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Escriben de lectores: «El Patriarca cumplió 90 años»

[18 de agosto de 2011] Raúl Alberca, aquel que conocí en su casa el 10 de octubre de 2006; es el mismo que el 8 del cte. cumplió 90 años y que con ese motivo y por el cariño entrañable que supo ganarse, el Conjunto Teatral «Patricios Unido de Pie» bajo la conducción e inspiración de la talentosa doctora Mabel Hayes, y con el invalorable auspicio del vecindario; hicieran posible que el 21 de este mes, Patricios festejara su onomástico en una fiesta inolvidable.

Nunca hubiese imaginado que aquel día, el destino me estaba haciendo  semejante regalo al haberlo conocido, ni tampoco, que habría de incorporarlo a mis sentimientos como lo hice. A su pedido, su casa fue la mía y la visité muchas veces también con mi familia. Su influencia ha sido tan grande, que siempre todos queremos volver. Juntos y de su mano, hemos conocido y aprendido a querer a Patricios y a su Gente. Contagiado por ese amor a su terruño, que lleva incorporado en el alma, quise comprometerme y a la vez, mostrarle que yo también ya lo sentía como propio y, lo hice, asociándome con mi nietita de 3 años entonces, a los clubes «Atlético» y «Compañía»- No puedo omitir tampoco que gracias a él, logré ganar amigos para siempre.

Llevados de su mano, concurrimos desde entonces a todas las festividades. Participamos de los centenarios  de la Estación y del Pueblo. De asados populares en la playa ferroviaria: de presentaciones del excelente conjunto teatral «Patricios Unido de Pie». Participamos de un festival organizado en «El Prado». Concurrimos a los festejos de Carnaval; a fiestas de los clubes «Atlético» y «Compañía». Estuvimos presentes cuando con la presencia de periodistas del Centenario Diario EL 9 DE JULIO, Raúl Alberca inauguró en el corazón de su casa; una Sala de Tertulias y Conferencias en la que habitualmente recibe a sus amigos y a la que le instituyó el nombre de su difunto y entrañable amigo Eleodoro Alonso.

Gracias a él, conocí las instalaciones más pormenorizadas de la Estación Ferroviaria, la que es cuidada y conservada como una verdadera reliquia. Sus muebles y accesorios lucen con la  misma frescura que poseían cuando se hallaban en plena tarea. Los aparatos de Telégrafos y Teléfono; la Caja Fuerte; el moblaje y hasta los expedientes de su personal debidamente alineados por abecedario, forman parte de su inventario. También con su compañía, visitamos el Museo Ferroviario que se encuentra instalado en un predio municipal y que otrora fuera Escuela Técnica de «La Fraternidad» para aprendizaje de su personal. Verdadera joya de calidad, que ofrece la imagen de excelencia de aquella institución gremial decana del gremialismo. Esa Escuela Técnica, hoy Museo, por consenso, está al cuidado y administración del hombre que hoy es motivo de la presente nota.

Señora Directora: este personaje que el vecindario ha mitificado como «El Patriarca», acostumbrado a recibir los más variados agasajos por actos de servicio y de solidaridad, y que supo recibir siempre con modestia y naturalidad; sin embargo, en los festejos de sus 90 años, pudo avertirse que las expresiones de cariño recibidas, lo superaron ampliamente y lo llegaron a emocionar.

A riesto de cometer una infidencia, me atrevo a señalar que el día 2 de julio último, Raúl Alberca fue sometido a una doble operación quirúrgica a la vista, que le demandó cuidado intensivo durante varios días. Cabe apuntar también que desde hace muchísimos años, padece de problemas bronquiales que sindican al invierno como a un peor enemigo y que lo obliga a someterse a tratamientos médicos. Sin embargo, el lunes 20, a quince días de aquella operación y con esos antecedentes, resolvió sumarse  al corte de la Ruta 5, dispuesto por la comunidad en señal de protesta por el incumplimiento a la pavimentación de la entrada a Patricios; cuyas gestiones se realizan desde hace muchas décadas sin resultado alguno y, de las cuales, él siempre participó. Sin medir las consecuencias; sin escuchar los pedidos enrarecidos de sus hijas y amigos, soportando un impiadoso frío, hizo conocer su decisión: «No puedo faltar». Como era de esperar, su salud se deterioró notoriamente como es de conocimiento del vecindario.

Aunque estoy seguro que él hubiese deseado mantener el hecho en el anonimato, considero que en homenaje a su cumpleaños, bien vale la pena hacer pública su actitud, que honra al pueblo que supo germinar a tantos grandes hombres por él admirados, y a los que, con su comportamiento, les ha rendido el mejor homenaje. Esto indica, señora Directora, que los idealistas ven al mundo de otra manera y que, abrumado yo por tantos invalorables ejemplos, me siento hoy más que nunca comprometido a redoblar mis esfuerzos para permitirme, por siempre, merecer la confianza que este maestro me ha ofrecido.

Señora Directora: al mismo tiempo que aprovecho la presente para hacerle llegar a los organizadores de esos festejos mis más sinceras felicitaciones, quiero testimoniarle a usted mi agradecimiento por la publicación de la presente y rogarle también, quiera aceptar las seguridades de invalorable consideración. VICTOR H.NUÑEZ- Los Nogales 1368 (1770) Tapìales- Bs.As.

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