Mons. Torrado Mosconi: “en medio de la noche que
vive hoy la humanidad, brilla una luz de esperanza”
En la noche del jueves último, en la Iglesia Catedral Santo Domingo de Guzmán, tuvo lugar la celebración de la Santa Misa de la vigilia de Navidad, la cual fue presidida por el Obispo de la Diócesis, monseñor Ariel Torrado Mosconi. Debido a la situación sanitaria actual, pudo asistir personalmente a esta liturgia un grupo reducido de feligreses; no obstante, se realizó la habitual transmisión en directo a través de las redes sociales.
El principal signo de esta celebración es la adoración del Niño Dios, un gesto que la tradición de la Iglesia Católica conserva (como reflejo del mismo acto que dos milenios atrás tuvieron los Magos) y que consiste en el beso sobre una imagen que, el celebrante, presenta a los fieles. En consonancia con las medidas implemen- tadas en este año, para evitar el contagio de COVID-19, la adoración del Niño se efectuó de manera distinta, sin que los fieles deban tomar contacto con la imagen ni entre sí.
En su homilía, el Obispo diocesano, recordó que “en esta noche nace nuestra esperanza, nace el Niño Dios”. Al mismo tiempo, exhortó a los fieles a tener la esperanza puesta en Jesús que es “el consuelo en medio de la noche que nos toca vivir a toda la humanidad a raíz de la pandemia, un tiempo de enfermedad y de muerte”.
“Vivimos –añadió- la soledad, la imposibilidad de acercarnos a nuestros seres más queridos, nuestros afectos. Hemos vivido la noche de la incertidumbre por la situación de cuarentena, porque muchas personas han perdido su trabajo, su sustento. La situación social y la realidad de nuestro país y del mundo entero nos lleva a tener tanto dolor y tanta angustia”.
En el mismo sentido, subrayó que “en medio de esta noche, que vive nuestra familia, nuestra comunidad nuevejuliense, el mundo entero, hoy brilla una luz que viene a traernos el consuelo, la paz y la esperanza”.
“Solamente Jesús puede salvarnos de esta situación de incertidumbre”, dijo.
Monseñor Torrado Mosconi invitó a contemplar “la realidad del pesebre de Belén, lo que ha sido para aquellos jóvenes padres, María y José, quienes en medio de la incertidumbre de esa noche en que no sabían que podía sucederle a ese niño, confiaron en el poder de Dios, Padre amoroso”. “Estamos celebrando el nacimiento de Jesús, Aquel que nos salva del pecado, de la muerte y del mal, quien nos trae la esperanza, la alegría y la paz”, sostuvo el obispo.
