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Nueve de Julio
lunes, mayo 6, 2024

Los Ibarra-Carreras. Familias nuevejulienses en la historia

La historia de 9 de Julio también está conformada por miles de personas anónimas que, a lo largo de ciento sesenta años, contribuyeron a construir la comunidad que hoy conocemos y disfrutamos. Esas biografías, los itinerarios vitales de cada uno, en la mayoría de los casos se han perdido en el devenir de los años.
De muchos no han podido conservarse retratos ni registros o sus nombres aparecen en listas o censos sin mayores datos.
Afortunadamente, muchas imágenes nos invitan a redescubrir esas vidas. Merced a la gentileza de Eugenio Mendoza, recuperamos aquí tres fotografías históricas que nos permiten reconstruir una interesante historia familiar: la de la familia Ibarra-Carreras.

ESPOSA E HIJOS DE UN SOLDADO


En esta interesante fotografía aparecen dos antiguas pobladoras de la ciudad de 9 de Julio, con las cuales iniciamos nuestra historia.
Mónica Sentena de Ibarra (ya viuda) posa junto a su hija menor Emiliana Ibarra, en una fotografía de comienzos del siglo XX.
Doña Mónica Sentena había nacido el 4 de mayo de 1847 en Navarro, siendo la primera hija de José Sentena y Guillerma Andrada. Fue bautizada el mismo año en la Iglesia de San Miguel Arcángel de la misma localidad, donde consta también su matrimonio con Félix Ibarra (militar) en 1866.
Dos de sus vástagos, Miguel y Faustino, nacidos en 1867 y 1869, respectivamente, fallecieron a corta edad, víctimas del cólera. Más tarde, nacieron sus otros hijos, Carlos (en 1870), Natividad (1872), Mónica (1877), Fausto (1878) y Emiliana (1886).
Doña Mónica S. de Ibarra se estableció en 9 de Julio en las postrimerías de la década de 1880, junto a cinco de sus hijos y su madre, también viuda, luego de recalar algunos años en 25 de Mayo.
Doña Mónica falleció en 9 de Julio en 1918. Solamente los dos hijos menores la sobrevivieron.

LA SEGUNDA GENERACION EN 9 DE JULIO


Fausto, uno de los hijos de Monica Sentena y de Félix Ibarra aparece retratado en esta fotografía junto a su esposa Anacleta Carreras.
Fausto Ibarra (1878-1932) había nacido en 25 de Mayo y Anacleta Carreras (1883-1974) en Moreno. Esta era hija de Ángel Carreras y Valentina Westrep.
Fausto y Anacleta se establecieron en el barrio conocido como Villa Garibaldi (hoy Barrio Luján). En esa zona de la ciudad, donde abundaban las quintas sin lotear y apenas había algunos pocos comercios, Fausto y Anacleta compraron un solar en 1905 y levantaron su hogar. Allí nacieron sus hijos Fausto (1908), Rosa Elena (1910), Juan Félix (1913), Vicente (1915), María Esther (1919), Natalio (1920) y Martín (1923). Don Fausto Ibarra se desempeñó en el arreo de ganado, ausentándose muchas veces largas jornadas de su hogar, mientras que su esposa se ocupaba de la crianza de sus hijos y las labores domésticas. Falleció a una edad avanzada y aún hay quienes la recuerdan, especialmente con sus huertas pobladas de cultivos y jardines repletos de flores.

LOS CARRERAS


Los padres de Anacleta Carreras de Ibarra posean en esta tercera imagen: ellos fueron
Ángel Carreras y Eusebia Valentina Westrep.
El primero había nacido en el barrio de Balvanera en 1852, hijo menor de cuatro hermanos del matrimonio del español Antonio Carreras y la porteña Benedicta Leiva, ambos comerciantes, quienes perecieron en las epidemia que azotaron al viejo Buenos Aires.
Eusebia había nacido en Moreno en 1861. Era la cuarta de nueve hijos del matrimonio del escocés Eduardo Westrep y la criolla Francisca Gadea. Angel y Eusebia contrajeron matrimonio en Moreno en 1879. De esa unión nacieron sus primeros hijos en Moreno: Angel Salustiano (1881), Anacleta (1883), Ángela Eusebia (1885), Josefa (1888) y Pedro (1890).
Más tarde, ya establecidos en 9 de Julio, nacieron los hijos menores: Flora (1894), Ana (1898), Victoria (1900) y Ventura (1902).
En 9 de Julio, don Ángel Carreras se asoció a un cuñado Eduardo Westrep, quienes trabajaron en construcciones tales como las obras en la vieja usina, entre otras. Su esposa se ocupó de las tareas de su hogar y el cuidado de sus hijos; manteniendo trato, por el dominio del idioma paterno, con algunas familias de habla inglesa.
Don Angel Carreras falleció en 9 de julio en 1913 y Valentina en 1918.

PALABRAS FINALES
La preservación de las antiguas fotografías nos permite acceder a una sustanciosa información. Pueden constituir el punto de partida para la reconstrucción de una historia familiar y para recuperar de la calígine del pasado aquellas vidas que, no habiendo siendo públicas, desde su anonimidad también forman parte de nuestra historia.

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