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Nueve de Julio
jueves, marzo 28, 2024

Los vecinos de 9 de Julio decimos: ¡Sí a los Bomberos! ¡No a la sirena!

Al Ministro de Justicia y Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Ricardo Casal.
Al Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Alejandro Collia.
Al Intendente de 9 de Julio, Walter Battistella.
Al Comandante General de Bomberos de 9 de Julio, Néstor Márquez.

Nadie puede negar lo abnegado de la tarea del bombero y la enorme vocación de servicio que se requiere para estar alerta y vigilante en socorro del que sufre los percances del fuego o cualquier otra emergencia.

Sin embargo, el desarrollo de esta tarea al servicio del bienestar no puede ser causal de daños a la comunidad a la que sirve. Sólo quienes viven cerca de la sirena de bomberos conocen el martirio al escucharla, sobre todo en horas de descanso.

Ante esto los vecinos de 9 de Julio sufrimos el uso del antiguo sistema de sirena que excede los parámetros sonoros determinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que causa daños irreparables tanto a la salud, al medio ambiente como al patrimonio de los vecinos que circundan la zona del cuartel de 9 de Julio.
DAÑO A LA SALUD POR
CONTAMINACIÓN SONORA

Los vecinos vivimos sobresaltados por el estrépito agresivo de la sirena del Cuartel de Bomberos de nuestra ciudad, ubicado en Av. Vedia entre Avellaneda y Alsina, afectando a personas que viven en el área de influencia, tanto mayores y niños.

Los efectos de esta contaminación sonora pueden ser fisiológicos o patológicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido 65 decibeles como tolerancia máxima para el oído humano. Por sobre los 80 decibeles puede haber deterioro de las células y el daño puede ser irreversible.

Las consecuencias del uso de la sirena son el estrés, alteración del funcionamiento del sistema nervioso, insomnio y la pérdida paulatina de la audición, incluso el traumatismo acústico puede ser generado en un solo instante. El daño por exposición al ruido no solamente produce la disminución de audición, también el zumbido y vértigo o mareo.

Además, el uso de la sirena obliga a todas las personas que están expuestas a su efecto a acudir a revisiones periódicas especializadas para determinar qué frecuencias hemos dejado de percibir que pueden ser las agudas o las graves. La Organización Mundial de la Salud asegura que en el mundo, 130 millones de personas están expuestas a niveles de ruido que superan los 65 decibeles, y otros 300 millones residen en zonas de incomodidad acústica.
Respecto de este punto en la ciudad de Buenos Aires rige una ley que regula el tipo y volumen de las sirenas (DECRETO Nº 740 Reglamentación Ley Nº 1.540 )

DAÑO AL MEDIO AMBIENTE

Si bien la zona afectada por la sirena no tiene grandes espacios verdes y parquizados; debido a las características propias de las residencias, se trata de un área arbolada, de casas en su mayoría con jardín o espacio verde al fondo. Ante esto, el uso de la sirena afecta el medio ambiente impactando fundamentalmente en las especies animales tanto silvestres como domésticas, por ejemplo los pájaros que son ahuyentados por el agresivo sonido de la gran sirena de bomberos. Cabe mencionar además el estrés provocado a las mascotas.

PERJUICIO PATRIMONIAL

El uso del obsoleto sistema de sirena afecta también el patrimonio de los vecinos que ven devaluado el valor de sus propiedades por encontrarse cerca de la ubicación de la sirena. Nadie quiere vivir sometido al espantoso estruendo de una sirena que estalla en el medio de la madrugada. Aquellos que pretenden alquilar su propiedad o venderla ven desmejoradas sus posibilidades.

SOLUCIONES

La solución al problema planteado está en la utilización de los medios técnicos adecuados a nuestros tiempos. Estamos en el siglo XXI, el siglo de la tecnología y fundamentalmente de la tecnología de la comunicación.

En primer término debemos definir la función de la sirena. Ésta tiene por objeto llamar a los bomberos voluntarios cuando se presenta una emergencia o cuando se requiere personal en la guardia, por ejemplo un chofer. El llamado se realiza mediante la codificación del sonido de la sirena, que a veces suele sonar con hasta seis intervalos y la operación puede llevar hasta seis minutos o más.

Existen decenas de sistemas mucho más eficientes y de gran economía que cumplen mejor su función: el celular, sistema Nextel, Walkie Talkie, Pager con mensaje y sonido. El bombero voluntario tiene diversas posibilidades de recibir la alarma y su correspondiente código de modo más seguro y sin dañar la salud de las personas ni el medio ambiente, como se hace en los países más desarrollados.

Estos medios cuentan además con el soporte jurídico y técnico del Gobierno Nacional, Provincial y Municipal.

Creemos que la solución es tecnológica superando el antiguo concepto de “alarma” y así de este modo avanzar en el desarrollo social y ganar en calidad de vida.

Insistimos en que la sirena es una tecnología antigua, obsoleta e ineficiente y su uso afecta los derechos consagrados en el artículo 41 de nuestra Constitución Nacional:“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales.

”El derecho a la salud y a un medio ambiente sano, resultan de una armónica relación entre las condiciones del aire, suelo y agua y de todos los factores modificadores de las respectivas circunstancias que conforman el medio.

Los vecinos de 9 de Julio pedimos a las autoridades que se actualice la tecnología y cese en el uso de la sirena que causa daños a la salud, al medio ambiente y al patrimonio en la comunidad circundante.

¡Sí a los Bomberos!
¡No a la sirena!

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