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sábado, mayo 4, 2024

Los nombres de la E.E.T. N° 2: polémicas, un retrato y la superstición

Por Héctor José Iaconis
Es frecuente, aunque a veces no llegue al conocimiento del público, que la imposición de un nombre a una calle, una plaza, un edificio, una institución oficial o cualquier espacio público, genere comentarios encontrados. Aun cuando se trate de un personaje histórico distante en el tiempo, desconocido para la mayoría, su designación podría concebir alguna polémica menor.
Quizá, lo que es peor, si pasara inadvertido por los vecinos, es porque su nombre debió ser impuesto con tanta prisa que no dio tiempo y lugar al debate.
Los nombres de la Escuela de Educación Técnica N° 2, es decir, aquellos que les fueron adjudicado como homenaje a otros personajes, no estuvieron exentos de la polémica.
En este breve artículos recordaremos dos hechos puntuales: la imposición del nombre del “Mayor Alfredo J. Arrieta”, primero, y el de “Mercedes Vázquez de Labbé”, luego.

EL PRIMER NOMBRE: CON SELLO PERONISTA
En efecto, la Escuela de Educación Técnica N° 2, comenzó a funcionar el 25 de junio de 1950, con el nombre de Escuela de Aprendizaje y Medio Turno Nº 134, dependiente de la  Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional. Pocos días antes había fallecido en Buenos Aires el mayor Alfredo José Lucas Arrieta, familiar del presidente de la Nación, por hallarse casado con Elisa Duarte, hermana de Eva Duarte de Perón.
Militar y legislador, Arrieta había nacido en la provincia de Corrientes el 18 de octubre de 1891. Egresado del Colegio Militar de la Nación en 1912 con el grado de subteniente, luego de prestar servicio en el Ejército se había retirado hacia 1926 con la jerarquía de teniente primero. Entre 1946 y 1952 se desempeñó como senador nacional por la provincia de Buenos Aires.
Los referentes de las instituciones gremiales peronistas y las autoridades educativas, no dudaron que, para la nueva escuela, era propicio el nombre del “Mayor Alfredo J. Arrieta”. De esta manera, tal designación la mantuvo entre 1950 y 1955.
En 1955, tras la caída del gobierno de Perón y el consiguiente proceso de “desperonización”, fue eliminado el nombre de Arrieta. En los años sucesivos continuaron otros cambios de envergadura concernientes a la enseñanza técnica: el 15 de noviembre de 1959, fecha designada como Día de la Enseñanza Técnica, la Dirección Nacional de Enseñanza Técnica y la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional fueron fusionadas, dando origen al Consejo Nacional de Educación Técnica (C.O.N.E.T.) hoy desaparecido.
En 1964, por disposición del C.O.N.E.T., el establecimiento escolar que nos ocupa fue designado como Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1, pero sin que le fuera, desde luego, el nombre de Arrieta.

EL SEGUNDO NOMBRE: LA POLEMICA
El 23 de agosto de 1979, la Asociación Cooperadora de la Escuela, dirigió una misiva al director del establecimiento, Oscar Rubén Bolies, solicitándole realice “los trámites pertinentes para honrar con el nombre de Mercedes Vázquez de Labbé” a nuestra querida escuela”. Ese año, a nivel nacional, se rendía homenaje a la denominada Campaña del Desierto y, en el marco, se pretendía contextualizar el homenaje.
Mercedes V. de Labbé, considerada la primera maestra que ejerció en 9 de Julio, había llegado al Paraje Tres Lagunas con las tropas del coronel Vedia, en la jornada fundacional de octubre de 1863.
Presto a atender el pedido de los miembros de la Asociación Cooperadora, no tardó el director de la Escuela en iniciar las gestiones ante el C.O.N.E.T.
El 15 de octubre de 1979, por medio de la resolución n° 2243, suscripta por el ingeniero Carlos A. Burundarena, interventor del organismo, fue impuesto el nombre de “Mercedes Vázquez de Labbé” a la actual Escuela de Educación Técnica N° 2.
Según ese documento, la solicitud para que se le imponga el nombre a la Escuela, además de la Asociación Cooperadora, provenía de “el Obispado, Municipio y fuerzas vivas de la ciudad de 9 de Julio”.
Este hecho, que fue recibido con beneplácito por su sector de la comunidad, fue objeto de la diatriba en otros ámbitos. Aquellos que vieron con menos benevolencia ese homenaje se expresaron públicamente, a través de la prensa, el 13 de noviembre del mismo, en un artículo titulado “Pulsando la ciudad”. Allí, argumentaban que, si bien veían con agrado la evocación de la primera maestra de 9 de Julio, su nombre era más propicio para un establecimiento educativo de nivel primario, que para la Escuela.
Erróneamente, esgrimían como fundamento de su discrepancia que, “ya existe una escuela de educación preescolar que lleva su nombre”, confundiendo así a Lola Labbé con su madre, Mercedes Vázquez de Labbé.
La idea original terminó prosperando y la Escuela de Educación Técnica, a partir de 1979, ostenta el nombre escogido.
Desde entonces, el retrato fotográfico suyo, tal vez el único que se conoce de ella, representando a la dama con los atavíos propios de su tiempo, comenzó a ocupar un lugar de privilegio ni bien se trasponía la puerta de la ingreso a esa casa de estudios.

