* Tuvieron a su cargo la asistencia y la cura de almas en la Iglesia Catedral de 9 de Julio.
* Cooperaron en la administración de los sacramentos a los vecinos y a la enseñanza de la catequesis.
* Fueron activos confesores y, en determinados momentos, debieron sustituir al párroco titular, haciéndose cargo de la administración parroquial.
* Sus nombres, como en la mayoría de los tenientes cura que oficiaron en 9 de Julio en el siglo XIX y comienzos del XX, permanecen olvidados, perdidos en el tiempo.
La presencia de los vicarios parroquiales, antiguamente llamados tenientes cura, generalmente es poco tratada al estudiar la historia de una parroquia. El Teniente Cura era el sacerdote auxiliar que ayudaba a ejercer la cura de alma de la parroquia; era quien usualmente ejercía como ecónomo al fallecer, enfermerar o ausentarse el cura párroco sin más nombramiento.
En la actualidad, la función del teniente cura la ejerce el Vicario Parroquial, según las instrucciones dadas por el Código de Derecho Canónico, promulgado en 1983, en los cánones 545 a 552.
En la historia de la Iglesia Catedral Santo Domingo de Guzmán, se tienen noticias de los cura párrocos que ejercieron desde su fundación en 1868, una larga y documentada nómina. Sin embargo, parecen perderse en el devenir de los años los nombres de los vicarios parroquiales que ejercieron su ministerio en esta Iglesia.
A comienzos del siglo XX, especialmente en los años en que el padre Félix Compairé, cura párroco de 9 de Julio debió estar postrado a causa de la enfermedad que terminó tempranamente con su vida, dos tenientes cura, José Annunciatta y Orencio Mainer lo asistieron en su servicio sacerdotal. Este último era coterráneo suyo, pertenecía a la misma Diócesis de origen. Debió ser, en efecto, un hombre muy cercano a Compairé, pues se habían ordenado ambos el mismo año.
Coincidentemente, los nombres de estos sacerdotes, Compairé y Mainer, en las respectivas ciudades donde fueron párrocos, les fueron impuestos a dos calles.
Incluimos en esta también al padre Manuel Moreal, también originario de la Diócesis de Jaca, quien fuera teniente cura del padre Alvarez en 9 de Julio.
A través de tres breves semblanzas biográficas, recordaremos a estos vicarios parroquiales que pasaron por 9 de Julio. Son solo tres los evocados aquí, de tantos que llegaron a estas tierras con el mismo cargo; pero, sirva, en su nombre también como homenaje a los otros.
MANUEL MONREAL
Había nacido en Pamplona. Como muchos sacerdotes de su Diócesis de origen, Jaca, emprendió viaje a América. En su caso, lo hizo aconsejado por los médicos para tratar su salud en un clima que fue más acorde.
Había cursado estudios en el Seminario Conciliar de Pamplona y en el Seminario de Jaca, siendo ordenado presbítero el 9 de junio de 1900. Durante tres años sirvió en la Catedral de su Diócesis como Maitinante. Por entonces, en las catedrales, el Maintinante era el clérigo que tenía la obligación de asistir a maitines.
Su obispo le concedió, el 25 de enero de 1901, las licencias para pasar a Buenos Aires. Ingresó en la Diócesis de La Plata, sin incardinarse, el 4 de marzo de 1901. Luego de desempeñarse como teniente cura en Pehuajó y Magdalena, fue enviado a Santo Domingo de 9 de Julio.
El 25 de febrero de 1904 fue nombrado Capellán de Carlos Casares y el 1° de junio del mismo año se lo designó Cura y Vicario de Puán, en donde permaneció hasta el 20 de mayo de 1905 en que se le concedieron testimoniales para ausentarse a su Diócesis.
Probablemente, su estado de salud le impidió retornar a España. Falleció en la Casa de Aislamiento de Buenos Aires el 31 de mayo de 1905, a la edad de 28 años y sus restos fueron sepultados en el cementerio de la Chacarita.
JOSE ANNUNCIATA
Era de origen italiano. Ya radicado en el país, hacia 1904, comenzó su ministerio sacerdotal en la Arquidiócesis de Buenos Aires. Monseñor Espinosa lo nombró Teniente Cura de Santa Lucía, en el barrio de Barracas, asistiendo a su párroco, José Américo Orzali, más tarde primer arzobispo de San Juan de Cuyo y hoy Siervo de Dios, en proceso de beatificación. El 1° de mayo de 1906 solicitó ser admitido en la Diócesis de La Plata y fue designado como vicario parroquial de Magdalena y el 12 de agosto de 1907 fue trasladado con el mismo oficio a Saladillo.
El 30 de noviembre de 1908, monseñor Juan Nepomuceno Terrero, obispo de La Plata, lo nombró Teniente Cura de 9 de Julio. El 19 de abril de 1912 pasó como Capellán de Juan José Passo. El 30 de abril de 1913 se lo envió a General Pico como primer Capellán y el 20 de setiembre de 1920 la Capellanía fue elevada a Parroquia, siendo el padre Annunciata su primer Cura Vicario.
El 25 de agosto de 1922 se lo trasladó al frente de la parroquia de Trenque Lauquen, donde falleció de un síncope cardíaco, el 6 de diciembre de 1933.
ORENCIO MAINER Y SAN AGUSTIN
Orencio Antonio Mainer y San Agustín había nacido en Jaca en 1873.
Fue ordenado sacerdote en la capilla del palacio episcopal de Jaca el 19 de diciembre de 1896.
Después de desempeñarse en diversos oficios en su Diócesis, el 26 de agosto de 1899 obtuvo las licencias y cartas comendaticias para trasladarse a la Argentina. Primero, en la Diócesis de Córdoba fue destinado como Cura Vicario de Famatina en la Provincia de La Rioja y el 4 de febrero de 1901 renunció para pasar a la Diócesis de La Plata. Fue flamante Obispo platense, monseñor Terrero, lo aceptó por tiempo indeterminado el 17 de marzo de 1901y el 29 de octubre siguiente lo designó Capellán de Capitán Sarmiento.
El 7 de octubre de 1904 pasó a Santo Domingo de 9 de Julio como Teniente Cura.
El 4 de febrero de 1908 fue nombrado Capellán Vicario de Carlos Casares y permaneció en esa como Cura Vicario cuando fue elevada a la jerarquía de Parroquia el 19 de junio de 1913.
El 21 de junio de 1917 fue designado provisionalmente a cargo de la parroquia de Pehuajó y el 4 de julio de 1918 pasó a Puán como Cura Vicario.
A partir de noviembre de 1927 hasta su fallecimiento ocurrido el 8 de enero de 1950, se desempeñó como cura párroco de Monte Grande. Tan benemérita fue su acción pastoral allí que, los vecinos de aquella ciudad, impusieron su nombre a una calle.
BIBLIOGRAFIA Y FUENTES
– Mons. José Luis Kaufmann, Paternidad que perdura (Sacerdotes fallecidos en 100 años), La Plata, Arzobispado de La Plata, 1999.
– Archivo de la Iglesia Catedral “Santo Domingo de Guzmán” de 9 de Julio, Legajo Circulares y Notas de la Curia y Autoridades Civiles.
– Héctor José Iaconis, “Las horas del apóstol. Breves notas biográficas sobre el padre Félix Compairé”, en Diario EL 9 DE JULIO, 11 de febrero de 2000.