22.8 C
Nueve de Julio
martes, octubre 21, 2025

9 de Julio en la encrucijada: expansión territorial y supervivencia en la frontera

Por Héctor José Iaconis.

El proceso de consolidación territorial en la provincia de Buenos Aires durante la segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por la coexistencia de proyectos militares, intereses económicos y experiencias de poblamiento que, en su conjunto, configuraron la compleja trama de la frontera interior. En ese contexto, el pueblo de 9 de Julio —erigido en 1863 bajo la iniciativa del coronel Julio de Vedia— constituyó un enclave de notable significación estratégica, tanto por su ubicación en la línea de avanzada como por su papel en la organización civil del espacio pampeano.

El episodio referido al intento del coronel Nicolás Granada, jefe de la Frontera Oeste, de trasladar la comandancia hacia la laguna La Verde en 1867, se inscribe en el marco de las tensiones propias del proceso de expansión estatal sobre los territorios indígenas. En este artículo nos referiremos a un momento de trascendencia para la historia local: aquel en que las decisiones administrativas y políticas del gobierno nacional se entrelazaron con los intereses y las expectativas de una comunidad en formación.

EL PROYECTO DEL JEFE DE FRONTERA
En 1867, el coronel Nicolás Granada, jefe de la Frontera Oeste, que tenía asiento en el pueblo de 9 de Julio, propuso al gobierno nacional, trasladar la Comandancia a la laguna “La Verde”. Según Granada, con esa medida “asegurarían para la civilización, otras doscientas leguas cuadradas”.
En las inmediaciones del pueblo de Del Valle, en el partido de Bolívar (provincia de Buenos Aires), se encuentra la laguna conocida como “La Verde” o “La Angelita”. El lugar se distingue por la existencia de dos aguadas naturales. Una de ellas, denominada La Angelita o La Verde, llevaba originalmente el nombre mapuche “Llumnlauquen”, que significa “laguna escondida”. Su emplazamiento, rodeado por altos médanos de forma circular que se elevan hasta cinco metros, explica con justeza esa denominación. De fondo franco-arenoso, la laguna se alimenta principalmente de aguas de vertiente, llegando incluso a secarse en períodos de prolongada sequía.
La observación de su valle de inundación permite suponer que, en tiempos pasados, su extensión fue considerablemente mayor hacia el norte. Su nombre actual, “La Verde”, alude al aspecto que le confieren los juncos que brotan en sus orillas y la vegetación flotante que, en determinadas estaciones del año, cubre la superficie con amplios manchones de color verdoso.
Algunos años más tarde, el cacique Andrés Raninqueo estableció allí su asentamiento junto a su tribu, compuesta por más de cuatrocientas personas. En aquel entonces, se le adjudicaron seis leguas cuadradas de tierra: dos en carácter personal y las restantes cuatro destinadas a su comunidad.

UNA CARTA A “LA TRIBUNA”
Ni bien se conoció en Buenos Aires el proyecto del comandante de Frontera, un sector del Ejército que no era adepto a Granada y la prensa manifestaron su descontento. Un suelto de “La Tribuna”, en noviembre de 1867, firmado por “Un vecino”, da a conocer los inconvenientes que conllevada el traslado de la Comandancia, dejando “200 familias abandonadas a los Ranqueles” y “400 leguas de territorio despobladas”.
“Las cartas –afirma- que nos llegan de Buenos Aires nos anuncian que el Gobierno Nacional ha decretado al fin la traslación a la Laguna Verde de las fuerzas que guarnecen el 9 de Julio. Esta medida había sido solicitada hacía tiempo por el coronel Granada, fundándose en que era necesario avanzar la línea de frontera para proteger las poblaciones que se había internado hacia el desierto a veinte leguas a vanguardia de la línea actual”.
“La Laguna Verde se halla situada a nueve leguas al sud del 9 de Julio y dista de Buenos Aires 50 leguas, es decir, dos leguas más que aquel pueblo. Su posición no es punto estratégico de ninguna línea y la colocación allí de la fuerza de reserva, que hoy ocupa el verdadero centro de la frontera Oeste, viene a desorganizar toda base regular de defensa…”, expresa.
Según el autor de la crónica, “la frontera del Centro en su línea actual ocupa un frente de 37 leguas desde el fuerte Junín hasta el fortín Ciudadano; extrema izquierda el primero de la frontera Norte y extrema derecha el segundo de la frontera Sud”; por consiguiente, entiende que “la colocación militar de la reserva de esa línea debe ocupar su centro o sea el término medio de su flanco, buscado la equidistancia de los puntos que tiene que relevar en su servicio ordinario o que dar protección en caso de alarma”.
Probablemente el autor no es apenas un vecinos preocupado por la situación, más bien debía ser un militar o al menos alguien que conocía de cerca la situación de la frontera; pues, con precisión evalúa: “Si en el término medio de esa línea llega a encontrarse un punto que reúna a su situación estratégica, todos los recursos necesario a la conservación y mantenimiento de las fuerzas que han de ocuparlo, está indudablemente designado el campamento general de la reserva”.

