nación Soberana».
Debemos ir a los centros de poder a negociar la deuda, pero llevando un programa de crecimiento, programa para explotar las riquezas de nuestro suelo, un programa que contenga soberanía. No es cuestión de ir a pedir para seguir empeñando el futuro de la patria.
Hoy no escuchamos determinaciones patrióticas. Estamos entregados totalmente y no se escucha una voz en defensa de la dignidad del pueblo por parte de las autoridades. No hallo capacidad para entender que con nuestro territorio, nuestra población y la capacidad de trabajo, podríamos salir de este pozo de miserias, injusticias y muerte.
Y si lo entienden y no lo hacen, están traicionando la patria.
Sólo faltan los hombres que entiendan que sin el desarrollo no hay solución.
La opinión no es entre matices de neoliberalismo, no se trata de López Murphy, Cavallo o Roque Fernández. La opción es el neoliberalismo, por un lado, y por otro la política de desarrollo nacional.
Lo entienden los dirigentes o dejaremos de ser un país en serio para pasar a una dependencia total.

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En memoria de Pablo Román Irigoitia

Querido hermano:

Se cumplen 10 años de tu ausencia, te acordarás no?. Fue un 8 de marzo del 2002 y llovía, llovía mucho.
Quiero contarte cosas muy buenas e importantes que nos están pasando en esta patria tan amada por vos. Ya no está como cuando te fuiste, que tanto era tu dolor, con el país tocando fondo, con su gente padeciendo esa situación que parecía sin salida; pero como decimos, Dios aprieta pero no ahorca. Pero, así fue «Pichón», apareció un hombre desconocido para nosotros; y cuando comenzó su tarea de presidente nos dimos cuenta que comenzábamos bien. Vos, con tu sensibilidad, lo hubiera captado rápidamente, pues se cumplían tus sueños de INTEGRACIÓN Y DESARROLLO
Integración con nuestra gente, pero también con América Latina, desarrollo para todos y trabajo para todos. Junto a esta carta, Estela publica una nota tuya del año 2001 en la cual explicas muy bien cuando hablas de desarrollo.
Se nos está dando « Pichón». La gente está contenta, tiene trabajo y un Estado que los cuida; porque ese es el trabajo del Estado, cuidar a la gente, legislar para la gente.
Falta mucho todavía pero creo que se logrará. Somos una Nación libre de las imposiciones de los grandes monopolios, respetada en el mundo y considerada. Dejamos de ser, hermano, un país de rodillas.
Ojalá donde estés lo veas e imagino tu sonrisa buena.
Querido hermano, tenemos mucho para conversar. No se , quizá algún día nos encontraré.
Llueve como aquella noche. «Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena».
Tu hermana, Tila.

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