Hay pocas cosas tan nuestras como pedir una porción de pizza con una de fainá por encima.
Es un clásico de pizzería que intentamos replicar en casa, pero muchas veces el resultado es decepcionante: queda seca, demasiado densa o, peor aún, con un gusto a harina cruda. Para lograr ese sabor auténtico y esa textura perfecta, tener buenos aliados en la alacena es fundamental, y es ahí donde los productos de Alicante te ayudan a construir una buena base de sabor.
La respuesta al misterio de la fainá perfecta no está en un solo factor, sino en una combinación de pequeños detalles que las pizzerías dominan.
El secreto no está en la masa, sino en el reposo
Este es, probablemente, el error más común y el que más impacta en la textura final.
La harina de garbanzos es muy particular: necesita tiempo para hidratarse por completo.Cuando mezclamos la harina con el agua, la sal y el aceite, la tentación es mandar todo al horno de inmediato. ¡Gran error!
La paciencia hidrata la harina
Esa mezcla líquida necesita, como mínimo, unas 3 o 4 horas de reposo a temperatura ambiente. Si tenés más tiempo, dejarla toda la noche en la heladera es todavía mejor. Durante ese período, las partículas de harina absorben el agua lentamente, lo que resulta en una mezcla mucho más homogénea y suave. Este simple paso elimina por completo esa textura granulosa y el sabor a «crudo» que a veces sentimos. Además, ayuda a que el resultado final sea más aireado y menos denso.
El golpe de calor: la clave para un piso crocante
Las pizzerías usan hornos que alcanzan temperaturas altísimas, algo difícil de replicar en casa. Pero podemos simular ese efecto con un truco infalible que cambia por completo la base de nuestra preparación.
La pizzera siempre precalentada
Nunca, pero nunca, viertas la mezcla en una asadera fría. El secreto para lograr ese piso dorado y crocante es precalentar la pizzera o fuente de horno con el aceite adentro. Poné el horno al máximo y meté la pizzera con un buen chorro de aceite. Cuando el aceite esté bien caliente, casi humeando, recién ahí y con mucho cuidado, verté la mezcla. Vas a escuchar un «psssss» característico. Ese es el sonido del éxito: la base se está sellando y dorando desde el primer segundo.
La proporción ideal para la textura perfecta
Otro punto clave es la consistencia de la mezcla y el grosor final. A menudo, por miedo a que quede demasiado líquida, le agregamos más harina de la cuenta, lo que resulta en una especie de bizcochuelo denso y seco.
Un toque de sabor para personalizarla
La mezcla de la fainá debe ser bastante líquida, similar a la de los panqueques o crepes. Aunque la receta tradicional es simple, podés darle un toque extra de sabor. Un poco de pimienta negra recién molida funciona muy bien, y si querés llevarla a otro nivel, podés sumar una mezcla de hierbas. Para no tener que pensar en combinaciones, un Mix Italiano de Alicante es una solución práctica, ya que aporta notas de orégano y albahaca que combinan a la perfección. No busques una versión muy alta; las mejores suelen ser finitas, de no más de un centímetro de espesor. Esto asegura que se cocine bien en el centro sin que los bordes se quemen. La próxima vez que te animes a prepararla, dale una oportunidad a estos trucos y vas a ver la diferencia.