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Nueve de Julio
viernes, abril 26, 2024

Elegir el camino del seguimiento de Cristo

El 12 de diciembre hizo su profesión temporal la hermana María Guadalupe de Jesús Eucaristía, en el Carmelo de 9 de Julio.
Se trató, en efecto, de un hecho muy importante para la vida de esa comunidad religiosa, pues una nueva integrante ha dado su respuesta al llamado vocacional de Dios a su servicio.

El carisma Carmelita se centra en la contemplación entendida como una íntima relación con Dios en Jesucristo, que se manifiesta en una vida de oración y fraternidad, en la cual sus integrantes tratan de servir a su prójimo según sus dones y talentos particulares y nuestra vocación.
La contemplación no es algo para unos pocos y selectos cristianos; todos estamos llamados a ser amigos íntimos de Dios y nuestra amistad con Dios producirá efectos maravillosos en nuestra vida cotidiana.
La Carmelita encuentra en su rica espiritualidad todos los medios sobre-abundantes para alcanzar la meta de su vocación a la santidad. El Carmelo ha vivido y enseñado páginas
eternas porque ha sabido descubrir en el santo Evangelio lingotes de oro que no encontraron los demás Bergson, admirado del influjo vital y fecundidad interior del Carmelo en sus Santos y en sus Obras, llega así a la verdad que ansiaba, afirmando que, «el Carmelo es el testimonio de una presencia y de una acción divina».
Una carmelita siente especial gratitud hacia Dios por haber sido llamada a la Orden. Bien puede hacer suya la frase de la ilustre filósofa y mártir hebrea y Copatrona de Europa santificada en el Carmelo, Edith Stein (†1942): «Siempre tuve la convicción de que el Señor me tenía preparado en el Carmelo algo que sólo allí podría encontrar»

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