LA SITUACION DE 9 DE JULIO
Al referirse a la situación del pueblo de 9 de Julio, erigido apenas cuatro años antes, recuerda que su fundación constituyó “la ocupación de este punto como paso militar de gran transcendencia ha quedado justificada satisfactoriamente y bastaría para hacer la reputación de aquel jefe [el coronel Julio de Vedia], el solo hecho de haber asegurado cuatrocientas leguas de tierra y cerrando las puertas a las invasiones que asolaban en otros tempos los partidos y pueblos del Bragado y 25 de Mayo”.
“Remover –prosigue- la fuerza de este local después de haber radicado valiosos intereses y esparcido familias de pobladores por todas direcciones, para dejar a merced de los barbaron sus vidas y fortunas nos parece no solo impremeditado sino de injustificable temeridad, por no calificarlo de otro modo”.
El escrito de prensa, aunque visiblemente parcial, ofrece un panorama de la contexto local:
“El pueblo de ‘9 de Julio’ –narra- contiene dentro del ejido y sus adyacencias más de cien familias agrícolas. Ningún pueblo de campaña se ha formado en más breve tiempo, ni cuesta menos erogación a los gobiernos, pues no tenemos noticias de gasto ni dádiva alguna oficial en su provecho. De veinticinco a treinta mil fanegas de granos deben recogerse en este año y estaba llamado este partido a hacerse especialmente agricultor por la feracidad de sus tierras y su situación topográfica”.

¿EL DESPRESTIGIO DE GRANADA?
El coronel Nicolás Granada, como hemos referido en otros artículos, promediado la década de 1860, no gozaba de prestigio en el Ejército. El propio fundador de 9 de Julio, Julio de Vedia, el 27 de abril de 1865, cuando había comenzado a correr el rumor acerca de su designación como jefe de la Frontera en su reemplazo, se había anticipado en escribir a su cuñado, Bartolomé Mitre, presidente de la República. Acerca de Granada, decía: “… goza de un descrédito tal por estos mundos, que todo lo que dijera a usted sería poco. Su venida sería una calamidad, no así la del coronel don Esteban García, con cuya sola venida se quedarían todos garantidos”.
En el mismo documento, aducía: “… lo que es más curioso, hasta con la de los indios de Melinao y de Rondeau, que por una especie de intuición natural han pensado, supongo que espontáneamente en el coronel García y así me lo han indicado en uno de esos solemnes y fastidiosos parlamento…”.
Vedia, más adelante, en cartas que intercambiaba con su amigo Miguel Vaschetti manifestaba su disconformidad con el accionar de Granada, teniendo en cuenta las noticias que recibía desde 9 de Julio. En febrero de 1866, decía: “Tengo cartas de varios del Nueve de Julio, todas pintan a ese naciente pueblo como retrocediendo, a causa de las tonteras y malas medidas de Granada”.

Nicolás Granada.

El periódico “La Tribuna” daba a entender que, el proyecto de Granada constituía, en realizar, una forma de “venganza” contra el pueblo de 9 de Julio, con cuya comunidad “se ha encontrado en completa desinteligencia por celos de popularidad”.
“El móvil –adiciona- también que concurre a tal designio es el de propiciarse los favores de unos cuantos hacendados influyentes que han ofrecido cotizarse para contribuir a la realizar de tal proyecto con la cual lleva a cabo bien la especulación de dar importancia a las grandes porciones de tierra que han denunciado y cuyas acciones lograrán vender a buen precio a algunos incautos”.
Granada, con su afán, en lugar de “garantir las vidas y propiedades de todos”, se ocupará con sus fuerzas “de cuidar cuatro o seis estancias, cuyos dueños no han dormido una sola noche en el desierto, dejando abandonado un pueblo con cientos de familias que tendrán que huir el mismos día que la tropa se aleje…”.

PALABRAS FINALES
Esa no fue la única nota de prensa referida al proyecto del traslado de la comandancia de la Frontera Oeste a La Verde que, al final, se vio frustrado.
El examen de la controversia en torno al proyecto impulsado por el coronel Nicolás Granada nos permite advertir la inestabilidad institucional que caracterizó a los espacios de frontera durante la segunda mitad del siglo XIX, así como las disputas jurisdiccionales que emergieron en el proceso de definición de las líneas de defensa y de expansión territorial. Dichas tensiones, no solo respondieron a motivaciones estratégicas sino también a rivalidades personales y a intereses económicos divergentes.
Si damos por cierto que, en efecto, el texto publicado en “La Tribuna” provenía de la pluma de un vecino del pueblo de 9 de Julio, queda claro que la oposición al traslado de la comandancia no era únicamente una reacción ante un hecho administrativo, sino la manifestación de un principio más profundo: la defensa de un espacio construido por el esfuerzo común y, en cierto modo, legitimado por el trabajo y la permanencia de sus habitantes.

BIBLIOGRAFIA
– “La Tribuna”, año XV, n° 4139, Buenos Aires, 18 y 19 de noviembre de 1867.
– Argentina. Ministerio de Guerra y Marina. Memoria presentada por el Ministro de Estado del Departamento de Guerra y Marina al Congreso Nacional en 1866. Buenos Aires: Imprenta del “Comercio del Plata,” 1866.
– Landa, Carlos, Emanuel Montanari, Facundo Gómez Romero, Jimena Doval, Jerónimo Angueyra, Alejandra Raies, Marina Smith, Gastón Scalfaro, Sara Mancilla, Astrid Rearte, Graciela Risez, María Celeste Vasiceck, Matías Ramiro Sumavil, Matías Kalina, Patricia Hernandes, Micaela del Campo, Alejandro Ravazzola y Graciela Waks. “Un abordaje transdisciplinar del espacio fronterizo de Bolívar, 25 de Mayo y Tapalqué (1864–1876). Primeros resultados sobre ubicación de fuertes y fortines.” En XVIII Congreso de Historia de los Pueblos, 380–394. La Plata: AAAPBA, 2022. ISBN 978-987-3692-21-5. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/369378753
– Vita, Buenaventura N. Crónica Vecinal de Nueve de Julio. 1863–1870. La Plata: Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 1938.

Más noticias