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jueves, marzo 28, 2024

La pobreza en Argentina aumentará del 35,6 % al 40,2 %

El costo de la guerra con el Covid-19 en Argentina no solo será el lamentable saldo de más de 32 mil víctimas sino el aumento de los niveles de pobreza, que en un corto período pasará del 35,6 % al 40,2 %, mientras que la indigencia en las calles subirá de 7,7 % a 10,8 %.

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Así lo informó el representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Pedro Furtado de Oliveira, al comentar el estudio “Covid-19 en Argentina: impacto socioeconómico y ambiental” que elaboró la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La investigación revela que la paralización de actividades económicas no esenciales como el comercio, turismo y otros, producto del aislamiento social, generará hacia finales del año 2020, una pérdida de empleos entre los 750 mil y 852 mil.

“El informe arroja una imagen alarmante y preocupante del impacto socioeconómico de la pandemia en el país”, advierte Roberto Valent, representante de la ONU en Argentina.

De todos los grupos vulnerables, los niños serán los más afectados con niveles de pobreza que superarán el 58 %, mientras que un 16,3 % serán pobres extremos.

En este escenario de crisis, la Relatoría Especial del Derecho a la Alimentación de la ONU exhorta al gobierno argentino a adoptar todas las medidas para asegurar que los medios de subsistencia de la población no se vean afectados por la pérdida del poder adquisitivo de la población y el aumento del precio de los alimentos.

Una recomendación que no solo implica atención para la población en situación de vulnerabilidad sino para la clase media argentina, entre los cuales se encuentran las familias que cayeron por debajo de la línea de la pobreza en la crisis financiera del 2001.

El estudio revela además que a la fecha unos 11 millones de argentinos reciben asistencia alimentaria, lo cual implica unos tres millones más de personas que antes del inicio de la pandemia del coronavirus.

Esta situación no es exclusiva de Argentina. Solo en España, se forman colas kilométricas de personas alrededor de los locales de la Federación Española de Banco de Alimentos (FESBAL) y parroquias en busca de recibir una ración de productos donados por las empresas y otras organizaciones.

Con más de 3 millones de personas sin empleo desde el inicio de la epidemia, cada vez más son las personas que requieren de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

En ocasiones se recibe una bolsa de pan, una fruta, un yogurt y una comida enlatada. Una dieta que saciará el hambre por el momento, pero que traerá consecuencias en el futuro de la persona.

“La carencia de vitaminas y proteínas que solo están presentes en ciertos alimentos como las carnes, la leche, huevos y el pescado, pueden provocar fatiga, así como infecciones, desórdenes metabólicos y trastornos emocionales”, argumenta Claudia Rodríguez, editora en Salud y Bienestar del portal web GuíaDeSuplementos.es.

A juicio de la conocedora el efecto a largo plazo será que la fatiga se manifestará con síntomas físicos como mareos y malestar general seguido por alteraciones psicológicas como problemas para concentrarse y sentimientos de tristeza y apatía.

 

 

 

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