Por Héctor José Iaconis.
* Inmigrante italiano, arribó a 9 de Julio promediando la década de 1870.
* Fue carpintero de oficio y, con el tiempo, constituyó una de las primeras empresas de pompas fúnebres que funcionaron en la ciudad.
* También desarrolló, y fue pionero en este rubro, un emprendimiento de construcción de nichos que le generó rentabilidad.
* Fue fundador y presidente de la Sociedad Italiana de 9 de Julio.
En los últimos lustros del siglo XIX, en la totalidad del siglo XX y hasta 2001 en que, la Cooperativa Eléctrica y de Servicios “Mariano Moreno” (CEyS), comenzó a prestar el servicio de sepelios por administración propia, coexistieron en 9 de Julio algunas funerarias privadas. Sin dudas, las más recordadas en nuestros días fueron Casa Luna, Casa Echeverry-Uriona, Casa Sarti y Sepelios Poratti. Con el surgimiento de los servicios asistenciales solidarios brindados por la CEyS, originalmente, esas empresas quedaron suscriptas a aquel convenio cooperativo.
Desde luego, a lo largo de la historia de 9 de Julio, hubo otras firmas que, como las citadas, pertenecieron a este ámbito empresarial y, al precisar los orígenes del mismo, resulta ineludible el nombre de Francisco Vita. En efecto, fue uno de los pioneros en el desarrollo de ramo, organizando una de las primeras empresas de servicios fúnebres que funcionó en esta ciudad.
Francisco Vita había nacido en Lagonegro el 28 de septiembre de 1854. Era hijo de Buenaventura Vita Palmieri y de María Molinari Agnone, quienes se habían casado el 16 de junio de 1847.
Francisco tuvo otros seis hermanos: Antonio, Salvador, Raquel, Filomena, Nicolás y María de los Dolores. Dos de ellos fueron los primeros en emigrar, Francisco y Nicolás. Algunos años después llegó Salvador quien primero trabajó con sus hermanos en 9 de Julio y, tras retornar a Italia, de regreso a la Argentina se radicó en Carlos Casares fundando también una empresa de servicios fúnebres que aún perdura en esa ciudad.
Junto a Francisco, también proveniente de Lagonegro, habría arribado a la Argentina, Felix Cavaliere, quien se radicó en Bragado, logrando una notable posición en aquella comunidad.

EN 9 DE JULIO
Radicado en 9 de Julio promediando la década de 1870, vivió primero en la avenida Montevideo (hoy Bartolomé Mitre) a pocos metros de la calle Santa Fe. Luego se instaló con su carpintería en la esquina de Bartolomé Mitre y Libertad, donde también, sobre la segunda, en la parcela aledaña, poseyó su casa.
Fue uno de los primeros, en 9 de Julio, en organizar una empresa de pompas fúnebres que perduró hasta las postrimerías de la década de 1920, con un servicio de carruajes también extendido para casamientos, bautismos y paseos. Vita proveía también todos los accesorios funerarios para el armado de la capilla ardiente y la inhumación.
En 1880 concibió un proyecto, negocio en el que también incursionó el periodista Antonio Millán, que consistía en la edificación de nichos, cuando aún no existían construcciones de este tipo en el cementerio local, ni mucho menos mausoleos o monumentos análogos. De esta manera, permitió acceder a las familias más pudientes de un medio hasta entonces inexistente, que le distinguía de los estratos sociales interiores que solamente podían acceder a sepultar a sus muertos en una fosa. La segunda mitad del siglo XIX marcó el albor de la industria funeraria en las principales metrópolis del mundo occidental. Las casas mortuorias asumieron la responsabilidad del tratamiento del cuerpo del difunto, la preparación y la gestión de los pormenores concernientes a la cremación o inhumación, según dictara la postrera voluntad del muerto o el sentir de sus deudos.
No obstante la secularización de los cementerios y el traslado de los sepelios a espacios públicos, la diferenciación social en la muerte no solo perduró, sino que cobró nuevos bríos. La capacidad de costear honras fúnebres suntuosas, las denominadas «pompas fúnebres», de sepulcros o mausoleos de primorosa labra o nichos de exquisita factura, así como la inclusión de grupos selectos en los cortejos fúnebres, continuaron siendo prerrogativas dictadas por la fortuna. La erección de «sepulcros superficiales de elaborada traza como ostentación material de su alcurnia» en los cementerios constituye testimonio elocuente de esta continuidad. Ello revela que, aun cuando la autoridad eclesiástica menguó su dominio sobre los cementerios y la gestión de las partidas de defunción o licencias de inhumación, especiamente tras la creación del Registro Civil, la riqueza se alzó como nuevo árbitro de la jerarquización social en la muerte. Los cementerios se transmutaron en nuevos escenarios para la representación social y la perpetuación de las distinciones estamentales, evidenciando que la necesidad humana de significar las clases sociales trasciende los linderos de la vida, adaptándose a las nuevas estructuras y realidades económicas.
En la primera década del siglo XX, la Municipalidad de 9 de Julio comenzó a tomar el control de la explotación y, prontamente, también la exclusividad para la construcción de nicheras de uso colectivo, echando por tierra el emprendiendo de estos vecinos, entre quienes se hallaba Vita.
En 1926, probablemente ya pensando en retirarse de la actividad, Vita le ofreció al intendente municipal Florentino Valenzuela, devolver algunos terrenos que tenía otorgados a perpetuidad desde 1909 en el cementerio local, parcelas que poseían una ubicación inmejorable, de acuerdo con la disposición del antiguo cementerio. A cambio, le solicitaba se le otorguen tantos nichos municipalidad hasta cubrir el importe del terreno, cuyo precio pretendía tazar con el valor que correspondía al uso de bóveda (el más elevado, según la ordenanza vigente).
Con su cochería, Vita, compitió con la funeraria “La Argentina”, de Epifanio Moreno, que operó a finales del siglo XIX y en las dos primeras décadas del siguiente, con instalaciones en la esquina de Bartolomé Mitre y Entre Ríos (hoy, Arturo Frondizi). Contrastado con el que brindada Vita, el servicio de Moreno era de inferior categoría.

