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jueves, abril 18, 2024

Los anteojos de sol para niños no son juguetes


Si cuidamos la piel de los chicos con protección y les ponemos gorras para prevenir el daño producido por el sol, también es importante cuidar su salud visual.
Los anteojos para sol no son un juguete. La fabricación y comercialización de lentes de juguete está prohibida por ley (Ley 10.362) en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires.
Se consideran gafas de juguete a aquellas destinadas a la recreación infantil, cuyas lentes posean impurezas, burbujas, tensiones, estrías o cualquier otro defecto o contengan aberraciones cromáticas y/o no respeten el régimen de tolerancia en refracción y defecto prismático.
¿Qué tenemos que tener en cuenta al momento de comprar lentes de sol para los niños?
Desde el Colegio de Ópticos de la provincia de Buenos Aires explican que es imprescindible adquirirlos siempre en ópticas habilitadas a cargo de un profesional matriculado. Del mismo modo, subrayan que comprar anteojos en puestos callejeros o comercios puede aparejar daños en la visión de por vida.
Algunos puntos a tener en cuenta a la hora de comprar gafas para las infancias:
Las monturas de los anteojos para niños suelen estar generalmente fabricadas en acetato (“pasta”), aunque también las podemos encontrar de metal. Las monturas acetadas pueden ser la mejor opción para los niños en cuanto a durabilidad, comodidad, ligereza y costo.
En el caso de que el niño tenga la piel sensible, existen monturas fabricadas con materiales hipoalergénicos y extremadamente ligeras (titanio, tungsteno, etc), que podremos encontrar en ópticas.
Es frecuente que las gafas se deslicen hacia abajo, al tener los niños la nariz pequeñita. En este sentido, las monturas de metal serían más cómodas, ya que utilizan generalmente unas almohadillas plásticas o de silicona que permiten un ajuste más individualizado. No obstante, existen modelos de gafas de pasta que incluyen puentes invertidos o anatómicos que se adaptan mejor a las pequeñas narices.
Hay que probar las gafas al niño para cerciorarse de que entre el puente y la nariz no queda espacio, porque de otro modo es más fácil que la lente se deslice.
Algunos modelos incluyen terminales ajustables (la parte de la patilla que queda detrás de la oreja) y varillas flexibles hacia el exterior para que no aprieten y se ajusten mejor a la cabeza del niño. Las varillas flexibles, además, conllevan menor peligro de rotura.
Hay gafas que incorporan una goma ancha que une las patillas por la parte de atrás de la cabeza. Estas gafas serían ideales para la práctica de deporte.
En cuanto al material de la lente, los niños suelen estar más expuestos a golpes y caídas, por lo que un cristal frágil sería muy peligroso para sus ojos. Los policarbonatos y los cristales orgánicos son ligeros y prácticamente irrompibles (aunque son más sensibles al rayado). La mayoría de gafas para sol infantiles son de policarbonato.
Las gafas deben proteger frente a la luz visible y la radiación ultravioleta (UVA y UVB).
Elegir lentes no es una tarea fácil, por eso, asesorate siempre con un profesional óptico y tómate el tiempo necesario para buscar, probar modelos y encontrar las mejores gafas para tu hijo o hija.

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