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Nueve de Julio
martes, abril 23, 2024

Una foto y “Las cosas del querer”

 

Las imágenes no son efímeras, hacen presente una realidad. Dentro del panorama del arquitectura local, Alberto Rodari fué uno de los integrantes y protagonista en un heterogéneo grupo de – sobre todo – arquitectos que con sus obras y nuevos imaginarios cambiarían para siempre la fisonomía de esta ciudad.
Entrado los años ‘60, era insospechado que sobre este vecindario se posarían nuevas miradas de distintos sentidos, intensidades y esencias. Habían comenzado a escucharse nuevas melodías. Expresó Goethe con acierto, “La arquitectura es música congelada”. Para estas inusuales armonías construidas ya no había vuelta atrás, y la ciudad era su pentagrama.
Moldeada fundamentalmente entre los años ‘20 a los ‘50 y expresado en diversos edificios públicos, bancos, comercios y casas particulares (la vivienda italianizante o chorizo) se van abriendo paso otras y nuevas propuestas de arquitectura bajo un nuevo concepto de racionalidad, estética, paisaje y modernidad.
Fue la novedosa dimensión de una idea cultural que se legitimaba en las nuevas realidades que traían consigo los finales de los años ‘60 y ‘70. Esta nueva óptica, en sus múltiples escalas constructivas y de diseño, consolidaron nuevos registros arquitectónicos logrados por una generación variopinta de arquitectos locales, acompañados de una mano de obra y oficios de altísima calidad y compromiso. Entonces si, 9 de Julio obtuvo desde allí esa áurea temprana de ciudad moderna y pujante.
No es menor decir que para la misma época, en ciudades cercanas y vecinas no se daba un conjunto tan numeroso de obras destacables y numerosas en su propuestas de diseño. La Arquitectura Racional, el Casablanquismo, las expresiones formales orgánicas, volumetrías novedosas, colores vibrantes, el hormigón armado a la vista, bóvedas catalanas, la nueva
impronta de las maderas y nuevos diseños de equipamientos y mobiliarios junto a la eliminación de molduras y ornamentos, etc., nos hablan de un profundo cambio en el hecho arquitectónico y en sus tipologías claramente expresadas, en la vivienda individual y colectiva y en sus modos de habitar.
Arquitectos como Alejandro Rocca, Luis Bai, Susana Cieri, Buby Luna, Liliana Cantoni, Nacho Apraiz, Guillermina Añon Suarez, Francisco Bullrich, Ana Llorente, David Truffa, los ings. Abel Vazquez, Edgardo M. Baztarrica, Juan Carlos Schiaffino y Aldo Diego Lizzarralde y los ya nombrados Alberto Rodari y Rodolfo Bai nos siguen mostrando al dia de hoy que las arquitecturas originadas a partir del Movimiento Moderno, habían echado firmes raíces locales, superando en muchas ocasiones la concepción academicista clásica que la reducía a una mera y – casi insignificante – rama de las bellas artes.
Recorrer nuestra ciudad observando su arquitectura, nos va a sorprender a nosotros mismos en este nuevo y vital descubrimiento. Dice el filósofo J. F. Lyotard “… Somos habitados por algo que no habla, pero nos hace hablar…”. Es lo que nos propone y provoca la ciudad y en ella, viven distinguidas estas creaciones de inefable expresividad estética y contemporánea.
Arq. Tago Erbiti.

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