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Nueve de Julio
viernes, abril 26, 2024

Joyería y Relojería “Rey”, en los albores de 9 de Julio

Por Héctor José Iaconis

Don Ramón Rey, un español que se estableció en 9 de Julio a comienzos de la década de 1870 fue, quizá, el primer joyero y relojero que, de manera estable, ejerció este oficio en 9 de Julio.

En efecto,  instaló un comercio de platería en la esquina de Libertad y Salta, alquilando el único local de mampostería que existía en esa zona y era propiedad de don Domingo Duarte.

Enseguida, se estableció en Boulevard Montevideo (hoy avenida Bartolomé Mitre) entre 25 de Mayo (después, General Vedia) y Libertad, el lugar donde la joyería y, más tarde, también relojería, funcionó por espacio de 122 años.

Cuando Rey se ubicó en ese terreno, existía un rancho relativamente grande, donde había funcionado una escuela. El mismo había sido construido en 1864 por un oficial que lo dejó al año siguiente para marchar con las tropas a la Guerra del Paraguay, donde perdió la vida en combate.

Instalado su comercio, Rey, al principio se dedicó al oficio de joyero y platero, efectuando las tareas de fundición y laminado de metales. Con el correr de los años debió asumir el rol de relojero, pues no existía entonces otro que se dedicaran a este oficio. A fines del siglo XIX tenía un amplio stock de relojes y había anexado el taller de reparación.

Desde 1922 el comercio pasó a manos de su hijo Onofre, siendo vendido, más tarde, a otros propietarios.

Fachada de la Joyería «Rey», en la avenida Mitre casi Libertad, según una postal fotográfica coloreada de comienzos del siglo XX.

UN ROBO

En 1874, la Platería de Rey sufrió un importante robo. Un grupo de malviviente, cuya identidad nunca fue develada, efectuó una perforación o boquete desde uno de los terrenos linderos, ingresando al local. Los ladrones se hicieron de un cuantioso botín, pues saquearon el recinto, llevándose valiosas piezas.

Lógicamente, nada tocaron de las herramientas de trabajo del platero, las cuales perduraron con el tiempo. Seis décadas más tarde, aún se conservaban aquellos artilugios con que Rey creaba piezas de orfebrería y joyería.

Si bien los vecinos de la época culparon del robo a los indígenas, Ramón Rey, toda vez que narraba ese hecho, lo ponía en duda. Más bien sospechaba de algunos que estaban muy lejos de ser aborígenes.

LAS PRIMERAS CAJAS DE MUSICA

Cabe recordar un hecho que, sin dudas, fue llamativo y curioso para la época. En 1894, Ramón Rey, trajo a 9 de Julio las primeras cajas musicales que se vendieron en el pueblo. De industria suiza, algunas ejecutaban fragmentos de obras de música clásica y una de ellas, los acordes del himno nacional. También había otra, tal vez la más atractiva, que reproducía la voz humana de un tenor o barítono cantando.

UN HOMBRE DE ACCION

Ramón Rey se destacó en la comunidad de 9 de Julio. Durante el siglo XIX integró la Corporación Municipal, desempeñando diferentes cargos e integrando comisiones.

En la década de 1890 trabajó para la fundación  del primer Comité de la Unión Cívica Radical y, en tal sentido, tomó participación activa en la Revolución de 1893.

De un temperamento cordial y amistoso, se vinculó tempranamente con sus vecinos. Junto a su esposa Josefa (con quien casó alrededor de 1871), también española, formó un hogar conformado  por sus hijos Consuelo, Onofre y Ramón.

Ramón Rey falleció en 1926.

Aviso publicitario de la Joyería «Rey», publicado en 1926.

MAS DE 120 AÑOS DE TRAYECTORIA

Promediando la década de 1950, Alberto V. Bellisio se puso al frente de la Joyería y Relojería “Rey”. El local sufrió modificaciones, aunque se mantuvo en el mismo solar donde lo instalara su fundador.

En agosto de 1994 las puertas de la Joyería y Relojería “Rey” cerraron para siempre.

BIBLIOGRAFIA

– BUENAVENTURA N. VITA, Crónica Vecinal de Nueve de Julio. 1863-1900. Prima versio. Original mecanógrafo inédito en el Centro Cultural, Archivo y Museo Histórico «Gral. Julio de Vedia».

– “El Orden”, edición especial de 1938, con motivo del 75° aniversario de la fundación de 9 de Julio.

– Diario EL 9 DE JULIO, 2 de agosto de 1994.

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