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jueves, abril 18, 2024

A la memoria del Padre Alfonso Gil

[18 de agosto de 2011] Despedir a una persona querida no es fácil y este año, los integrantes del grupo de liturgia del Colegio San Agustín despedimos dos veces al Padre Alfonso: en febrero, cuando se radicó en Buenos Aires, y en agosto, cuando partió a la Casa del Padre.

La primera vez sentimos que nos quedábamos solos, aunque él dijo que vendría a visitarnos, y así lo hizo. El segundo adiós nos llenó de pena pero también de esperanza y  no  sólo porque tenemos la certeza de que está muy bien Allá, sino también por lo que nos dijo en la Misa de despedida: “Mis amigos son mis amigos PARA SIEMPRE”. Y lo dijo con el énfasis que usaba sólo para las cosas importantes, por eso ahora sabemos que nos guía y acompaña personalmente desde el Cielo.

Todos lo quisimos, lo admiramos, lo respetamos y hoy guardamos en el corazón sus enseñanzas y su ejemplo: “su legado”, del cual hoy queremos recordar especialmente algunos aspectos:

Su inteligencia superior, que él supo poner al servicio de la Verdad. Esa Verdad que primero buscó y luego transmitió con una sorpresa casi inocente, producto de su profunda reflexión; logró encarnar el “ser como niños” al dejarse sorprender y admirar continuamente por las maravillas de la Creación.

Su discreción y constancia para acompañar los enfermos, a los débiles, a los tristes, siempre con sencillez y humildad.

Su trato afable y su sonrisa sincera y acogedora, siempre disponibles para todo el que se le acercara, ya fuese amigo, simple conocido o desconocido.

Su preocupación por las necesidades de la ciudad, que lo llevó a cosechar amigos por todos los rincones de 9 de Julio.

Su prodigiosa memoria, que él se ocupó de ejercitar, no sólo con sus múltiples conocimientos abstractos, sino también con nuestros nombres, direcciones, preocupaciones, situaciones familiares, fechas de cumpleaños… Era su manera de decirnos lo valiosos que somos, porque sabía y vivía eso de que cada uno de nosotros es “imagen y semejanza” de Dios.

Su preocupación e interés por el grupo de liturgia; sus enseñanzas acerca de la importancia de la liturgia en las celebraciones y su benevolencia frente a nuestros errores, siempre alentándonos a dar un paso adelante.

Nuestros corazones está plenos de agradecimiento: al Padre Alfonso por sus enseñanzas, su dedicación, su entrega … y a Dios porque nos permitió conocerlo y ser sus amigos.

EQUIPO DE LITURGIA DEL INSTITUTO MARIANISTA SAN AGUSTÍN

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