Los pasos de la pandemia
Voy buscando…
dejo libre a mis pasos
que en medio del horror
andan como sabiendo
y recorren sitio a sitio,
calmos, firmes,
lugares perdidos.
No puedo saber dónde,
ni en qué lugar dejaran de andar,
pero ellos –mis pasos- van.
Dicen desde los poderes
que deben estar guardados quietos,
pues, son prisioneros de un mal
que enferma y mata
sin piedad a los viejos.
Cómo hago para pararlos?
Cómo hace mi vejez para detenerlos?
Es imposible ya, han echado a andar
y no hay nada que los regrese.
Puedo verlos, sentirlos, claro.
Andan, van sin temor, vivos!
Sin ninguna duda de un encuentro
de un seguro tiempo…
Lo palpo aunque con temor:
A no llegar, a no resistir.
Ellos- mis pasos- avanzan
en plena pandemia,
en pleno toque de queda,
en pleno suelo plagado de peste.
No sé que ven, pero caminan
Cruzan la ciudad, van a los barrios
allí donde está el poncho del diablo.
Miro eso y temo, son vulnerables.
No tienen ‘’adentro» para quedarse
Están ahí, todos, todes,
Los niñxs juegan con barro.
Militantes del ‘’Evita»
los entretienen y los asisten con comida.
Nadie usa una mascarilla
no hay alcohol en gel..
ni siquiera agua potable…
Mis pasos obstinados no lo conciben,
se mueven lentos, confiados,
pisan sin miedo…
hasta que los compañeros
vienen por mi
con brazos extendidos.
Yo, muerto de miedo
insisto en salir de ese espanto
pero -mis pasos-, ahí se quedaron.
Miguel Longarini
29-03-2020.
