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Nueve de Julio
viernes, mayo 3, 2024

Nicolás Granada. Un polémico jefe militar en 9 de Julio

* Militar de prolongada trayectoria, había recibido su bautismo de fuego en las guerras de la Independencia.
* Su condición de partidario de Juan Manuel de Rosas le granjeó la antipatía de algunos oficiales que lo observaron con recelo.
* Vivió en 9 de Julio en los años inmediatos a la fundación del pueblo.

El Concejo Deliberante de 9 de Julio, hacia julio de 1900, impuso el nombre del coronel Nicolás Granada a una de las avenidas de la ciudad. Para entonces, sin dudas, ya habían sido acallados los muchos comentarios desfavorables que sus contemporáneos atizaron en cartas e, incluso, en la prensa, durante su gestión como jefe de la Frontera Oeste con asiento en 9 de Julio.
El coronel Nicolás Granada, expedicionario al Desierto, en las luchas de frontera con el aborigen, había nacido en Montevideo, el 6 de diciembre de 1795.
Siendo niño aún, fue enviado a España, para recibir educación en el –por entonces- renombrado Colegio Real de San Fernando. Allí se alistó como cadete en el Regimiento de Voluntario de Madrid, con cuya fuerza participó de la defensa de Montevideo, durante las Invasiones Inglesas… En esa contienda fue gravemente herido, siendo salvado, en el campo de batalla, por su padrino el coronel mayor Nicolás de Vedia.
Siendo subteniente de aquel regimiento, fue hecho prisionero por las fuerzas libertadoras comandadas por Alvear, que ocuparon Montevideo en 26 de junio de 1814. Primero, fue enviado a Córdoba, luego a Chascomús y, por fin, juró obediencia a la Patria, en 1816. El 3 de noviembre de 1817, se le dio de alta en el Regimiento de Granaderos de Infantería, con el mismo grado que revistaba en el ejército español.
Más tarde, participó en las acciones de Saucecito, Cepeda y Cañada de la Cruz.
El 17 de agosto de 1820, fue incorporado en el Escuadrón de Colorados, a las órdenes del coronel Videla. Por entonces, con el gobernador Martín Rodríguez, debió participar de una expedición al desierto.
Formaba parte del Regimiento de Húsares de Buenos Aires, ya en septiembre de 1823.
Poco menos de cuatro años más tarde, poseía el rango de sargento mayor. En 1839, contribuyó a sofocar la revolución de los Libres del Sud, encabezada por Castelli, contra Rosas; y, un año más tarde, realizó la denominada campaña de Tapalqué.
Cuando Urquiza preparaba el desenlace de Caseros, Granada, rechazó su ofrecimiento de volverse contra Rosas.
Después de Caseros, siguió al servicio del Ejército, prestando diferentes servicios, especialmente en la lucha de frontera contra el aborigen.