LA MALDICION DEL CUADRO
El relato de los hechos debería concluir aquí, de no ser porque, como sucede en tantas ocasiones de la historia de las instituciones, en el compartimiento humano termina primando la insensatez.
Promediando 1993, treinta años atrás, fue retirado intencionalmente el retrato de Mercedes Vázquez de Labbé del muro del cual pendía en la Escuela de Educación Técnica. Un halo de misterio cubría esta acción, haciendo correr, naturalmente, diferentes especulaciones y comentarios; pero, lo cierto, era que –con el transcurrir de los días y de los meses- el cuadro que contenía la imagen no aparecía.
Alguien alertó de la situación a Angel Rodriguez (1916-1999), quien había sido protagonista destacado en la historia de la Escuela, uno de los mentores de aquella solicitud de 1979 y figura clave en la construcción del edificio escolar. El 7 de abril de 1994, en Diario EL 9 DE JULIO, denunció públicamente la desaparición del retrato de Labbé, sosteniendo que, el motivo de su retiro se debía a que “traía mala suerte a la escuela”.
Siendo, quien escribe esta nota, alumno de la Escuela en esos días, debió escuchar impávido advertencias semejantes, incluso de labios de personas discretas y adultas, que rozaban la superstición. Que en los claustros donde se cultivaba el saber científico se hablara de un maleficio, con el consiguiente sarcasmo, causaba exasperación (al menos, entre las personas propensas a usar la razón).

El retrato de Mercedes V. de Labbé, en el lugar donde había sido instalado, junto a las placas conmemorativas.

Tan ardua fue la campaña periodística iniciada por Rodríguez, además de los reclamos dirigidos por diferentes vías a las autoridades educativas de jurisdicción distrital y a la Dirección General de Escuelas, que el retrato junto a su respetable marco dorado, volvió a colgar de la pared donde había sido instalado en 1979. Implícitamente, el 4 de mayo de 1994, un duro suelto que estaba preparado en prensa y que llegaba a la imprenta para ser publicado el día siguiente, fue suspendido al tomarse conocimiento que el cuadro había aparecido.
Por esos días, para desagraviar la figura de Mercedes Vázquez de Labbé, el Consejo Escolar de 9 de Julio descubrió una réplica del mismo retrato en la sede de ese cuerpo.
Con el correr de los años, el retrato de la primera maestra de 9 de Julio volvió a ser retirado de ese lugar de privilegio. Desde aquellos días no lo volvimos a ver. Quizá more, olvidado en algún mueble o, tal vez, descanse en la pared de alguna oficina interna de esa querida Escuela, orgullo de nuestra comunidad.
Fuese por lo que fuese, con o sin su retrato, la E.E.T. N° 2, hoy ostenta el nombre de la educadora que, aventurándose a los peligros en un pueblo de frontera, enseñó a las primeras letras a los niños que poblaron primero estas tierras.

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