Escribe Rosana García Torrelles
Un aviso del ángel: Sembramos, recogemos, cosechamos, nos preparamos.
El otoño es la estación de la cosecha. Como tal, se tiñe de una cualidad ambigua, de claro oscuro, porque supone tanto la madurez como la declinación. Por tradición, el tiempo de la cosecha el tiempo de reunión de la gente y los cultivos; todos llegan simultáneamente con alegría y buena voluntad para ayudarse unos a otros en la tarea de recoger los frutos de la tierra y compartirlos con generosidad. Pero que gocemos de los regalos y la belleza del otoño, sabemos qué los colores vívidos de las hojas ya están empezando a desvanecerse. Anochece antes, el aire está cada vez más fresco. De manera que el otoño supone tanto la alegría como la urgencia como a medida que cosechamos, almacenamos y nos preparamos para mantenernos durante las largas noches del invierno que nos esperan.
¿En alguna zona de su vida usted siente que está entrando en el otoño? ¿Cuál es su cosecha?¿Qué necesita almacenar, tener consigo para pasar un pequeño período de espera y declinación antes de aprestarse otra vez a la primavera.
Una reflexión Angélica: Me preparo ara el tiempo del recogimiento, aunque participe con todos de la cosecha.
Del Libro La sabiduría del Ángel.