spot_img
spot_img
10 C
Nueve de Julio
sábado, abril 27, 2024

Escaleras históricas de 9 de Julio. Huellas del pasado y estructuras modernas, invisibles en lo cotidiano

Por Héctor José Iaconis.
Las escaleras son elementos de la arquitectura que, a menudo, en el quehacer cotidiano suelen tornarse invisibles. Forman parte de nuestras vidas y, como componentes de un entorno necesario, muchas veces pasan desapercibidas, a excepción de aquellas que, por su antigüedad o conformación estética, trascienden y capturan la atención del observador.
Más allá de su vínculo directo  con el diseño de un edificio, las escaleras han sido, y lo siguen siendo, objeto de estudio de las más variadas disciplinas. Más aún, sistemas de creencias, disciplinas filosóficas o prácticas protocientíficas, las tienen como símbolo. En la mayoría de esos casos, las escaleras aparecen vinculadas con la sabiduría, con el progreso o con el ascenso (la escalera alquímica y la escalera de Jacob pueden citarse como ejemplo); desde luego, las escaleras también se relacionan místicamente con el descenso o con el tránsito hacia lo arcano.

La escalera imperial ubicada en el hall del Palacio Municipal de 9 de Julio, diseñada por el estudio «Burzaco y Herbín».

Puede decirse que, desde Vitruvio, Andrea Palladio y Jacques François Blondel, los arquitectos han puesto especial cuidado en el diseño de las escaleras; tanto así que, existen cientos de escaleras posibles detrás del diseño de una escalera.
Precisamente, Blondel, en el siglo XVIII, fue quien ideó la fórmula –denominada “Ley de Blondel”- para calcular escaleras. En ella establece una relación ideal entre la huella (es decir, parte horizontal del peldaño) y la contrahuella o tabica (parte vertical del mismo). Esta fórmula fue establecida así: 2C + 1H = 64 centímetros, donde “C” es la contrahuella y “H” es la huella del escalón de la escalera. En consecuencia, según Blondel, la relación ideal sería: C = 18  centímetros  y H = 28  centímetros.
Independientemente de su tipología, las escaleras poseen elementos comunes que las constituyen:
* Peldaños o escalones: Son los módulos fundamentales de la escalera, pues permiten subir o bajar el desnivel existente. Estos, a su vez, se encuentran conformados por dos elementos, la Huella y la Contrahuella.
* Ojo o hueco: Se refiere al hueco central que se forma entre los distintos tramos.
* Baranda o barandilla y pasamanos: Son los elementos de seguridad y protección para evitar caídas. La baranda puede estar compuesta por pequeños pilares coronados por el pasamanos.
* Descanso: Es el plano horizontal ubicado al final de cada tramo.
* Rellano: Es un plano horizontal ubicado  al final de cada tramo, situado al mismo nivel de la planta a la que sirve.
* Tramo: Se refiere a la sucesión de peldaños que existen entre dos planos horizontales.
* Caja: Se trata del  área o superficie de la escalera (es decir, el espacio que alberga).
* Ámbito: Dícese del ancho de paso de la escalera.
* Escalón de arranque: Es el primer peldaño de la escalera.
* Voladizo: Refiere a la parte del escalón o huella que no se apoya en ningún punto. En otras palabras, es el saliente de la contrahuella que lo sostiene y éste vuela totalmente.

Histórica escalera de la casa solariega de la familia Mondelli-West, ubicada en la avenida Mitre casi Edison.

ESCALERAS EN 9 DE JULIO
En el siglo XIX y en los albores del siglo XX las escaleras, como parte de la arquitectura, eran escasas; pues, lo eran todavía los edificios de más de una planta.  Fueron emblemáticas, por así decirlo, algunas que aún existen y otras que han desaparecido: la escalera de la estación del Ferrocarril del Oeste; la que conduce al coro de la Iglesia Catedral;  las de la Escuela N° 1;  las que existían en el Hotel “La Cruz de Malta” de Ernesto Poggi; la escalera de mampostería y la metálica de caracol de la torre-tanque de aguas corrientes; las escaleras del Teatro Rossini que conducían a los palcos altos, la tertulia y el paraíso; las de siete peldaños que servían igualmente de gradas para ascender a la vieja tribuna del Club Atlético “9 de Julio” y las bellas escaleras cortas con balaustras que estaban en el centro de la Plaza “General Belgrano”, para ascender al escenario de la demolida “rotonda”. Sin dudas, la lista podría proseguir un poco más, si enumeráramos algunas escaleras pertenecientes a viviendas particulares.
Las transformaciones edilicias de los cuatro primeros decenios del siglo XX en la ciudad, acentuó la expansión de las escaleras, tanto en edificios públicos como privados. Proliferaron,  así, los trazados más comunes de uno o dos tiros, las de tres tramos, las menos comunes de ojo central y  las compensadas.

Escalera de tipo «caracol» ubicada en la vivienda del doctor Santiago Gallo (más tarde, sede de la Unión Teletónica), en la avenida San Martín entre Libertad y Nicolás L. Robbio, instalada alrededor de 1910.

A  principios de la década de 1930, fue construida la escalera imperial del palacio municipal, quizá la más significativa en su tipo entre  las existentes actualmente.
Memorable en, al menos, cuatro generaciones de nuevejulienses es la escalera del antiguo edificio del Club Atlético “9 de Julio”, hoy sede del Instituto Superior Experimental de Tecnología Alimentaria (ISETA), menos grata para el ascenso y descenso si se la toma desde la barandilla. Tantos retratos capturados allí por los adolescentes que egresaron de la Escuela Nacional de Comercio y celebraban allí su despedida de la secundaria.
La idea de que existen escaleras más propicias para el ascenso que para el descenso, o viceversa, podía justificarse cuando alguien se detenía frente a la  escalera del mausoleo (o hipogeo) de Anastasio Prieto (hoy, lamentablemente, inaccesible) que se encuentra en el cementerio de 9 de Julio: una loza que se deslizaba sobre guía metálicas, dejaba al descubierto una escalera recta en descenso. La luz natural, que ingresaba por la abertura y se combinaba con la que dejaban ingresar las vidrieras  laterales, se perfilaba sobre los peldaños, formando delineaciones con formas rectas fragmentadas. El impacto visual era notable, pues desde la luminosidad exterior la escalera abría el camino en descenso hacia lo más sombrío.
Las escaleras forman parte, también, del patrimonio arquitectónico e histórico de 9 de Julio. En su reflejo simbólico, nos conducen por un camino  de ascenso y de descenso en nuestro pasado, a veces impregnado de claridad otras de lobreguez.

Promoción de Maestras de 1967, egresadas de la Escuela Nacional de Comercio y Anexos de 9 de Julio posan en la escalera de la antigua sede del Club Atlético «9 de Julio» (actualmente, edificio del ISETA).
Escaleras del Teatro Rossini de 9 de Julio, construido en 1896.

 

Escaleras de acceso a los palcos y al paraíso.
Restos de la escalera de tipo «caracol» de la torre-tanque de aguas corrientes, inaugurada en 1905. La escalera, en su extensión más importante, fue reemplazada por una escalera vertical, quedando solamente un tramo original de acceso al mirador.
La «rotonda» de la Plaza «General Belgrano», construida a comienzos del siglo XX y demolida en 1920. Originalmente poseyó dos escaleras y, posteriormente, se le añadieron otras dos.

 

Más noticias