FUNDADOR Y PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ITALIANA
Francisco Vita fue fundador y activo dirigente de la Sociedad “Amistad y Trabajo” de Socorros Mutuos, fundada el 28 de noviembre de 1880. De hecho, integró el grupo de vecinos que, el 7 de noviembre de ese año, se reunió en el café de Giuseppe Valle para organizar una comisión provisoria encargada de dar impulso a esta institución y de redactar su primer estatuto.
Varios años más tarde, su elección como presidente de la comisión directiva de la Sociedad Italiana, en diciembre de 1897, provocó una fractura en la institución. Justamente, con el triunfo de Vita, quienes integraban la lista adversaria, presidida por Geremías Monti, conformaron al año siguiente la Sociedad Italiana «Conte di Torino».
Esa disgregación fue el fruto de un largo conflicto entre los miembros de la entidad, que se había agravado todavía más ante las frágiles condiciones financieras en que la misma había quedado tras la construcción del Teatro “Rossini”.
UNA ANÉCDOTA: ENGAÑADO POR EL PRIMER GERENTE DEL BANCO PROVINCIA
Una, de tantas anécdotas vinculadas con su vida, se remonta a 1886. Para ese año, Vita ya poseía propiedades en alquiler. El primer gerente de la sucursal local del Banco de la Provincia de Buenos Aires, recientemente creada, se acercó el día anterior a la celebración de los comicios que se realizaban ese año, para solicitarle en alquiler un local que tenía en la esquina de Montevideo y Libertad (contiguo a su carpintería), con la finalidad de instalar una cigarrería. El propietario, enseguida, estuvo presto a alquilárselo sin vacilaciones.
En realidad, Vita fue engañado y, en la madrugada del día siguiente, el mismo gerente Calamaro, le pidió que se retire del domicilio porque, en los techos del local, iba a instalar un cantón con hombres armados, los cuales apuntarían hacia el atrio de la iglesia donde iba a estar ubicada la mesa receptora de sufragios. Lógicamente, fue esa una elección agitada y violenta, tan típica en esos años.
FIGURA DESTACADA EN LA COMUNIDAD
Además de tratarse de una personalidad reconocida en la colectividad italiana, Francisco Vita, lo fue también en la comunidad de 9 de Julio. Aunque procuró abstenerse de ocupar cargos públicos que le implicaran una identificación política directa, mostró buena disposición toda ver que se le requirió en gestiones vinculadas con el desarrollo del pueblo. Fueron pocas las veces que se le vio militando en un cuadro político. En 1895 conformó el comité de la Unión Local, presidido por Nicolás L. Robbio, al cual habían adherido varios comerciantes locales con el objetivo de hallar una concordancia.
El 17 de enero de 1885, la autoridad municipal lo designó como miembro de una Comisión de Vecinos destinada a la administración y protección de la Banda Infantil que se encontraba funcionando desde hacía poco tiempo. Presidida por el comerciante Juan Sáez, la integraron también el mayor Estevan Sayavedra, Ismael Justo y Abelardo B. Parodi. Desafortunamente, esta agrupación tuvo escasa existencia, pues por disidencias entre los integrantes, poco menos de un mes después renunciaron algunos de sus miembros, quedando disuelta.
Durante al menos cuarenta años fue convocado por el Concejo Deliberante de 9 de Julio para integrar la nómina de Mayores Contribuyente, en el tratamiento de asuntos que requerían la participación de aquellos. Por citar, en enero de 1927, en el contexto de la sanción de la primera ordenanza sobre pavimentación de las calles de la ciudad, impulsada por el intendente municipal Ramón N. Poratti, quien nos ocupa participó como Mayor Contribuyente.

SU FAMILIA
Contrajo matrimonio en la parroquia de Santo Domingo de 9 de Julio, el 31 de diciembre de 1881 con Celestina Anunciada Magnoni (nacida en Dervio, Italia, el 30 de mayo de 1862), hija de Noé Magnoni y de Dominga Catalina Balbiani Paruzzi.
De esa unión nacieron siete hijos: María Dolores, nacida el 3 de enero de 1883 y fallecida a los pocos meses; Buenaventura Noé, nacido el 22 de junio de 1884 (primer historiador de 9 de Julio); Noé Salvador, nacido el 28 de febrero de 1886, muerto en plena infancia; María Dolores, nacida el 17 de julio de 1888, quien contrajo matrimonio con Antonio Luchini; Dominga Filomena, nacida el 11 de febrero de 1893, quien casó en Fermín Eusebio Ibarra; Nicolás Alejandro, nacido el 18 de octubre de 1890 y fallecido también en la infancia; Noé Nicolás, nacido el 8 de julio de 1897, prestigioso letrado, cofundador del Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Mercedes, quien estableció su hogar en esa ciudad.

PALABRAS FINALES
Francisco Vita falleció en 9 de Julio el 31 de julio de 1938. Su nombre ha quedado vinculado a la historia del servicio de sepelios y de una de las funerarias que lo prestaron en esta ciudad. No obstante, desde hace casi medio siglo, los servicios asistenciales solidarios cooperativos transformaron este rubro, ofreciendo una prestación equitativa a todos los asociados, sin distinción de clases. De esta manera, se consiguió quebrar un modelo antiguo de clasificación social del funeral, tan enraizado en aquellas antiguas empresas.