SU ARRIBO A 9 DE JULIO
El estallido de la Guerra del Paraguay motivó el traslado del coronel Julio de Vedia al campo de batalla, como jefe del arma de artillería. La provisión de su sucesor, como jefe de la Frontera Oeste de la Provincia de Buenos Aires, con asiento en el pueblo de 9 de Julio, ya en abril de 1865 comenzó a presentar algunas dificultades. La
La movilización de las fuerzas al campo de batalla causó el desguarnecimiento de las líneas de frontera. No fueron pocos los fortines o pequeños poblados que quedaron desprovistos de milicias, a merced de la defensa que podían brindar los pocos soldados junto con los civiles.
En el caso de la jefatura de las comandancias de frontera, sucedió algo similar. El presidente Mitre deseaba tener en el escenario bélico a los mejores oficiales que, por entonces, contaba el Ejército. En consecuencia, aquellos que se hallaban en el servicio de los regimientos de línea, fueron relevados de esos puestos y trasladados, como es el caso del fundador de 9 de Julio.
Vedia, enterado de su traslado, y deseoso de retornar a su 9 de Julio, en cuanto terminase la Guerra, puesto que aquí tenía asentados distintos intereses, procuró recomendar a algunos de sus oficiales u hombres de confianza para que lo reemplace. El 27 de abril de 1865, cuando había comenzado a correr el rumor acerca de quién sería su sucesor, se anticipó en escribir a su cuñado, el presidente de la República, sugiriendo “la conveniencia de pensar con tiempo el jefe” que debía relevarlo; y, en cuanto al coronel cuyo nombre se había propuesto, añadía: “… goza de un descrédito tal por estos mundos, que todo lo que dijera a usted sería poco. Su venida sería una calamidad, no así la del coronel don Esteban García, con cuya sola venida se quedarían todos garantidos”. En el mismo documento, aducía: “… lo que es más curioso, hasta con la de los indios de Melinao y de Rondeau, que por una especie de intuición natural han pensado, supongo que espontáneamente en el coronel García y así me lo han indicado en uno de esos solemnes y fastidiosos parlamento…”.
Lo cierto es que, a pesar de las recomendaciones de Vedia, la designación de su sucesor recayó en la persona del coronel Nicolás Granada, quien desde poco antes se encontraba desempeñando funciones como inspector en la Frontera Norte de Buenos Aires. Para ese momento, este militar no gozaba de prestigio para los integrantes de un sector del Ejército y quizá tampoco para el coronel Vedia.
Julio de Vedia, más adelante, en parte de la correspondencia que mantenía con su amigo Miguel Vaschetti manifestará su disconformidad, teniendo en cuenta las noticias que recibía desde 9 de Julio. En febrero de 1866, decía: “Tengo cartas de varios del Nueve de Julio, todas pintan a ese naciente pueblo como retrocediendo, a causa de las tonteras y malas medidas de Granada”.
Nicolás Granada asumió el cargo de jefe de la Frontera Oeste a los setenta y un años de edad. Ello corría, para él, en virtual desventaja; puesto que su edad era demasiado avanzada para una función militar de esa naturaleza.
Independientemente de su rol militar, Granada, procuró ganarse la simpatía de sus vecinos. A juzgar por los comentarios de algunos contemporáneos, la tarea no le fue sencilla.

ACIERTOS Y DESACIERTOS
El 30 de junio de 1867 presidió la comisión de vecinos que colocó  la piedra fundamental de la primera capilla edificada en 9 de Julio.
Un hecho muestra lo poco acertadas que fueron algunas de sus medidas en la Frontera Oeste. Una comisión de Calfucurá, integrada por dos de sus hijos, once indios principales y nueve de Tapalque,  se presentó en la Tribu de Coliqueo a parlamentar. También fue invitado el Alcalde Rubio. Decían venir solamente a saludar, pidiendo poder quedarse, a lo que se les respondió que solo si lo  permitía el jefe de Frontera. El coronel Granada no solamente negó el permiso, sino que también formó 500 efectivos a caballo. La intención de los enviados era la de unir  y solucionar la crisis de la Tribu entre Colique y Raninqueo.
Granada participó del Combate de «Foro Malal» («Corral de los Huesos») junto a Justo Coliqueo. En la oportunidad fue vencido el cacique Pincen, recibiendo Coliqueo el grado militar de Sargento Mayor.
Otro desacierto fue su propuesta de trasladar la comandancia a la laguna La Verde, la cual fue ampliamente cuestionada en el ambiente castrense y también por la prensa.
A mediados de diciembre de 1868, fue relevado de ese cargo, y reemplazado accidentalmente por el coronel graduado Antonio López Osornio.

PALABRAS FINALES
El coronel Nicolás Granada, falleció en San Isidro, el 6 de mayo de 1871, víctima de la epidemia de fiebre amarilla.
Una página de línea historiográfica  revisionista lo describe así: «Rasgo interesante en esta vida consagrada casi enteramente a asegurar a la civilización los inmensos territorios del Sur, es que murió pobre, sin poseer una sola pulgada de aquella tierra conquistada a costa de sus pujantes esfuerzos.  Con hidalga altivez rechazó en una ocasión el premio con que quisieron gratificarle sus esfuerzos los hacendados del Sur».

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