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Nueve de Julio
martes, diciembre 3, 2024

Antonio Baluzzo y una anécdota risueña en los orígenes de la telefonía local

Por Héctor José Iaconis.

En la primera década del siglo XX, la comunidad de 9 de Julio comenzaba a contar con el servicio de telefonía. Un empresario particular había instalado una pequeña red que cubría, especialmente, las cuadras del radio céntrico de la ciudad.

En los suburbios, en la calle Jujuy (hoy Edison) entre Adolfo Alsina y Avellaneda, vivía don Antonio Baluzzo Chiaruzzo, el padre de Angela B. de Fernández, conocida por haber sido la primera mujer en atender una gomería (ocupándose de reparar e instalar neumáticos) en 9 de Julio.

Don Antonio era, por esos años, uno de los primeros electricistas en el pueblo que, desde luego, hacía pocos años, contaba con el servicio de energía eléctrica. Le dio, cierta vez, por instalar un aparato telefónico en su domicilio, suponiendo que eso favorecería la afluencia de la clientela.

Dado la distancia en que se encontraba la casa de Baluzzo, el empresario telefónico debió sortear no pocos escollos para llevar la red hasta allí. Una vez instalado el aparato, el primer llamado telefónico fue, precisamente, el de una posible clienta que le manifestó su encargo.

Don Antonio cargó su escalera y caminó más de una decena de cuadras hasta el domicilio donde habían sido requeridos sus servicios de electricista. Empero, un desacuerdo con la mujer que le había llamado, no permitió que se concrete el trabajo.
Baluzzo, de temperamento colérico, alzó la escalera sobre sus hombros y retornó a su casa. Ni bien traspasó la puerta, arrancó violentamente el teléfono que colgaba de la pared y lo arrojó con furia sobre el piso del patio, haciéndolo añicos. Así terminó el breve reinado del que fue, quizá, el primer teléfono particular que resonó en aquella barriada (1).

Antonio Baluzzo, primero desde la derecha, junto al personal de la usina de la calle Río Negro y Jujuy (hoy Cardenal Pironio y Edison).

SU VIDA

Antonio Baluzzo no solamente fue un caracterizado electricista. Nacido en Capizze, provincia de Messina, Italia, el 3 de mayo de 1880, era hijo de Crispín Baluzzo y de María Lo Bello Gemma. En su tierra natal casó con Dominga Battaglia Petinello, el 13 de noviembre de 1900.

Emigró a la Argentina en 1904, para afincarse de inmediato en el Partido de Nueve de Julio. Junto a Eugenio Richer (padre) se familiarizó con todo cuanto refiere a la electrotécnica de la época. Ingresó tempranamente en la usina de Núñez Monasterio, ubicada en la actual avenida San Martín. Continuó allí tras la municipalización de la misma, trabajando como foguista.

Merced a sus conocimientos en el rubro, hacia 1913, ni bien fundada la usina de la calle Jujuy (hoy sede del Museo y Centro Cultural), denominada Empresa Eléctrica “9 de Julio”, fue llamado para integrar su personal. Ulteriormente fue operador en un cinematógrafo y trabajó en la usina de la localidad de Patricios.

Independizado laboralmente, realizó varias instalaciones eléctricas particulares, en el templo parroquial y en las noches de corsos en 9 de Julio. Naturalizado argentino el 16 de mayo de 1925, en sus documentos versaba de profesión “electricista”.

Logró forjarse un capital que le permitió adquirir maquinarias agrícolas. Falleció en esta ciudad, el 18 de octubre de 1952. En el cementerio local descansa en un sepulcro que guarda sus despejos junto a los de su esposa y de algunos de sus hijos.

NOTA
(1) Anécdota narrada por su hija, Ángela B. de Fernández, en una entrevista realizada en julio de 2002.

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